Cambi? la silla de la oficina, las vistas a la Sagrada Familia y la seguridad que da un trabajo fijo y bien pagado por seguir la estela de su pasi?n. El confinamiento supuso un antes y un después para Eli, una italiana que también dej? su pa?s buscando la energ?a, el sol y las palmeras de Barcelona.

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Madre de dos hijos y con una familia que la apoya, opt? por ‘formalizar’ su pasi?n por el atletismo obteniendo el t?tulo de entrenadora y dedicando todo su tiempo a formar a ni?os, ni?as y adultos. En paralelo, corre por todo el mundo y ya suma cientos de carreras de 5km, 10km y 21km.

“Correr da poder -asegura- y es lo que da sentido a mi vida, familia al margen. La pandemia me hizo ver la vida con otros ojos. Me agobiaba en la oficina y eso que era una privilegiada. Ten?a un trabajo y un equipo fant?stico y una localizaci?n maravillosa. Pero soy inquieta y activa. Tomé la decisi?n y ahora soy mucho m?s feliz”.

Desde los nueve a?os tuvo claro que el atletismo era lo suyo. Lo mam? de su padre, practicante de diversos deportes, y fue profesional muchos a?os. “Disfruto con el sufrimiento -reconoce- porque lo bien que te sientes cuando terminas una carrera no te lo proporciona ninguna otra disciplina. Es una droga buena. Tu autoestima crece, te sientes poderosa y con la sensaci?n que puedes con todo. Es impagable”.

Y a?ade que “entreno con muchas mujeres y hombres que conf?an en mi motivaci?n”. Con ella les arrastra a esos lugares que le apasionan, como Lanzarote, donde se siente ella. “Esta isla refleja mi manera de ser. Tan salvaje, tan libre. All? me siento en mi salsa”. Su cuenta de Instagram también es un espejo de lo que es. Seguirla es crecer y poder.

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