Hay personajes cuyo testamento futbol?stico trascender? con creces al mero contador de t?tulos, por mucho que rebosen. Es el caso de Pep Guardiola, ya una figura totémica para el City, como lo fueron Bill Shankly para el Liverpool y Alex Ferguson para el United. Al igual que con los equipos de ambas celebridades escocesas, ni el Barça ni el City del entrenador catal?n ser?n equipos destinados al olvido. Guardiola no solo colecciona cumbres (38 coronas, 12 de 15 ligas ganadas), sino que sus conjuntos tienen un sello de autor y han marcado tendencia por su continua evoluci?n t?ctica. La importancia del pensamiento propio. Con Guardiola la creatividad no conspira contra la eficacia.

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El técnico de Santpedor nunca fue un inmovilista. Un renovador a perpetuidad, tanto en la pizarra como en la gesti?n de las plantillas. Lo mismo dejaba pasmado a Messi al colocarle de ariete ortopédico -lo que no se ve?a con regularidad desde los tiempos de Hidegkuti con Hungr?a en los 50 o Tost?o con Brasil en los 70- que contrariaba a los laterales y centrales del Bayern y el City con posiciones tan adelantadas como infrecuentes. Como ejemplos, Kimmich con los b?varos o Cancelo, Stones, Walker y Gvardiol con los “citizens”. No tuvo reparos en despachar a Ronaldinho, Deco y Eto’o, como tampoco se descamis? con las salidas de Agüero, Gabriel Jes?s, Mahrez, Gündogan y otros muchos. A cambio, tiraron de pértiga Busquets, Pedrito, Rodri, Foden y compa??a. La abrumadora pasi?n de este preparador de 53 a?os abate a m?s de uno. No es casual que los ?ltimos entronizados como mejores jugadores de la Premier hayan sido sus pupilos De Bryune, R?ben D?as, Haaland y Foden. Y tampoco que Rodri sea hoy el mejor jugador espa?ol.

Con Guardiola se da una paradoja. Sus equipos tiran confetis y suelen fascinar a los contrarios, pero el técnico despierta mala baba en algunos sectores. Catalanista y demonio madridista, por m?s que nunca haya ocultado su admiraci?n por el club de Chamart?n, objeto de muchas de sus grandes alegr?as y otras tantas decepciones. Para rebajar su figura se recurre al potencial financiero del City, como si los éxitos no fueran una exclusiva de los ricachones, salvo cuentos de hadas contados como los del Deportivo, el Leicester o el Steaua de Bucarest. Y hay fortunas a las que se le resiste el reconocimiento universal, como al PSG. Como si Bellingham o Mbappé fueran gangas de un rastrillo.

Ante esos cr?ticos altavoces que restan méritos a los hechizantes equipos de Guardiola por sus golpes de talonario o por haber tenido a Messi como percha, cabr?a preguntarse: ?Infravaloramos entonces al Madrid de Di Stéfano y Puskas, al de Zidane y Figo y al de Cristiano y Bale? ?Y al Milan “holandés” de la infinita chequera de Silvio Berlusconi?

En la Premier, regada de millones como ninguna otra liga, la competencia no se reduce a un Madrid-Barça, o al monocultivo doméstico del Bayern o el PSG. Liverpool, United, Chelsea, Arsenal o Tottenham no son rivales de monaguillos. Con Jürgen Klopp, los “reds” forzaron al l?mite al City, lo mismo que ahora ha hecho el Arsenal de Mikel Arteta. Tal es el desaf?o que los de Guardiola acaban de brindar tras la Premier m?s goleadora (1.246 goles) desde su fundaci?n en el curso 92-93. La sexta Premier del de Santpedor -tras ocho disputadas- le coloca solo por detr?s de Ferguson, con 13 podios entre 1986 y 2013. Un dato a?n m?s elocuente: en sus primeros 136 a?os el City conquist? 18 trofeos, en los ocho con el catal?n ya lleva 17, que podr?an ser 18 si este s?bado se impone al United en la FA Cup. Pero por encima de cualquier simple lectura de resultados est? la imperecedera obra de quien, con permiso de Sir Alex Ferguson, se ha ganado la cortes?a de ser renombrado como Sir Pep Guardiola.



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