En la sala 1530 del Tribunal Supremo del condado de Nueva York hace fr?o, mucho fr?o.Donald Trump, el expresidente que se sienta en el banquillo de los acusados, se ha quejado de que est?n “congelados” dentro de esa habitaci?n algo desangelada que desde el lunes es el centro de la atenci?n de Estados Unidos y, a juzgar por la presencia de corresponsales extranjeros y la cobertura en la prensa internacional, del mundo. El juez Juan Merchan, que preside el primer caso penal en la historia contra alguien que ha ocupado el Despacho Oval que llega a juicio, incluso se ha disculpado. Es o eso, ha explicado el magistrado a los cientos de personas que han estado desfilando desde el lunes para formar parte del jurado, o sudar bajo un calor infernal. No hay término medio.

Esa situaci?n de extremos incontrolables sirve de met?fora perfecta para el protagonista de este proceso, una figura pol?tica y p?blica que siempre ha estado asociada a la polarizaci?n. Pero nada ha impedido que el proceso en contra de Trump que inici? el fiscal Alvin Bragg haya seguido su curso. Y este viernes la primera y fundamental fase del juicio, la selecci?n del jurado, entraba en su recta final.

Siete hombres y cinco mujeres

Para el jueves, y después de solo tres sesiones (los miércoles en principio Merchan se dedica a otros casos para acusados con problemas mentales), estaban elegidos ya los siete hombres y cinco mujeres que compondr?n el jurado popular, doce manhattanitas que aseguran que, opiniones y sentimientos personales aparte, podr?n ser justos e imparciales.

El grupo estar? presidido por un empleado en ventas que vive en Harlem. De él formar?n parte también dos trabajadores en el sector de las finanzas, uno de los cuales que piensa que durante su tiempo en la Casa Blanca Trump hizo “algo de bien al pa?s”. Habr? también un ingeniero y dos trabajadores del sector legal, un empresario que escucha podcast de psicolog?a como hobby y una empleada en el sector sanitario que lo que oye son podcast religiosos. También estar?n en la bancada del jurado dos trabajadoras en el sector educativo, una de las cuales aprecia la “candidez” de Trump y aplaude que “dice lo que piensa”; otra mujer a la que no le gusta “c?mo se presenta en p?blico” el republicano y una trabajadora de tecnolog?a que, pese a admitir que m?s que posiblemente no cree en las mismas cosas que Trump a?adi?: “este es un pa?s libre”.

También para el jueves estaba seleccionado ya uno de los seis suplentes que Merchan se ha marcado como objetivo tener para cualquier eventualidad. Este viernes a la hora de escribir estas l?neas se hab?an sumado tres m?s. Y se esperaba este viernes concluir con dos m?s esa selecci?n de jurados alternativos, dejando todo listo para que el lunes, a las 9.30 de la ma?ana en Nueva York y en una sesi?n que acabar? a las dos de la tarde para acomodarse al inicio de la Pascua jud?a, se empiecen a presentar los argumentos iniciales.

“M?s estresante de lo que cre?”

Quiz? porque muchos de quienes desfilaban este viernes ya hab?an estado la v?spera presentes viendo los cuestionamientos a otros potenciales jurados, o porque llevan cuatro d?as siendo conscientes de la responsabilidad que acompa?a esa notificaci?n oficial que recibieron convoc?ndoles al tribunal, y también por las historias personales, este viernes las emociones se han desatado.

Adem?s del fr?o habitual ha habido l?grimas y expresiones de ansiedad. Ha llorado una convocada que ha tenido que hablar de sus problemas de adicci?n y de una condena. Y ha llorado otra mujer que también ha sido excusada y hab?a declarado: “Esto es mucho m?s estresante de lo que cre? que iba a ser”.

Aunque como en los d?as previos también ha habido momentos de levedad, como el provocado por un potencial jurado que ha explicado que en su tiempo libre est? “intentando encontrar esposa” y el empe?o “no est? funcionando”, el estrés se entiende.

Est?, por una parte, el temor a ser identificado, algo que el juez se est? esmerando por evitar. Merchan ha limitado a defensa y fiscal?a el conocimiento de los nombres y direcciones de los convocados y ha instado a la prensa a no informar de elementos f?sicos, particulares o de empleo que contribuyan a esa identificaci?n, algo que ya sucedi? con dos miembros del jurado elegidos el martes, que el jueves tuvieron por eso que ser retirados y sustituidos.

Pero es que adem?s, sobre todo, formar parte de este jurado es formar parte de la historia, de un caso sin precedentes. Porque es el que deber? determinar, por unanimidad, si el expresidente y candidato de hecho republicano para noviembre es culpable o inocente de los 34 cargos que se le imputan en este caso, originado en los 130.000 d?lares que antes de las elecciones de 2016 Trump pag?, a través de Michael Cohen, entonces su mu?idor y ahora testigo estrella en su contra, para silenciar a Stormy Daniels. La artista del entretenimiento adulto afirma que mantuvo con él relaciones sexuales que Trump niega.

Seg?n la imputaci?n, una de las cuatro penales que enfrenta Trump, y posiblemente la ?nica que se va a juzgar antes de los comicios presidenciales de noviembre, no se trat? de un mero delito contable para ocultar ese pago; hubo intenci?n de interferir en las elecciones y se violaron leyes federales y estatales de financiaci?n de campa?a.

Los siguientes pasos

Cuando acabe el proceso de selecci?n tendr? lugar lo que se conoce como una “vista Sandoval”, donde se determinar? qué preguntas puede hacer la fiscal?a a Trump en caso de que el acusado se decida a testificar. Y la idea es dejar todo encarrilado para la presentaci?n de argumentos el lunes.

La defensa de Trump, que lideran los abogados Todd Blanche, Emil Bove y Susan Necheles, ha pedido conocer ya los tres primeros testigos que pretende convocar la fiscal?a, pero el ministerio p?blico se ha negado a d?rsela por temor a que el presidente los ataque. “No les culpo”, replic? el juez Merchan, que el jueves rechaz? varios intentos de Blanche de revertir esa decisi?n. Le dijo al abogado que no cre?a que pudiera cumplir su promesa de que Trump no dir?a nada sobre esos testigos en Truth social y tampoco compr? la idea de darle los nombres a los abogados bajo la promesa de que no los compartir?an con su cliente.

Las probadas tendencias de Trump a insultar y atacar ya le tienen en terreno movedizo. Y el juez Merchan, él mismo y su familia objetos de habituales asaltos verbales del acusado, ha fijado para el martes la decisi?n sobre si imponer una sanci?n a Trump por violar la orden mordaza que le impuso para tratar de frenar sus arremetidas contra testigos, personal de la corte, de la fiscal?a. El jueves el ministerio p?blico elev? de tres a 10 las supuestas violaciones. Piden una multa de 1.000 d?lares por cada una.



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