Albert Camus, que fue portero, tiene para la historia una frase en la que un personaje principal de los suyos recuerda cuando toc? en la puerta de la desgracia, y el partido de anoche lo perdi? el Barça dejando que la puerta, la porter?a, fuera escenario de dos desgracias que avergüenzan esta etapa tan delicada de la Champions.

Ni el portero estuvo donde ten?a que estar, ni al final su porter?a no fue guardada como es debido por un equipo que ya sab?a, por la experiencia primera, d?nde y c?mo buscaba el gol el equipo contrario. El desastre fue sin paliativos en la primera parte; un equipo juvenil, hasta el veterano era un juvenil, pues Lewandowski ya no vive aqu?, se dej? arrastrar al lado de la derrota en el minuto 1 del partido, pero luego se dej? hacer como si estuviera al mando de chiquillos. El empate fue un ensayo de recuperaci?n que no tuvo efecto real hasta que no entraron en el campo dos ilustres delanteros, Pedri y Lamine Yamal.

Esos dos muchachos animaron al resto de los profesionales, algunos de los cuales, como Christensen, fueron capaces de sacar calidad o vergüenza donde no hab?a ni ensayo ni alegr?a. La trepidante entrada de Guiu, aquel héroe del primer minuto, salv? por un instante la cara del Barcelona, pero de nuevo la maldita desgracia camusiana volvi? a tocar en la puerta sin blindaje de un portero que ayer m?s que un suplente era un ausente.

Perdi? el Barça. Del todo. Y yo me voy llorando por nada.



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