Si un entrenador, el que sea, tiene a Robert Lewandowski en el campo y lo sustituye a veinte de un final por resolver, hay caso. Aqu? y en Lima. No porque el delantero no acate la decisi?n de Xavi, que la acat? con profesionalidad en Gran Canaria; sino porque viene a confirmar las dudas que me asisten, casi desde después del mundial, sobre el estado del polaco y sus causas.

Tras esos primeros meses de ensue?o, cuando firm? casi el doble de goles a estas alturas, ya nunca ha vuelto a ser el mismo. Por m?s que la clave en Las Palmas fuera atacar los espacios, a un Lewy en estado puro no lo quitas. No, salvo que la sensaci?n sea de que no te lo arregla. Esa noche deambul? 70 minutos. Toc? 9 balones y no tir? a puerta. En 10 minutos, Vitor Roque, adem?s de marrar un gol cantado, tuvo cinco participaciones y remat? dos veces. Un contraste demoledor para quién, con sus 33 goles y 7 asistencias, sostuvo al equipo en el ?ltimo ejercicio.

No parece nada arriesgado decir que sin esos n?meros, el club no podr? lograr objetivos. Robert no s?lo ha perdido gol. También finura en los controles, agilidad en los giros, fiabilidad en las protecciones, velocidad de reacci?n en los remates y claridad en la lectura de las acciones que, en varias ocasiones, ha acabado empeorando. Poco queda, ahora mismo, del ariete que nos deslumbr? a su llegada. Tiene 36 a?os y un contrato hasta el 2026 con sueldo ascendente. ?Mal momento o declive? Le queda a?n media temporada para aclararlo. Si sale cruz, mal. Marr?n para el Barça.



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