Las elecciones generales se presentan como un punto de inflexi?n para Vox. Si las auton?micas y municipales de mayo fueron decisivas para el partido de Santiago Abascal, que med?a si ser?a necesario para los gobiernos del PP o ca?a en la irrelevancia, ganando con claridad la primera tesis, este 23 de julio servir? para deshojar la margarita completa. El partido ultra se lanza a la campa?a con el objetivo de desactivar el mensaje de voto ?til del PPy tratar de mantener un resultado que le garantice la entrada en el Consejo de Ministros.
Todas las encuestas con la excepci?n del CIS dan como escenario m?s probable una suma suficiente de los partidos de la derecha. El PP de Alberto N??ez Feij?o ganar?, pero depender? de Vox. El l?der conservador ya ha fijado un list?n p?blico: si necesita la abstenci?n de los ultra, evitar? a toda costa tener ministros del partido de Abascal. Si, en cambio, si le hace falta su voto afirmativo, asume que los tendr?.
Sin embargo, Vox no cede, como ha demostrado en la Regi?n de Murcia (donde, salvo sorpresa, la investidura de Fernando L?pez Miras fracasar? definitivamente el lunes). El principio electoral por el que se rige Abascal es el de que “no regala sus votos” con independencia de si el PP necesita s?es o abstenciones. Su baremo es otro: la fuerza que otorgan las urnas. Y en Murcia, donde consigui? el 18% del voto, entiende que le corresponde entrar en el Gobierno auton?mico.
No es asunto menor porque el ejemplo murciano actuar? de gu?a a nivel nacional. Fuentes de la direcci?n nacional confirman que Vox va “a por todas”, convencidos de que la oportunidad de firmar la primera coalici?n nacional de derechas no puede ser desaprovechada.
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Las mismas fuentes reconocen que la campa?a “no ser? f?cil” y que la principal complicaci?n pasa por contrarrestar la campa?a de voto ?til que ha lanzado el PP. En Vox detectan el hartazgo de los electores de la derecha, aunque no s?lo de ese espectro pol?tico, contra Pedro S?nchez. Y asumen que en este momento hay una amplia mayor?a de ciudadanos que apostar? por “el cambio”. Pero también hay dirigentes que alertan de que est? calando la idea de que Feij?o aglutina esa capacidad de cambio.
En el PP, de hecho, apuntan a que los discursos duros de Vox en asuntos de tanto consenso social como la violencia de género o los derechos LGTBI; o las excentricidades mostradas por algunos de sus dirigentes como los nuevos presidentes de los Parlamentos de Baleares o Arag?n, “han restado apoyo” a los ultra. Entienden que es posible captar a votantes de Vox que rechazan esas extravagancias.
Ser tercera fuerza
En la direcci?n nacional de Abascal, sin embargo, conf?an en su suelo de votantes y, sobre todo, en la capacidad demostrada hasta ahora por el l?der nacional, protagonista de todas las campa?as y principal activo electoral.
Para resistir con un n?mero de esca?os suficientes, Vox necesita ser la tercera fuerza. Ya lo fue el pasado 28M y ahora se disputa esta plaza con Sumar. Los ultra dan por hecho que lograr?n su objetivo porque en provincias de la Espa?a interior o en las que predomina el voto del campo se ven m?s fuertes que la plataforma de Sumar. Y en esas circunscripciones solo entran tres partidos cuando no lo hacen solo PP y PSOE.
Que Abascal abra la campa?a en El Ejido (Almer?a) est? milimetrado: fue una de las provincias en las que en noviembre de 2019 super? al PP en votos, qued?ndose a muy poco de ser primera fuerza. También explotar?n su gobierno auton?mico en Castilla y Le?n, el ?nico por ahora en marcha, y las negociaciones auton?micas en las que consiguieron doblegar al PP entrando en los ejecutivos de Comunidad Valenciana y Extremadura.
Precisamente en esos territorios Vox exhibir? que "la utilidad del voto al PP no es tal", explican dirigentes, porque finalmente los resultados del 28M permitieron su incursi?n en dos autonom?as m?s y cientos de ayuntamientos. "Sin Vox, el PP no cumplir? sus promesas", anticipan como gran lema de campa?a los ultra.
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