Tras el cl?sico del pasado s?bado se nos qued? cara de tontos. Qué le vamos a hacer. Los ?ltimos minutos fueron una jarra de agua fr?a. Lo tuvimos a tocar y se lo llev? el Madrid, que solo jug? veinte minutos. Los partidos entre los grandes se deciden por peque?os detalles, por eso que se llama la pegada. Los merengues no hab?an chutado a porter?a antes del minuto 60, pero llegaron dos veces y cerraron un partido que no merecieron ganar, como mucho empatar.

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La conclusi?n en la meseta es clara: ya tienen al nuevo Bal?n de Oro, es Jude Bellingham. Es la suma de Cristiano y Benzema. Situémonos en el s?bado. El jugador inglés marc? un buen gol, no un golazo (este es mi criterio), un chutazo en el que Ter Stegen pudo hacer m?s. El segundo es un gol de chiripa (como dir?a mi padre). Result? decisivo, aunque jug? un partido flojo, si eliminamos las dos acciones decisivas. Eso s?, el inglés est? que se sale, ha hecho un inicio de temporada con tantos goles como partidos. Nadie duda de que es un jugador diferente, un superclase que juega con una elegancia at?pica de un tipo de sus dimensiones.

Pero para m? el MVP, si aislamos el resultado del encuentro, fue otro. Me quedo con el partidazo de Gavi, imperial. Ese peque?ito jugador que ya le gan? el Golden Boy el a?o pasado al del Madrid, para que tengan memoria los que no le recuerden. En el partido, le sec? mientras tuvo esa misi?n, al mismo tiempo que se desplegaba en ataque continuamente con un desempe?o impresionante en una posici?n en que casi no le hab?amos visto. Para Xavi, hoy por hoy, cuando debe decidir las alineaciones, tan solo debe pensar en quiénes son los nueve jugadores que acompa?ar?n al andaluz y a Ter Stegen.

Le hemos visto jugar de falso extremo izquierdo, de interior derecho o izquierdo y el s?bado jugando junto a Gündogan como segundo pivote. Xavi le encomend? pegarse a Bellingham y fue su sombra. Le presion? hasta la extenuaci?n en zona de tres cuartos, en cada ocasi?n que recib?a, sin pr?cticamente hacerle faltas. Tras la entrada de Oriol Romeu, esa marca se modific? y llegar?a el segundo.*

Su intensidad es pegadiza, su coraje forma parte de su liderazgo a su corta edad, que ya nadie le discute. Su estima y defensa por el club es encomiable. Vive los partidos y los postpartidos como un seguidor m?s. Tras el*cl?sico, en pleno campo perdi? la compostura tras el pitido final y asomaron l?grimas en sus da?adas mejillas. Una demostraci?n m?s de su sentimiento culé. Orgullo de tenerle en nuestro equipo es lo que uno siente.

Perder con Gavi es perder con amor propio, con un tipo que nos representa, que nos hace quedarnos tranquilos de que se ha competido hasta el l?mite. No hay un culé m?s culé que él en un terreno de juego. El ideal ser?a competir con once Gavis.



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