En el verano-oto?o de 2016, vivir en los aleda?os del Kremlin se convirti? en una pesadilla para los moscovitas residentes apartamentos del centro. Los dispositivos GPS y los navegadores empezaron a volverse locos; en algunos casos, simplemente dejaban de funcionar; en otros, el afectado era teletransportado al aeropuerto de Vn?kovo, a una treintena de kil?metros del centro. La disfuncionalidad, adem?s, afectaba a todo tipo de m?viles, GPS o GLONASS, la alternativa rusa a los navegadores occidentales.

Los taxistas se quejaban de que las aplicaciones funcionaban muy mal cuando se hallaban en las cercan?as del Kremlin. Los navegadores de los participantes en una marat?n se silenciaron al pasar por el centro moscovita. Alguno se lo tom? a broma, como Aleks?ndr Mamaev, quien afirm? en un tuit que quiz?s, en el recinto amurallado desde donde Vlad?mir Putin dirige el pa?s, era posible que viviera "una especie rara de Pokémons" que el presidente no querr?a "entregar". Otros, como Constantine Konovalov, se limitaron a expresar su indignaci?n por ver en su ubcaci?n actual el citado aer?dromo moscovita.

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— Constantine (@CKonovalov) 10 de julio de 2016

La respuesta a semejante desbarajuste la dio entonces a este diario Serguéi Osedelko, socio y especialista en temas de seguridad en teléfonos e internet de Notamendia, una empresa rusa del sector. Las interferencias ten?an "su origen en equipos situados en el interior del Kremlin" que intentan "enga?ar a drones y aviones no pilotados". La raz?n de todo ello: la mayor?a de los drones est?n programados para no volar en las cercan?as de aeropuertos con gran tr?fico.

La fortaleza del Kremlin es, sin ning?n género de dudas, uno de los lugares m?s seguros de la Federaci?n Rusa. Y llevar a cabo un ataque en el coraz?n del poder en Mosc? mediante un avi?n no pilotado como ha sucedido en la noche del miércoles al jueves son ya palabras mayores, raz?n por la cual existe un absoluto escepticismo respecto a la autor?a del ataque, que Mosc? atribuye a Ucrania, bajo la tutela de EEUU, tanto entre los expertos como entre los gobiernos occidentales.

"Es muy teatral, pensado para ser fotografiado", asegura desde Washington a EL PERIODICODE CATALUNYA, del grupo Prensa Ibérica, David Satter, periodista y experto en Rusia, el primer autor que caracteriz? como atentados de falsa bandera las explosiones en Mosc? y otras ciudades rusas de 1999, que impulsaron la popularidad del entonces primer ministro Vlad?mir Putin y le concedieron una justificaci?n para lanzar la segunda guerra de Chechenia. "El da?o ha sido m?nimo, todo el mundo (funcionarios) ha vuelto al trabajo con normalidad y Putin normalmente a esas horas no se encuentra en el Kremlin", destaca Satter.



Ataque autoinfligido

Todo ello empuja pensar al periodista brit?nico afincado en EEUU que se trata de un ataque autoinfligido "para aumentar la tensi?n en la sociedad" y dotar al régimen de "nuevas excusas o para cometer m?s atrocidades en Ucrania, o para incrementar la represi?n interior o ambas cosas a la vez". Y la ?nica opci?n alternativa que contemplar?a es la posibilidad de que la autor?a recayera en "un grupo radical dentro de Rusia que habr?a llevado a cabo sabotajes y los mortales atentados contraDaria Duguina (la hija del pensador ultra Aleks?ndr Duguin) o el bloguero radical Vladen Tatarski".

Idéntica incredulidad recibi? la noticia entre los gobiernos occidentales. "Nosotros no tenemos nada que ver con eso; Peskov miente", ha respondido el portavoz de Seguridad nacional de la Casa Blanca, John Kirby. El secretario de Estado norteamericano, Anthony Blinken, ha afirmado que "todo lo que viene del Kremlin hay que tomarlo con suma cautela", mientras que su hom?loga de Francia, Catherine Colonna, consider? que el ataque era "extra?o" y "bastante poco comprensible". Mijailo Podoliak, asesor del presidente ucraniano, Volod?mir Zelenski, calific? el incidente de "montaje" mientras que la guinda de la incredulidad la puso el Instituto de Estudios sobre la Guerra (ISW): "ser?a una vergüenza para Rusia" que sus sistemas de defensa antiaérea no hubieran podido impedir un ataque con drones a un objetivo "tan emblem?tico".



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