La princesa que lleg? este jueves a Oviedo est? a punto de ser mayor de edad. El 31 de octubre le caen 18 casta?as como si las trajera el viento del oto?o. Parece una muchacha de su tiempo pero no podemos asegurarlo: no nos cuenta c?mo piensa ni sabemos c?mo act?a. S?lo nos ense?an fotos suyas, cuidadosamente seleccionadas, de actividades programadas en entornos seguros dentro de espacios protegidos por alto secreto. Salta, repta, estudia, lee mapas, pero ?sale Leonor de su zona de confort?

Lo m?s que cabe decir, cuando no lleva el uniforme de faena ni de gala y se presenta como civil con sus outfits supervisados por la reina Letizia, es que va a la moda, sin detalles poligoneros de los que ha promocionado Rosal?a. Tampoco tiene tatuajes visibles. El abuelo Juan Carlos tiene uno de ancla, como Popeye, y el bisabuelo Juan luc?a dragones en los brazos como un yakuza. Nunca fue rey y siempre marinero fuera de aguas espa?olas en un largo exilio. En cambio, su hijo, varado en el desierto, s?lo viene a Espa?a a navegar.

La monarqu?a, tan antigua, no parece modernizable, pero a Leonor de Borb?n le conviene lograr el ox?moron de "la monarqu?a moderna" porque en ello le va el futuro del negocio familiar, de la empresa hereditaria, del latifundio con palacios y del sueldo con cargo a los presupuestos generales.

La juventud, al tener poco pasado, siempre es contempor?nea aunque la metan en cosas antiguas, como servir en el ejército, jurar bandera y ponerse uniformes pintureros que el pop ha rebajado en r?mbicas pel?culas de acci?n y en fantas?as majorettes a través de desfiles y musicales.

A pesar de la papilla pop, hay gente a la que a?n le excitan esas cosas, personas a las que les gusta todo lo rancio, menos que se lo llames. Hombres y mujeres muy mayores a los que les pone besar banderas y prometer que entregar?n por la patria su vida, ya exigua en a?os y capacidades.

Es m?s f?cil modernizar a los militares que a los militaristas y la monarqu?a que a los mon?rquicos. Ah? hay tarea, Leonor, y lo mejor es ponerse manos a la obra ahora que tiene edad de ser mayor y trabajar, aunque sea sin independizarse de casa.

Podr?a haber otra forma de representar la Jefatura del Estado y la del Ejército Espa?ol y deber?an explorarla, darle una vuelta los que saben. Las formas cambian, los valores permanecen.

Ahora lo m?s castrense para los j?venes no est? en lo militar sino en lo culinario, no en la pista americana sino en la isla de cocina. Se ve en la forma en que ordenan con voz recia, obedecen con prontitud, respetan la jerarqu?a, se tratan por el rango, son disciplinados y viven la tensi?n del fuego real los chefs de los concursos y las series de televisi?n en cuanto se ponen el orgulloso uniforme de la chaquetilla.

?S?, chef!

?Se?or, s?, se?or!

A Leonor no la han matriculado en una escuela de cocina sino en una academia militar, donde ya estudi? su padre, porque no saben modernizar la monarqu?a. En su a?o de juramentos, la princesa que viene a dar premios tiene un sable que la convertir? en oficial, en seguida recibir? un collar de la real orden de Carlos III y jurar? la Constituci?n antes de que la cambien.



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