Puede que ayer le diese un me gusta a un meme de gatos que su vecino public? en Facebook y esta ma?ana haya recibido una imagen de buenos d?as en el chat de la familia en Whastapp. Quiz? m?s tarde retuitee un v?deo con el extracto de una intervenci?n de un pol?tico en el Congreso y comparta una imagen con un pensamiento positivo en sus stories de Instagram. Depende de su edad, también podr?a llevar a cabo alguna acci?n similar en TikTok en alg?n rato suelto que dedique a mirar la pantalla de su m?vil. Har? todas esas cosas sin plantearse si es un normie, si est? haciendo shitposting, quién es el administrador de esa cuenta de humor tan divertida o cu?nto ha costado el NFT de la ni?a que sonr?e delante de una casa ardiendo. De hecho ?acaso sabe exactamente qué es un NFT y por qué alguien querr?a comprar uno? Bajo la capa superficial de Internet donde opera el grueso de la poblaci?n existe un submundo en el que se mueven los usuarios que generan toda esa terminolog?a y dirigen el cotarro online sin que usted se dé mucha cuenta.
El fen?meno del meme no es tan f?cil de entender aunque sea vital para desentra?ar el porqué de muchas de las cosas que suceden en campos que van desde la pol?tica hasta la salud mental. Una buena gu?a para navegar por la cara B del lenguaje visual que se utiliza en las redes es el libro Memeceno. La era del meme en Internet, que publica ahora la editorial La Caja Books. Coordinado por ?lvaro L. Pajares –que también firma la introducci?n y alguno de los textos– recoge ensayos de autores como Mikel Herr?n, Alba Lafarga, Francisco Martorell Campos, Proyecto UNA, Aitor Gonz?lez y Guillermo Pérez, adem?s de un ep?logo de Luna Miguel.
El volumen surgi? de dos proyectos editoriales que ?lvaro L. Pajares y Daniel Trevi?o –también promotor del libro– enviaron por separado a la editorial. “Ambas propuestas estaban relacionadas directa o indirectamente con la cibercultura y la dimensi?n pol?tica del meme”, explica Ra?l E. Asencio, editor de La Caja Books. “Dado que la creaci?n y difusi?n del meme es horizontal, descentralizada y basada en la reelaboraci?n de un meme anterior, nos pareci? que un libro colectivo era quiz? la mejor manera de trasladar eso mismo a un texto”. El objetivo principal de este trabajo es “Contar la historia de internet a través del meme, que es decir lo mismo que contar nuestra historia m?s reciente a través del producto cultural m?s consumido y codiciado –comenta Asencio– pero también se?alar esa dimensi?n no ingenua del meme”.
La introducci?n del libro, titulada Las edades del meme, sirve para guiar al lector o lectora a través de la biograf?a del meme, cuya primera menci?n en Internet se remonta a 1990, aunque su edad dorada comienza en 2006, un a?o antes de que ?lvaro L. Pajares se empezase a interesar por el tema. “Empecé a ver memes y a guardarlos para ense??rselos a mis amigos en 2007 con Youtube”, dice. Después sigui? con ello en Tuenti y en Facebook, hasta que al llegar Instagram comenz? a hacerlos él mismo y a tom?rselo en serio y a conocer a otras personas que hac?an lo mismo. Se convirti? en lo que se conoce como mememarker en la jerga internauta. “Fue una época de mucha creatividad, de intercambiar ideas, proyectos, colaboraciones y entablar algunas amistades que a?n mantengo. Lo recuerdo como una de las etapas m?s bonitas de mi vida”, sostiene. El 9 de enero de 2022 public? su ?ltimo meme en dicha red social.
Marketing empresarial y pol?ticos memeizados
En su ensayo Apuntes previos para una teor?a del mememaker, Pajares trata aspectos econ?micos que lo conectan con el texto de Patri Di Filippo Meme printer go brrr o c?mo los memes se convirtieron en dinero. “Hablo de la monetizaci?n cada vez m?s acusada de los memes, como por ejemplo a través de los NFTs y las criptomonedas (dogecoin), pero también de las marcas que asumen el shitposting(memes de baja calidad o fotomontajes cutres) y la cultura meme en general como estrategia de marketing”, comenta la autora. Algunas marcas espa?olas que se han subido al carro son Smoking Paper o Jumpers, aunque en su opini?n uno de los ejemplos “m?s sangrantes” de aprovechamiento del formato para la promoci?n es la cuenta de Twitter de la Polic?a Nacional, que empez? a funcionar sobre 2014.
Adem?s, Di Filippo escribe sobre lo que se conoce como ‘capitalismo cognitivo’, un concepto que ella explica como “un paradigma de acumulaci?n econ?mica basado en la creaci?n de conocimientos en red donde el valor del trabajo coincide cada vez m?s con el valor de la vida”. Eso hace que los perfiles personales en las redes sociales sean como curr?culums vitae que se actualizan cada d?a, ya que un like puede suponer el comienzo de una relaci?n laboral. “Me parece muy estimulante haber podido asistir al nacimiento de una nueva forma de comunicaci?n humana, y poder seguir su desarrollo”, comenta. “Alguna vez he dicho, y lo digo en serio, que me gustar?a seguir viva dentro de 150 a?os solo para poder ver qué pasar? con los memes, c?mo los usaremos, c?mo ser?n”, formula.
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pic.twitter.com/bmD9nyr92XSu compa?ero de ensayo ?lvaro L. Pajares tiene una opini?n opuesta: “No creo que los pol?ticos de derechas tengan m?s capacidad para ser memeizados. De hecho el germen de los memes pol?ticos en Espa?a fueron los edits de Pablo Iglesias en La Sexta Noche vacilando a Eduardo Inda”. Pero s? matiza que “claramente, hay algo ah? actualmente que permite a la derecha posicionarse como irreverente y chisporroteante, mientras que la izquierda parece inflexible y gru?ona. Creo que esto tiene que ver con un momento y un clima pol?tico”.
— Carl Winslow (@CarlWinslou) 24 de enero de 2023
Los memes que se publican en las dos cuentas mencionadas, aunque hay muchas m?s, se pueden leer de manera par?dica o crédula. ?De qué depende? “Yo creo que del tipo de afirmaci?n”, afirma Arnanz. “Hay una variable, de la que no hablo en el art?culo porque s?lo llevo viéndola desde hace un a?o, que consiste en frases razonadas y sin iron?a que aportan validaci?n externa a lo que nos sucede cuando tenemos un ataque de ansiedad”, dice.
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