El contexto global en el que vive la sociedad es muy claro: hoy en d?a tenemos 1.300 millones de fumadores1 y para 2025, no se espera que esa cifra cambie significativamente, seg?n estima la OMS2. Concretamente, en nuestro pa?s, se estima que la cifra de fumadores ascienda a casi 9 millones3 y, seg?n la ?ltima encuesta EDADES 20224, la prevalencia de los fumadores diarios en los ?ltimos 30 d?as ha aumentado a un 33%.

Estos datos confirman que las pol?ticas tradicionales para luchar contra el tabaquismo que se han venido adoptando (las de prevenci?n, que buscan disuadir del comienzo del h?bito, y las de cesaci?n, cuyo objetivo es que los fumadores dejen el h?bito) no han tenido la eficacia que se esperaba. Es por ello que, es verdaderamente importante buscar alternativas que abarquen esta problem?tica de manera hol?stica, como con estrategias adicionales de reducci?n del da?o.

Lo que se trata es de que los fumadores abandonen el h?bito por completo o que al menos reduzcan el da?o que causa. Por eso, las alternativas libres de humo respaldadas por la ciencia pueden desempe?ar un papel clave para los fumadores adultos que, de otro modo, continuar?an consumiendo tabaco de la manera m?s perjudicial que existe: el cigarrillo.

?Qué son las pol?ticas de reducci?n del da?o del tabaquismo?

Las pol?ticas de reducci?n del da?o est?n pensadas para disminuir el efecto nocivo de un producto o una conducta, y se dirigen tanto al individuo como a la poblaci?n en general. En el caso del tabaquismo, se trata de utilizar aquellos productos que, aunque no son inocuos y con su uso generalmente se inhala nicotina, son una mejor alternativa al cigarrillo ya que eliminan la combusti?n, reduciendo de manera significativa las sustancias nocivas en comparaci?n con el humo del cigarrillo, que han sido identificadas por expertos en salud p?blica como la principal causa de enfermedades relacionadas con el h?bito de fumar.

Est?s pol?ticas de reducci?n del da?o del tabaco se dirigen exclusivamente a los fumadores adultos que van a continuar con el h?bito a pesar de conocer sus riesgos.

Las pruebas disponibles apoyan con un alto grado de confianza la opini?n de que los cigarrillos electr?nicos no son 100 % seguros, “pero representan una ?nfima fracci?n del riesgo de los cigarrillos convencionales”, tal y como se?ala Robert West, Profesor Emérito de Psicolog?a de la Salud, Universidad de Londres, en la ?ltima convenci?n sobre Cigarrillos Electr?nicos en Londres.

Reino Unido como ejemplo de aplicaci?n



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