Hace algo m?s de un a?o y medio, el Barça yac?a moribundo. Noveno en la Liga. Sin Messi, sin modelo de juego, sin nivel en la plantilla y sin un entrenador con el que crecer. En la calle, las encuestas transmit?an miedo entre los aficionados: nadie pon?a la mano en el fuego por ser cuarto. Podemos contar la pel?cula como queramos, pero el tr?iler era éste. Terror e incertidumbre.

Cuando Xavi Hern?ndez regres? al que fue su jard?n, levant? la cabeza y gir? el cuello, como si fuera a recibir un pase. Vio el contexto y le sud? la frente. A sus 42 a?os, haciendo videos sobre el “tercer hombre”... ??en el Barça!! Hubo futbolistas, con a?os en el club, que pararon*las sesiones porque no entend?an nada. Eso s?, cuando perd?a, se le comparaba con Koeman. Ese era el nivel.

Una Liga y una Supercopa m?s tarde, Ilkay Gündogan, el capit?n del mejor equipo del mundo, dirigido por el mejor entrenador del planeta, a punto de poder darle un sextete a su estanter?a, lo deja todo y se larga al Barça. No nos enga?emos. No es por su sue?o de chico, que también. O por sus aventuras con Lewy, que lo suyo han ayudado. O por los dos a?os que Laporta le garantiz? para competir con el City. El S? de Gundo tiene mayor calado.

El azulgrana es un club lleno de deuda, preso del fairplay de la Liga y sin talento, pese al entusiasmo del presidente, para acercarse a los ingresos prepandémicos, pero tiene dos faros que le permiten medirse, casi de la nada, con sus rivales: el embrujo de la marca Barça, entre las tres mejores del mundo; y la llamada del mejor centrocampista de la historia, ?dolo de Ilkay, como de tantos. En su instagram, su foto con la Champions est? en los 800 mil likes. En dos horas, su primer mensaje como azulgrana se fue al mill?n y medio. Mientras, Mbappé, siete a?os después, sigue jugando al gato y al rat?n. El Barça siempre vuelve. No le subestimen.**



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