La noticia salt? a media tarde y se convirti? en un hurac?n: Mbappé dejar? el Paris Saint-Germain. No hay que ser un lince para interpretar que la pr?xima temporada jugar? en el Real Madrid, el club que lleva persiguiéndole a?os y a?os, convertido ya casi en una obsesi?n para dirigentes y aficionados madridistas. Y sobre todo, para Florentino Pérez.

Cuando salt? la noticia, muchos barcelonistas intentaron digerirla como lo que en teor?a es: una pésima noticia para el Barça. Si el Madrid ya avanza con paso firme en la Liga (y también parece apuntar lejos en Europa), con tantas bajas, qué ocurrir? cuando cuente con Mbappé. Qué pasar? cuando Bellingham y Mbappé se saluden en el vestuario del Madrid el pr?ximo verano. Para echarse a temblar, pensar?n algunos.

Siempre condenados a ser vasos comunicantes, la teor?a del puente aéreo funcionar? también en este caso: si el Madrid ficha a Mbappé, ?c?mo reaccionar? el Barça? ?Qué conejo de la chistera podr? sacar Laporta?

Tendr? que ser uno muy potente: as? ha ocurrido siempre, desde que el f?tbol es f?tbol, desde que Barça y Madrid son los dos extremos del balanc?n del f?tbol. Cuando Beckham fich? por el Madrid, Laporta firm? a Ronaldinho. La apuesta azulgrana sali? mejor, por cierto.

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Mbappé, ante la Real
CHRISTOPHE PETIT TESSON
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Un par de a?os antes, el Madrid hab?a incorporado a Zidane. El Barça reaccion? fichando a Saviola, al que se vendi? como el 'contracrack', un jugador ideal para contrarrestar el 'efecto Zidane'. No fue as?. Saviola fue un jugador correcto, pero Zidane marc? una época.

Con las cuentas destrozadas, el Camp Nou en obras y el ?nimo barcelonista en horas muy bajas, a Laporta le tocar? elevar la moral de la tropa. Ser? probablemente su gran desaf?o como presidente del Barça. ?C?mo se contrarresta un fichaje como el de Mbappé? ?Merece la pena hipotecarse a?n m?s y jugar la 'carta Haaland'? ?Quiz? apostar por un perfil un poco m?s bajo, tipo Musiala?

No hay respuestas claras. Se trata de un enigma muy complicado de resolver. La pelota estar? en el tejado de Laporta. Y en esa decisi?n no puede equivocarse.



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