Todo parec?a indicar que una fractura de un dedo no iba a impedir volver a Marc M?rquez a las pistas muy r?pidamente. Y no solo ha sido una ausencia de una carrera, si no que ser?n dos. De momento. ?Hasta cu?ndo?

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No soy nadie para poner en duda los argumentos que se han dado para explicar su baja también en Austin. Ahora, al menos, a diferencia de los oscuros tiempos anteriores, la gesti?n de su comunicaci?n es transparente.

Pero las lesiones de este piloto siempre estuvieron rodeadas de tanto misterio, de tantos silencios e inc?gnitas que siempre dejan un halo de duda en el ambiente que tardar? en desaparecer, por bien que estén tutelando ahora su trayectoria.

Siempre me pareci? muy rocambolesca aquella historia del brazo que se volvi? a romper “al cerrar una ventana”, por muy cierta que fuera. Y no me dir?n que ahora lo del dedo, sin ponerlo en duda por supuesto, es cuanto menos inusual y m?s cuando hablamos de un deporte donde los pilotos corren casi al d?a siguiente de haberse petado una clav?cula…

Pero, claro, hay tantas coincidencias que le ponen a uno la mosca detr?s de la oreja.

Que M?rquez abordaba esta temporada plet?rico de ilusi?n es incuestionable. Que en Portimao volvimos a ver destellos del MM93 genuino, también. Pero vino la ca?da que se produjo no s?lo por su habitual estilo agresivo. Hay m?s cosas. Y entre ellas la dudosa confianza que todav?a le genera su moto y que le obliga a ir as?, al l?mite, y tal vez, s?, también a “sobre-pilotar”.

Y Marc empieza a desesperarse cuando los cambios que pide, que necesita para su moto, no acaban de llegar nunca. Y su paciencia también tiene un l?mite. ?Qué sentido tiene jugarse el tipo en cada curva a la espera de algo que no llega?

En la docu-serie “All In” hay un momento que el abuelo de Marc le dice: “?Por qué no lo dejas ya? ?A?n no has ganado bastante?”. Y Marc le responde: “Quiero probarlo una vez m?s, avi. Al menos una”. Y ya lo ha hecho.

Y la Honda con basculante, chasis… la “soluci?n K?lex”… o la l?mpara de Aladino, la f?rmula magistral, la piedra filosofal, la piedra Rossetta, el c?liz de la Alianza, el “elissir d’Amore o el de la eterna juventud, el potenciador milagroso de erecciones, o el crece pelo imparable… no acaba de llegar.

A Marc se le ha agotado la paciencia, y no es capaz como Penélope de seguir tejiendo hasta que llegue un Ulises en forma de moto que parece haber naufragado en el proceloso mar de la incompetencia.

Y si a todo ello le a?adimos el “sainete” de una sanci?n justa, pero saltarina en el calendario, y escurridiza por momentos tras la “suspensi?n” del comité de apelaci?n. Pues, blanco y en botella: llamémosle “dedo”, por decir algo.

Honda necesita a M?rquez. El campeonato, también. Las audiencias de la carrera de Termas cayeron a la mitad en comparaci?n con las de Portimao.

Una MotoGP en transici?n hasta la consolidaci?n de la nueva generaci?n de héroes necesita sus mitos consagrados, porque ya no quedan tantos en pista. Acaso s?lo M?rquez.

Y con su segunda ausencia, ahora en Austin, s? puede que Marc se haya dado un tiempo para curar ese dedo. Pero también le ha dado una vuelta a la clavija para

apretar a Honda para que espabile. Y a los gestores del campeonato para que dejen de mariposear con sanciones de quita y pon. O de momento seguir? de baja.



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