Querido diario, ha pasado una semana desde que dejé de ser oficialmente presidente de la Juve, pero hace tiempo que noto el vac?o de poder. Me he sorprendido a m? mismo intentando negociarle el precio de un paquete de ravioli a la cajera del s?per para cuadrar la plusval?a; no le ha hecho gracia que a cambio haya querido venderle unos fetuccini de otra tienda.

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Mi compa??a telef?nica me ha rescindido el contrato cuando les he instado a cobrarme una parte de la tarifa sin declarar, que as? gan?bamos todos. Son viejas costumbres: en nuestro club, el blanco y el negro no solo es cosa de la camiseta, sino también de los balances. Y el guardia de tr?fico al que le he ofrecido un bonito obsequio por dejarme pasar en rojo casi me hace tragar el silbato. Pero, a ver, que conste que yo siempre he querido lo mejor para los clubes. Para todos, no solo el m?o. F?jate que en la acusaci?n contra nosotros también aparecen otros equipos. Pero, ?vaya, vaya!, la sanci?n de 15 puntos solo le ha ca?do a la ‘Vecchia Signora’. Nos cogen el teléfono, hacen tratos con nosotros, pero, a la hora de la verdad, la Juve se lo lleva todo, los t?tulos y los castigos. Qué injusticia. Por suerte, fuera de Italia no me faltan amigos. Florentino y Joan, por ejemplo. Con el Barça la cosa viene de lejos. Quién sabe si todo el pastel se descubri? por culpa del intercambio entre Pjanic y Arthur... Ah? te reconozco que nos pasamos de listos. Con lo bien que pintaba la cosa hace algo m?s de un a?o. Nos acab?bamos de inventar una Superliga maravillosa. Pero, por alguna raz?n, no acab? de gustar. Desde entonces, ca?mos en desgracia. La Juve dej? de ganar ligas y ahora nos volvemos a sentir como en 2006, fuera de la élite y con un mont?n de jugadores listos para abandonar el barco. ?Era realmente necesario quitarnos tantos puntos? Si, al ritmo que llev?bamos, después del rapapolvo que nos dio el N?poles, ten?a pinta de que ya los ?bamos a perder nosotros solitos. Porca miseria. Dir?a que a esta Juventus no la reconozco, pero la verdad es que se parece bastante a lo que ha sido toda la vida.



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