منتديات اغليتك منتديات عامة اخبار اوربا Marc Marginedas, reportero de guerra: "No soy un superm?n, para m? el secuestro ten?a
Reem Senior Member

El 4 de septiembre de 2013, en su tercer viaje a Siria para cubrir la guerra, Marc Marginedas (Barcelona, 1967) fue secuestrado cerca de Hama por Estado Isl?mico. Comparti? cautiverio con 19 hombres y cuatro mujeres, la mayor?a cooperantes y periodistas internacionales. Seis fueron asesinados. Uno no regres?. A él lo liberaron a los seis meses. El documental 'Regreso a Raqqa', dirigido por Albert Solé, muestra su vuelta al escenario de aquel infierno. En busca de respuestas.

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?Volver a Siria era una necesidad?

Sent?a algo similar a lo que experiment? el superviviente de un campo de concentraci?n alem?n. Pero no ha sido una terapia –la segu? durante un a?o, en privado–, sino una forma de mostrar al p?blico una historia que ni mucho menos est? acabada.

Ocho a?os después de su liberaci?n, ?ha ganado la memoria o el olvido?

Los traumas existen, pero para m? el secuestro ten?a un sentido: la guerra de Siria fue un aperitivo salvaje de la de Ucrania –un equivalente a lo que hizo el Ejército alem?n en Europa oriental–, y era importante desvelar el sufrimiento de los civiles. Una vez all?, observé que la insurgencia que nos recib?a con los brazos abiertos se transformaba en algo monstruoso. Los seis meses de cautiverio me ayudaron a entenderlo.

?Se puede pensar en el infierno?

Ser a la vez informador y protagonista me permiti? ver cosas que jam?s hubiera visto.

Marginedas, en los restos de la casa del r?o ?ufrates, en Raqqa, donde los 'Beatles' dieron rienda suelta a su crueldad. | Minimal Films
Sorprende su capacidad para tomar distancia.

No soy ning?n superm?n. Sé lo que es el estrés postraum?tico. Lo sufr? en Argelia, mi primer destino como corresponsal, y supe controlarlo en las siguientes guerras –Chechenia, Irak, Afganist?n– imaginando que era una especie de c?mara y que lo que ten?a delante no era mi realidad. Pero en el segundo viaje a Siria eso ya no me vali?. Comet? el error de salir del pa?s, donde vi c?mo hab?an bombardeado escuelas con f?sforo, y coger un vuelo directo a Barcelona. No logré encontrar la casa de una amiga que vive en el Raval a la que hab?a ido miles de veces. Estaba totalmente desorientado.

El secuestro era un salto de pantalla. "Te vamos a matar", le dejaron claro.

El secuestro tuvo fases. En el hospital de Aleppo, donde estuve un mes, hab?a unas mantas en el suelo y una botella de agua, y me dije: "Esto es lo que tengo para ser feliz". Creo que la felicidad es una decisi?n personal. Tener un grado de aceptaci?n te ayuda a no desesperar. Yo me considero una persona creyente y, dando vueltas alrededor de la celda, recé hasta decir basta. El 'Padre nuestro', la 'fati?a' [la primera sura del Cor?n]. Llegué a un estado en el que sent? que lo que hab?a a mi alrededor no me pod?a afectar.

El volumen de la crueldad subi? –torturas, simulacros de ahogamiento, privaci?n de alimentos–, y usted se sent?a "en armon?a con el mundo".

Yo hab?a hecho las paces con la idea de morir. No soy un kamikaze, me encanta la vida, hacer submarinismo, bailar. Pero, como Neus Català le vio sentido a su encierro en Ravensbrück, yo luchaba por algo.

No nombra el miedo.

No ha lugar. Cuando me liberaron, me dejaron tirado en un campo cerca de la frontera con Turqu?a, controlado por Estado Isl?mico. Era de noche, hac?a fr?o, solo vest?a un mono, pod?an volver a apresarme y si me acercaba a Turqu?a, me pod?an disparar. Se impuso el instinto de supervivencia.

Reconocer? que es algo excepcional.

Fui una persona que no lo pas? bien en el colegio. La m?a no fue una infancia f?cil. No fui feliz. Seguramente eso me endureci?. Y durante el cautiverio me ayud? ser espa?ol: no era el primero al que golpeaban. "Hu'andalusi", dec?an, porque ellos estaban en el delirio de Al-?ndalus. En situaciones as?, créame, hay motivos para dar gracias al cielo: cuando te dan m?s comida, cuando tienes una buena conversaci?n con un compa?ero.

El tiempo se debe dilatar.

Intentas acercarte a los que te llevas bien. A Pierre [Torres], a los espa?oles, adoraba a Steven Sotloff, a John Cantlie –a?n no sabemos d?nde est?–, a James Foley. Al principio las condiciones fueron m?s laxas e incluso jugamos al ajedrez y al Risk. Eso acab? cuando los 'Beatles' [tres de los yihadistas eran brit?nicos] asumieron el mando y todo se convirti? en un martirio.

?Entendi? en alg?n momento la l?gica de los verdugos?

Los 'Beatles' eran personajes con graves problemas de personalidad. Abdel Bari, rapero, ahora detenido en Espa?a, encajaba m?s en el perfil violento. Pero Mohamed Emwazi [autor de ejecuciones filmadas] no lo era cuando vivi? en Gran Breta?a. Y Alexanda Kotey era un raterillo. Imagino que, para un musulm?n que puede haberse sentido marginado en Europa, tener a 20 cautivos occidentales en sus manos les deb?a empoderar.

El reportero, a su llegada al aeropuerto de El Prat, tras ser liberado, en 2014. | Jordi Cotrina
Emwazi fue abatido por un dron en 2015, Najim Laachraui se inmol? en Bélgica, dos est?n en prisi?n. ?Se siente reparado?

Ha habido una justicia muy parcial. Los perpetradores han tenido su castigo, pero ?c?mo es posible que una insurgencia que quer?a democracia se convirtiera en ese monstruo? Un im?n al que entrevisto en el documental dice algo muy interesante: "No sabemos de d?nde vino ese grupo, ni ad?nde fue".

?Por eso pidi? Mosc? como siguiente destino? ?Para buscar la respuesta?

Exactamente. Y hasta ah? puedo leer.

Entretanto, se celebr? el juicio en Washington. Volvi? a ver a dos de los captores.

De El Shafee el Sheij [al que llam?bamos John] me impactaron sus ganas de desafiarme. No hab?a en él un gramo de arrepentimiento. El juicio era su ?ltimo momento de atenci?n medi?tica antes de ser olvidado. Alexanda Kotey [Ringo] se declar? culpable y a los 15 a?os de condena podr? ser trasladado a Gran Breta?a.

Javier Espinosa, compa?ero de secuestro, quiso hacer un vis a vis. ?Est? en sus planes?

Respeto su decisi?n, como respeto que Diane Foley, la madre de James Foley, aspire a lograr de Ringo empat?a y arrepentimiento, pero a m? ellos no me interesan. Me interesa el porqué de los secuestros de periodistas y cooperantes. Seguir haciendo periodismo.

?Nada le echa el freno?

No concibo mi vida sin esto. Me niego a encallecerme. Si no eres capaz de indignarte ante el sufrimiento ajeno, mal vamos.



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