"Espanya, capital Waterloo", tuite? Josep Maria Alay, hombre de m?xima confianza de Carles Puigdemont, la noche del pasado domingo. Y s?, los resultados del 23-J dejan en manos del exjefe del Govern la gobernabilidad. Pero, por mucho que el PSOE crea que Junts es m?s que Puigdemont, y trate de que el sector pragm?tico le convenza de que una repetici?n electoral es una mala idea, lo cierto es que Puigdemont es m?s que Junts, y que s?lo de él depender? que Pedro S?nchez siga en la Moncloa.

El pulso con Junqueras

La situaci?n procesal del 'expresident' est? en el centro de la partida. "Amnist?a y autodeterminaci?n", insisten los posconvergentes, dispuestos a liderar las negociaciones arropados por ERC y las entidades independentistas con el objetivo de que el precio a S?nchez suba y la responsabilidad del desenlace se comparta. No hay dudas sobre negociar: Junts necesita demostrar que no se conforma con cuestiones competenciales o materiales -traspaso de Rodalies o fin al déficit fiscal-, sino que quiere que S?nchez ceda ante el soberanismo, asumiendo que el 1-O no fue delito y facilitando la celebraci?n de un referéndum sin intervenci?n del Estado. Solo esto, apuntan, supondr?a una verdadera superaci?n a la mesa de di?logo, centrada hasta la fecha en cicatrizar heridas abiertas en 2017.

Las condiciones son de m?ximos y, de saque, inasumibles para el PSOE, pero Junts no se conformar? con 'logros' equiparables a los de los republicanos. Los posconvergentes buscan obtener concesiones m?s altas que los indultos parciales y condicionados a los l?deres del 'procés' juzgados y que la reforma del C?digo Penal, con la vista puesta en las pr?ximas elecciones catalanas. No hay que olvidar que Puigdemont no solo mantiene un duelo con S?nchez, sino que también libra un pulso con Oriol Junqueras.

La persecuci?n pol?tica

La ambici?n de Puigdemont es regresar a Catalu?a sin pisar la c?rcel para dar sentido a su "exilio" y a su batalla judicial en Europa. Niega buscar una soluci?n personal, quiere ir m?s all?, pero una ley de amnist?a -que incluir?a el fin de otras causas pendientes- impacta con la premisa socialista de que todo quede dentro del marco constitucional y genera un intenso debate entre juristas al interpretar que supondr?a encubrir indultos generalizados, prohibidos por ley.

Para esta iniciativa se requiere de una ley org?nica, de la complicidad de la Mesa del Congreso -que ya rechaz? el plan en 2021-, y de mayor?a absoluta. Pol?ticamente tiene mayores implicaciones porque el indulto s? sustenta una responsabilidad, mientras la amnist?a niega el delito, por lo que vendr?a a reconocer que hubo una persecuci?n pol?tica.

Los socialistas admiten que la carpeta de Puigdemont est? sobre la mesa y que tarde o temprano tendr?n que abrirla. A tenor de la necesidad aritmética, de la escasa afectaci?n de los indultos en las urnas y de que S?nchez se garantizar?a el Gobierno, tendr?a margen para apaciguar la tensi?n que implica un pacto PSOE-Junts. En los cuarteles pol?ticos se plantean f?rmulas imaginativas como la reinterpretaci?n del indulto anticipado, aunque sobre papel requiere de un juicio y de una sentencia firme, lo que llevar?a inevitablemente a Puigdemont ante el Supremo.

Tanto PSOE como Junts lo f?an todo a la presi?n. Los posconvergentes esperan que S?nchez mueva ficha para decidir su apoyo y dibujan dos escenarios posibles: bloqueo y repetici?n electoral, pese al riesgo de que se acuse el declive del independentismo, que en cuatro a?os ha perdido nueve diputados en el Congreso y 666.057 votos; o investidura y cuatro a?os con S?nchez sujeto a negociar las principales iniciativas parlamentarias y blandiendo poder e influencia en Madrid ante ERC, por mucho que empataran a esca?os.

La escena europea

También hay una vertiente que pasa por Europa. Puigdemont, erigido como internacionalizador del 'procés', deber? justificar un veto a S?nchez y argumentar que se posiciona junto a la extrema derecha en un contexto en el que Espa?a acapara el foco medi?tico que le brinda ostentar la presidencia del Consejo de la UE. Para Junts es una oportunidad porque creen que el PSOE no puede permitirse una repetici?n electoral que da?ar?a la imagen internacional de S?nchez y lo proyectar?a como un dirigente débil y sin apoyos suficientes.

La posconvergencia quiere ir despacio para hacerse valer, as? que la negociaci?n se augura larga. Septiembre est? marcado en rojo en el calendario por la Diada -donde se volver? a poner a prueba la unidad independentista- y por la decisi?n del juez Pablo Llarena sobre la activaci?n de la orden de detenci?n internacional sobre Puigdemont. Si Puigdemont es extraditado, el escenario se enturbia, pero de ello también depender? que el 'expresident' pueda presentarse a las elecciones europeas de junio de 2024.

El secretario general, Jordi Turull, llam? al cierre de filas y pidi? discreci?n para que el partido permanezca unido y analice pros y contras. Y es que la decisi?n sobre la investidura a S?nchez marcar? cu?l es la identidad que se imprime en las siglas. ERC someter? la decisi?n a votaci?n de la militancia, Junts todav?a no lo anticipa, pero ya hay quien se atreve a reclamar como condici?n para pactar que S?nchez y Puigdemont firmen y se fotograf?en juntos.



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