El f?tbol es un deporte colectivo. Eso, que es una pura obviedad, debemos recordarlo. M?s a menudo de lo que convendr?a. En momentos de crisis, tendemos a se?alar a los futbolistas de mayor trayectoria o calidad. Les pedimos que marquen la diferencia. Si no lo hacen, les exponemos p?blicamente y les sometemos a la cr?tica. L?gico, por la exigencia en la que se mueven.

Pero, a veces, la mirada debe ser m?s larga. Menos simplista. No a todos los grandes jugadores, en el arranque de una nueva etapa, les basta con su nivel individual para destacar a la altura de lo que consiguieron en otros clubes. Ni pueden alcanzar el list?n que se les reclama si no se les acompa?a como corresponde. Exactamente eso es lo que le ha ocurrido a Ilkay Gündogan, un enorme futbolista de contexto, que precisa del grupo para explotar sus virtudes.

Es curioso, el interior alem?n dobla los d?gitos de goles y asistencias que presentaba en el City campe?n de Europa a estas mismas alturas del curso. Firma ya 5 dianas y 9 pases de gol. Un dato tremendo, sorprendente para muchos, que si no fuera porque el Barça ha andado metido en esa espiral de malos resultados y sensaciones durante tantos meses, ser?a sin?nimo de temporad?n. Tiene mucho mérito.

Porque Gündo, v?ctima directa del agujero en el mediocentro, baj? a la base y se alej? del ?rea, donde su claridad en el ?ltimo pase y su llegada al gol le convierten en un martillo para el rival. A?n as?, desali?ado y fuera de zona, mantuvo el tipo con n?meros de centrocampista grande, hasta que se desmelen? en Vitoria. Cerca del ?rea, como en el City, sin Rodri pero con Christensen. Con guardaespaldas. El contexto del juego, ese gran desconocido.



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