Un an?lisis de sangre puede determinar si el organismo humano tiene uno o m?s ?rganos internos envejecidos prematuramente y orientar los posibles tratamientos preventivos. Prote?nas presentes en el plasma sangu?neo proporcionan informaci?n significativa sobre la edad biol?gica de cada ?rgano.

Los estudios en animales muestran que el envejecimiento var?a entre individuos y entre ?rganos dentro de un individuo, pero hasta ahora se desconoc?a si esto ocurre también en los humanos y lo que supondr?a para las enfermedades relacionadas con la edad.

Una nueva investigaci?n ha descubierto que un an?lisis de sangre puede revelar la edad de nuestros ?rganos y que el 20 por ciento de las personas tiene al menos un ?rgano envejecido prematuramente.

Estos datos se han obtenido estudiando las proporciones de determinadas prote?nas en la sangre: revelan también que el hecho de tener un ?rgano envejecido prematuramente aumenta hasta en un 50 por ciento el riesgo de desarrollar una enfermedad espec?fica de un ?rgano o de morir a causa de ella, seg?n informa el equipo autor de esta investigaci?n en un art?culo publicado en “Nature”.

Nueva aproximaci?n

Hasta ahora la edad de cada uno de los ?rganos de nuestro cuerpo s?lo pod?a determinarse mediante muestras complejas de tejido. Pero esto es lo que cambiado con la nueva investigaci?n.

Cient?ficos de la de la Universidad de Stanford, dirigidos por Tony Wyss-Coray, han desarrollado un método para determinar la edad de once ?rganos diferentes de nuestro cuerpo bas?ndose ?nicamente en una muestra de sangre.

La base de este método es que, a medida que los ?rganos envejecen, también cambia su actividad genética y, por tanto, la producci?n de determinadas prote?nas.

Partiendo de esta premisa, los autores de esta investigaci?n comprobaron que la cuantificaci?n de estas prote?nas espec?ficas de ?rganos en el plasma sangu?neo proporciona informaci?n significativa sobre el envejecimiento de cada ?rgano.

Para su estudio, los investigadores determinaron primero el contenido de 4.979 prote?nas diferentes en muestras de sangre de 1.400 sujetos sanos de mediana edad y mayores. Luego determinaron qué prote?nas proven?an de qué ?rganos. En total, el equipo identific? 858 prote?nas espec?ficas de ?rganos en la sangre humana.

Apoyo de la IA

En el siguiente paso, los cient?ficos utilizaron Inteligencia Artificial (IA) y la entrenaron para reconocer diferencias espec?ficas de edad en las cantidades de distintas prote?nas org?nicas.

Se centraron en ?rganos cuyas contribuciones a las enfermedades relacionadas con la edad han sido bien estudiadas: el coraz?n, los pulmones, los ri?ones, el h?gado, los m?sculos, el p?ncreas, el cerebro, los vasos sangu?neos, los m?sculos, el sistema inmunol?gico y el tejido adiposo.

A continuaci?n, el equipo utiliz? esta IA entrenada para reconocer diferencias relacionadas con la edad y determinar el envejecimiento de cada uno de los ?rganos de otras 4.000 personas utilizando valores sangu?neos.

Datos reveladores

Los datos obtenidos confirman que los 11 ?rganos principales de nuestro organismo pueden estar sujetos a un envejecimiento "acelerado", definido por los niveles de ciertas prote?nas en la sangre, y que la edad espec?fica de un ?rgano puede diferir significativamente tanto entre personas de la misma edad como entre diferentes ?rganos.

La constataci?n es incluso muy espec?fica: existe en nuestro organismo un rango de envejecimiento prematuro que puede considerarse normal, sin consecuencias, pero también puede suceder que ese envejecimiento se aleje en ?rganos concretos de esos par?metros entre las personas de la misma edad.

Del total de personas analizadas en esta investigaci?n, los investigadores pudieron comprobar que casi el 20 por ciento de los mayores de 50 a?os tienen al menos un ?rgano que est? significativamente m?s envejecido que el resto del cuerpo. Y que una de cada 60 personas tiene incluso dos ?rganos envejecidos prematuramente.

Las diferencias surgen cu?ndo se analiza qué ?rganos est?n afectados por el envejecimiento prematuro: alrededor del dos por ciento de las personas muestran estos s?ntomas en el coraz?n, con a?os de diferencia respecto a la edad que deber?a tener, mientras que en otras se ven afectados los ri?ones, los pulmones o incluso el sistema vascular, sin que se sepa muy bien la explicaci?n de estos matices.

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Un médico extrae sangre a un paciente para hacer an?lisis.
EFE
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Consecuencias

Con estos datos en la mano, y bas?ndose también en el historial médico de los participantes en la muestra, los investigadores comprobaron que las personas con uno o m?s ?rganos envejecidos prematuramente tienen un mayor riesgo de desarrollar una enfermedad espec?fica de esos ?rganos en los pr?ximos 15 a?os.

En estos casos, el riesgo de muerte prematura también aumenta entre un 20 y un 50 por ciento, seg?n determin? el equipo.

Eso significa, por ejemplo, que las personas con corazones envejecidos prematuramente tienen dos veces y media m?s probabilidades de morir de una enfermedad card?aca que las personas con corazones de edad normal.

En el caso del cerebro, si envejece prematuramente, existe un riesgo 1,8 veces mayor de desarrollar demencia en los pr?ximos cinco a?os.

Los investigadores indican que lo mismo se aplica a los vasos envejecidos. También existen conexiones muy claras entre los ri?ones muy envejecidos y la presi?n arterial alta y la diabetes.

Oportunidad médica

Los autores de esta investigaci?n consideran que un an?lisis de sangre de este tipo abre nuevas posibilidades para identificar antes los riesgos de enfermedades y tomar contramedidas a tiempo (como cambios en los modos de vida), aunque este método todav?a deber?a probarse en grupos m?s numerosos de personas para validar ampliamente los resultados de este primer trabajo.

También reconocen que el método deber?a simplificarse en lo posible para abaratar el costo de su aplicaci?n y convertirlo en habitual en la pr?ctica cl?nica. Los resultados de su investigaci?n se publican en la revista Nature.

Referencia

Organ aging signatures in the plasma proteome track health and disease. Hamilton Se-Hwee Oh et al. Nature, volume 624, pages164–172 (2023). DOI:https://doi.org/10.1038/s41586-023-06802-1



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