La carta del restaurante ciclista se abre a partir de ahora con unos platos cocinados de forma exquisita y con aspiraciones a ganarse alguna estrella Michel?n. Hay primeros, segundos y postre hasta que llegue la gran comilona del Giro, ya a partir de mayo, y con ingredientes magn?ficos y hasta un men? con precio cerrado (incluyendo hasta la cerveza de la Amstel Gold Race) que se denomina las cl?sicas de las Ardenas, que se abre precisamente con la carrera neerlandesa y que se cierra el 21 de abril con la Lieja-Basto?a-Lieja tras el aperitivo de la Flecha Valona.

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Termina la Volta pero todav?a sigue habiendo hambre de ciclismo y por eso el restaurante de competici?n prepara propuestas culinarias de lo m?s interesante porque en esos ingredientes, si como tales se consideran a los ciclistas participantes, todav?a faltan algunos que deben actuar después de haberlo hecho Tadej Pogacar en la Volta; tienen que regresar a la cocina otra vez corredores como Jonas Vingegaard, Primoz Roglic y Remco Evenepoel, ah? es nada, que quieren probar las recetas vascas sent?ndose en la mesa de la Itzulia, justo el Lunes de Pascua y un d?a después de que se abran las terrazas belgas, en el Tour de Flandes, el pr?ximo domingo, con los aficionados tratando de impulsar a su plato estrella, Wout van Aert, frente a la propuesta extranjera, aunque viva en el pa?s, de la mano de Mathieu van der Poel.

Pasada la Semana Santa la carta de los restaurantes del ciclismo viven una temporada gourmet especial con las mejores cl?sicas, con la Par?s-Roubaix. Aqu?, precisamente, ya que se cita la cocina, existe un restaurante, de los de verdad, que se llama L’Arbre y que se ubica justo en la curva por donde salen los corredores tras la lucha tit?nica con los adoquines del Carrefour de l’Arbre, en la localidad de Gruson. Hay que reservar mesa con a?os de anticipaci?n porque si no es imposible encontrar acomodo el d?a que la Par?s-Roubaix circula por esos parajes. Y no se come nada mal, por cierto, aunque la tarjeta de crédito se ponga de color rojo.

Por eso, una vez cruce el ?ltimo ciclista la l?nea de llegada de Barcelona, en la séptima etapa de la Volta, cuando se baje el tel?n de la prueba catalana, s?lo abra tiempo para que se recupere el est?mago y se pueda hacer un hueco para continuar recibiendo los sensacionales manjares con los que se abre esta primavera ciclista. As? que conviene hacer una buena digesti?n, ponerse en forma y situarse ante el televisor porque ser? imposible pasar hambre de ciclismo.



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