El ‘Dinizismo’ es el término acu?ado en Brasil para resumir la propuesta de juego ofensiva y absolutamente disruptiva del técnico del Fluminense (y ahora también seleccionador brasile?o), Fernando Diniz, y la veneraci?n que su figura y su filosof?a despierta entre la ‘torcida’ del Tricolor carioca.

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Se trata de casi una religi?n, un acto de fe colectivo. Y el ‘Dinizismo’ afronta este s?bado en el m?tico Maracan? (a las 21:00 CET) su prueba de fuego, en el auto catalogado como el partido m?s importante de la historia del Fluminense: la final de la Copa Libertadores 2023, donde intentar? sacudirse del trauma de la final de 2008 contra la LDU, ante un Boca Juniors, que tirar? de épica y de historia para alzar su séptimo cetro continental.

La ant?tesis al juego especulativo

El ‘Dinizismo’ es un camino (no es el ?nico) para recuperar las esencias del f?tbol brasile?o cl?sico: o sea, primar un juego técnico, pl?stico, estéticamente agradable y de concepci?n innegociablemente ofensiva. Pone el futbolista en el centro de las tomas de decisiones, lo empodera, le inyecta confianza en las propias posibilidades (le sacude el miedo a perder y a equivocarse) y le exige una puesta en pr?ctica l?dica,que evoca al juego practicado en los campos de dimensiones reducidas de los barrios pobres o en la playa.

Lo que convierte en ?nico el juego aplicado por Diniz es su ejecuci?n. El pase y el control del juego en la zona de ataque se realiza a partir de una asimetr?a bestial, que dinamita el juego posicional de ocupaci?n de espacios. A la pr?ctica significa decantar la totalidad del equipo hacia el lado donde circula el bal?n en aquel momento para crear superioridad por acumulaci?n de efectivos a través de las triangulaciones.

Una consecuencia obvia es dejar absolutamente despoblado el lado opuesto, con los riesgos que esto supone, si hay una pérdida de bal?n por un mal control, un pase deficiente o una intercepci?n. Es un todo o nada, en una filosof?a que ya ha sido catalogada de suicida.

El ‘Dinizismo’ exige un juego preciosista, que encanta a los propios jugadores y al p?blico, porque nunca hay apat?a ni obviedad. Los partidos son una monta?a rusa de emociones. Cuando todo sale de cara, se alcanza el delirio colectivo, como ocurri? con el 5-1 que le endos? al River Plate en la fase de grupos de esta edici?n de la Libertadores, en el partido que hasta ahora m?s paradigm?tico del técnico paulista.

Diniz no es un insensato que vive de la adrenalina que provoca su juego y que manipula a sus jugadores. Todo lo contrario. Es un humanista que se preocupa por el bienestar de sus jugadores y que huye del paternalismo tan practicado en el f?tbol brasile?o, que acaba impidiendo la progresi?n y el crecimiento personal y profesional del futbolista, porque se le perdona cualquier actitud o error que cometa.Prueba de ello es que mejora todos los futbolistas que est?n bajo su direcci?n.

Siguiendo las consignas de su entrenador, el Fluminense no se arruga nunca, al margen de la trascendencia del partido o el adversario que tenga delante. Esto ha quedado expl?cito durante toda la Libertadores. Y este s?bado, el Tricolor carioca ir? a por su primera Libertadores con af?n. Saldr? a presionar arriba y cuando tenga el bal?n marcar? el ritmo de juego, tomando siempre riesgos, con su asimetr?a que tantos quebraderos de cabeza lleva a sus técnicos rivales para intentar frenar un hurac?n ofensivo que nunca llega por un camino convencional.



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