Los caminos de la pol?tica son inescrutables. Todo cambia a una velocidad de vértigo y cualquier soplo de viento se puede llevar por delante las previsiones m?s sesudas. Con esa premisa por delante, existen teor?as electorales que, aun lejos de contener la verdad absoluta, ofrecen pistas, anticipan los resultados m?s probables y condicionan la acci?n de los partidos.*Conscientes de esos escenarios, los interesados tratan de escapar de los destinos sombr?os y de arrimarse a las inercias favorables.

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En ese marco, existen distintos estudios de expertos en la materia que se?alan que el pez grande se come al chico en las coaliciones electorales. Es decir, que el socio mayoritario rentabiliza su posici?n al frente de los Gobiernos, en detrimento muchas veces de su compa?ero minoritario, por causas como la dificultad de este ?ltimo “a la hora de apropiarse de los éxitos de la acci?n gubernamental y diferenciarse del partido que preside el Ejecutivo”, como publicaron en 2016 Berta Barbet y Javier Vi?ar?s. Otro art?culo sobre este asunto del polit?logo Joan Font, basado en la experiencia democr?tica acumulada durante el siglo XX, concluye que “gobernar en coalici?n presenta riesgos para quien no ocupa la jefatura del Ejecutivo”.

Eso dec?an los datos hasta 1999, pero también lo siguen apuntando desde entonces, como se puede comprobar al hacer un an?lisis de lo sucedido con los socios minoritarios, en los distintos niveles territoriales, durante el periodo reciente. Lo habitual es que quien ocupa la posici?n débil termine magullado tras el siguiente paso por las urnas, y ese es el riesgo que asume ahora Vox. El partido liderado por Santiago Abascal sabe que corre el peligro de salir del pacto en Castilla y Le?n despose?do de su vigor inicial y que ha de convencer al electorado con movimientos que, en algunos casos, pueden no resultar del todo atinados y le pueden generar tensiones graves en el seno de la coalici?n.

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Solo Vox sabe cu?nto hay de sincero y cu?nto de impostura en su aparente firmeza a la hora de defender la implantaci?n de un nuevo protocolo en la atenci?n a las mujeres que deciden una interrupci?n voluntaria del embarazo. Su posici?n, combinada con la reacci?n del Partido Popular, ha conducido al Gobierno auton?mico hacia el primer abismo de la legislatura y ha mostrado que el socio minoritario, incluso desde el poder, est? decidido a dar la batalla ideol?gica lo escorado a la derecha que haga falta.

El resultado de esa estrategia est? por ver, a la espera de saber también si la legislatura actual tiene la duraci?n habitual de cuatro a?os o si concluye de forma s?bita. Mientras tanto, Vox trabaja con la certeza de conocer que, en las elecciones auton?micas celebradas en los ?ltimos treinta a?os, los socios minoritarios de los Gobiernos salientes han perdido apoyos en el 70% de los casos. Una tasa similar se encuentra al bucear en los ejemplos de los pa?ses europeos, sin casos en Espa?a a nivel estatal, y también en los municipios de m?s de 50.000 habitantes.

Los datos generales son estos, aunque tampoco conviene disociar el resultado electoral de un socio minoritario de la tendencia de la marca pol?tica que lo ampara. Lo ocurrido, sin ir m?s lejos, en las elecciones celebradas en la Comunidad de Madrid en mayo del 2021 no solo es un reflejo de la capacidad del Partido Popular de Isabel D?az Ayuso para rentabilizar su labor al frente del Gobierno de coalici?n con Ciudadanos, sino también una muestra de la debilidad de la formaci?n naranja, que pas? de 26 esca?os a la desaparici?n.

Un ejemplo opuesto, y quiz? menos escandaloso, se encuentra en los resultados del PSOE en 2019, que fueron positivos para los socialistas que ejerc?an como socios minoritarios en Canarias y en Cantabria, de la mano de la tendencia favorable a nivel nacional de la marca, que ven?a de ganar unas Elecciones Generales apenas cuatro semanas antes. Pero, m?s all? de circunstancias concretas, el patr?n es evidente y penaliza a quien parte como segundo de a bordo de un Gobierno, sea de la naturaleza que sea.

En la experiencia concreta de Castilla y Le?n, es cierto que no hay ejemplos para el an?lisis. Lo m?s parecido es lo que le sucedi? a Ciudadanos en febrero del a?o pasado, aunque el partido naranja hab?a quedado fuera del Gobierno auton?mico casi dos meses antes del paso por las urnas. La inercia de la marca era similar, adem?s, a la previamente descrita de la Comunidad de Madrid, por lo que el resultado fue pasar de los doce procuradores de 2019 al que tiene actualmente: el exvicepresidente Francisco Igea.

En cuanto al resto de las autonom?as, en Castilla-La Mancha solo aparece un caso en los a?os analizados, y corresponde a lo sucedido en 2019 con Podemos, que formaba parte de un Gobierno de coalici?n con el PSOE. El partido morado perdi? los dos representantes que ten?a y desapareci? del parlamento. En Arag?n, las coaliciones han sido m?s comunes y han resultado da?inas electoralmente para tres de los cinco socios minoritarios implicados, mientras que, en Navarra, la bajada de apoyos esperaba a cuatro de los seis partidos que se han visto en esa tesitura a lo largo de los ?ltimos treinta a?os.

Peor a?n le fue al pez chico en Baleares, donde se produjo una bajada en cinco de los seis casos en los que un socio minoritario del Gobierno auton?mico concurri? al siguiente proceso electoral. En 2019, por ejemplo, Més cedi? dos asientos y Podemos, cuatro. El socio mayoritario, el PSOE, se aprovech? para ganar cinco esca?os. En la Comunidad Valenciana solo hay dos ejemplos, pero los dos amparan la teor?a: el m?s reciente se?ala una bajada de Comprom?s en 2019, mientras que el m?s remoto, que data de 1999, muestra c?mo el Partido Popular se llev? por delante los cinco esca?os que ten?a Uni?n Valenciana, su socio hasta entonces en el Ejecutivo.

Por lo dem?s, se produjeron resultados dispares en Canarias o en Asturias, La Rioja fue contracorriente en su ?nica experiencia, aunque sin variaci?n en el n?mero de parlamentarios, y Cantabria se convirti?, con el PRC de Miguel ?ngel Revilla, en el vivo ejemplo de la ventaja que ofrece concurrir a unas elecciones desde la c?spide del Gobierno. La cesi?n de la presidencia que el PSOE le hizo a la formaci?n independiente en 2003, a pesar de que los socialistas ten?an m?s esca?os, precipit? el triunfo posterior de los regionalistas.

Con estos precedentes,*Vox es consciente de que su presencia en el Gobierno de Castilla y Le?n, con 13 procuradores que se suman a los 31 del PP, conlleva determinados riesgos. Aunque la situaci?n de la marca no sea la misma, el ejemplo de Ciudadanos est? siempre presente en la mente de los de Abascal, que vieron de cerca lo sucedido en Andaluc?a. All?, el partido naranja pas? de ser el pez chico del Ejecutivo con 21 parlamentarios a quedarse a cero. Juan Manuel Moreno, del PP, es desde junio del a?o pasado, presidente con mayor?a absoluta.



La ca?da del PSOE en 2019, un ejemplo a nivel local

Los ejemplos sobre las dificultades que encuentran los socios minoritarios para mantener o incrementar los apoyos en el siguiente proceso electoral se encuentran también en los comicios celebrados en los tres ?ltimos decenios en diferentes pa?ses europeos y en el plano municipal. Dejando fuera los ayuntamientos de menos de 50.000 vecinos, cuyos resultados entra?an m?s particularidades, en el resto, la ca?da espera al pez chico en dos de cada tres casos. Zamora tiene un ejemplo muy reciente para ilustrar esta realidad. En el a?o 2015, las opciones progresistas consiguieron desalojar al Partido Popular de la Alcald?a después de veinte a?os, merced a un pacto entre Izquierda Unida (ocho concejales) y el PSOE, que obtuvo cinco, aunque dos de ellos iniciaron ya el mandato como no adscritos. IU y el PSOE alcanzaron un pacto de Gobierno y sellaron un reparto de ?reas que se mantuvo vigente hasta las elecciones del a?o 2019. En esa votaci?n, el socio mayoritario se dispar? hacia la mayor?a absoluta y logr? catorce concejales, mientras que el minoritario, en este caso el PSOE, vio reducido su bot?n a tres.









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