Javier L?pez Aldea, de 42 a?os, fue asesinado de una certera cuchillada en el coraz?n y otra en el h?gado cuando sal?a del ascensor de su casa de Zaragoza para ir en coche. Corr?a el a?o 1997. En una de sus manos llevaba un lujoso malet?n de piel y en la otra un reloj de oro macizo que no interesaban al autor de este crimen, era m?s importante la vida de L?pez Aldea. D?as antes, este auditor judicial hab?a denunciado un pelotazo por parte del due?o del extinto casino Montesblancos gracias a una supuesta quiebra fraudulenta. Dos personas llegaron a ser detenidas, entre ellas el propietario, pero no hab?a pruebas suficientes contra ellas y el caso qued? sin resolver junto a la sospecha de que detr?s de esta muerte violenta hab?a incluso una trama en la que "iba a caer hasta la Diputaci?n General de Arag?n", seg?n le confes? a su mujer antes de enviudar.

Estaba casado y era padre de dos ni?as peque?as. Era propietario junto a otro socio de True & Fair, una empresa auditora de cuentas, siendo designado un a?o antes del asesinato como interventor del casino. Una decisi?n que tom? la jueza de primera instancia después de que el Casino Montesblancos, un pr?spero negocio al calor del juego que vivi? todo su esplendor en los a?os 80 en un complejo levantado junto a la A-2 en Alfajar?n en el que hab?a hotel, sala de fiestas, piscina y hasta un campo de tiro que ahora son ruinas, se declarara en quiebra técnica por falta de liquidez.

Donde hab?a entrado dinero a espuertas ahora no hab?a ni para pagar a Hacienda, ni a la Seguridad Social ni al Gobierno de Arag?n, que cobraba un impuesto por el juego. Sin embargo, la v?ctima del crimen consider? que eso no era as?, que se hab?a producido un fraude y redact? un informe que no dud? en asegurar que esa quiebra era "fraudulenta". Tal era su seguridad que lo denunci? ante un juzgado de Monz?n, llegando a asegurar, seg?n reconoci? la jueza que llevaba el concurso de acreedores, que este le dijo: "Cualquier d?a me dar?n de pu?aladas", si bien no le concret? de d?nde ven?an estas amenazas. Los hechos le dieron la raz?n. De hecho, la hip?tesis de un ajuste de cuentas fue la principal que baraj? el Grupo de Homicidios de la Jefatura Superior de Polic?a de Arag?n y en la que trabaj? desde un primer momento, aunque sin éxito.

El asesinato se cometi? el 21 de noviembre de 1997. Era viernes. L?pez Aldea hab?a desayunado en un bar junto a su vivienda en el n?mero 1 de la calle Pintor Antonio Saura, en el zaragozano barrio del Actur. No sab?a que quien minutos m?s tarde le iba a apu?alar le estaba vigilando y siguiendo sus pasos. Incluso el sospechoso se lleg? a dar de bruces con la v?ctima antes de consumar su encargo. As? lo grabaron cuatro c?maras de seguridad que fueron analizadas en su d?a por los investigadores, pero que no sirvieron para identificarle.

La v?ctima fue vigilada y atacada cuando sal?a de un ascensor para ir a coger su coche

Quien le dio muerte a L?pez Aldea le esper? en el p?rking a que bajara con el ascensor. Le asest? dos pu?aladas y arrastr? el cad?ver hasta dos turismos. All? fue hallado por unos vecinos que no dudaron en llamar a la Polic?a Nacional que levant? el cad?ver ayudado por la Hermandad de la Sangre de Cristo.

No fue hasta dos semanas después cuando se produjo la primera detenci?n. Era el presidente y m?ximo accionista de la sociedad Casino de Zaragoza S.A., Alfonso Fuentes, con quien la v?ctima hab?a discutido en varias ocasiones e incluso le hab?a negado pagar los millonarios ingresos extras que recib?a procedentes del 1% del importe de las fichas de juego vendidas mensualmente. Este hab?a llegado a enviar un comunicado v?a fax a los medios de comunicaci?n en el que reconoc?a fricciones entre ambos, pero que lamentaba la muerte. Desde el primer momento estuvo en el foco de la sospecha.

La detenci?n del empresario se produjo a principios de diciembre. Fue citado por los investigadores sin saber que iba a acabar en los calabozos. Acudi?, inicialmente, para "hacer unas diligencias" con su abogado defensor, el fallecido José Antonio Ruiz-Galbe. De ah? pas? ante el juez instructor Luis Bad?a que decidi? enviarle a prisi?n.

No estuvo mucho tiempo. Primero pens? en ponerle una fianza de 100 millones de las antiguas pesetas, si bien redujo dicha cantidad a la mitad como supuesto autor de un delito de homicidio; a instancias del fiscal.

El interrogatorio dur? m?s de dos horas, llegando a preguntar el juez "si hab?a ordenado o alquilado a alguien para que cometiera el crimen", si bien la respuesta fue un tajante "no". S? explic?: "S?lo le amenacé una vez con presentarle una querella, cosa que hice". Y es que este empresario consideraba que L?pez Aldea hab?a urdido un plan para beneficiarse él del pelotazo que era la quiebra del Casino Montesblancos.

Un exguardia civil lleg? a ser detenido como sicario y el due?o del casino

El encarcelamiento del empresario tuvo varias curiosidades. La primera que Fuentes solo hizo una noche en la c?rcel de Torrero, pues pag? solo 2 millones de los 50 de fianza que se le impuso para obtener la libertad. A ello se a?adi? que el jefe superior de la Polic?a en Arag?n, Agust?n Ariznavarreta, se puso al frente del Grupo de Homicidios y declar?: "No hay pruebas concluyentes para incriminar a Fuentes, pero insisten indicios de que podr?a estar relacionado con ello". A la salida de la prisi?n, Fuentes espet?: "He dormido muy tranquilo porque tengo la conciencia muy tranquila, y sin pasar fr?o".

Una semana después su imputaci?n fue archivada. Fue en el a?o 2000, tres d?as antes del archivo provisional de la investigaci?n, era imputado el supuesto sicario, Luis Mart?nez de Ba?os, ex guardia civil y guardaespaldas de los propietarios de la empresa Walthon. Fue se?alado de forma difusa por testigos y por las im?genes de videovigilancia que se sometieron a aun an?lisis concienzudo por parte del Ejército y de la Universidad de Zaragoza, pero el resultado fue el que pidi? de forma reiterada su abogado, Enrique Trebolle. Este letrado insisti? en que la investigaci?n policial no estuvo bien hecha. En mayo del 2001 la instrucci?n fue archivada de forma indefinida por la Audiencia Provincial de Zaragoza porque no hab?a pruebas contra los que fueron sospechosos.

Si la muerte de L?pez Aldea pretend?a que el concurso de acreedores continuara su camino fue todo lo contrario. Ahora el suelo y el edificio est? en manos del Gobierno de Arag?n, mostrando una gran degradaci?n 26 a?os después. Faltan muebles, el oropel que lo revest?a fue saqueado y alguna paredes han ca?do por el paso del tiempo. Una ruina como la que los asesinos generaron a una familia que nunca se explic? el secretismo de esta causa. Por cierto, a Mart?nez de Ba?os le arrestaron en dos ocasiones en 2003 con varios kilos de coca?na y hach?s encima.



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