"La toma del Bundestag iba a ser el punto de arranque. En paralelo tramaban una red de brigadas de defensa patri?tica, militarizadas y repartidas por todo el pa?s”, afirm? el fiscal Michael Klemm, en una pausa del proceso abierto este lunes en el complejo judicial y penitenciario de Stammhein, en el extrarradio de Stuttgart. Al grupo de nueve acusados se les imputa pertenencia a organizaci?n terrorista como presuntos integrantes del "brazo militar" de los ultraderechistas Ciudadanos del Reich, los 'Reichsbürger'.

La breve declaraci?n ante los medios sigui? a la larga lectura de la acusaci?n contra los procesados. En ella se concreta en 286 el n?mero contemplado de esas brigadas o "compa??as patri?ticas". Eran planes “notablemente avanzados”, dispon?an de armas, explosivos y potencial acceso a un cuartel b?varo -a través de un ex soldado, miembro del grupo-. En varios puntos del pa?s hab?an empezado a activarse estos grupos, como es el caso del 'Land' de Baden-Württemberg, del que Stuttgart es la capital. Entre los acusados preparados para prestar instrucci?n militar hay un ex soldado del cuerpo especial KSK.

En agosto de 2021 hab?an empezado a concretar sus planes para el "D?a X", el de la toma del Reichstag, el hist?rico edificio sede del Parlamento federal. No ser?a como el conato de asalto llevado a cabo un a?o antes por unos 400 Reichsbürger, que fueron repelidos por la polic?a. Esta vez ir?an armados y estaban convencidos de que recibir?an apoyos de la poblaci?n, adem?s de las “compa??as de patriotas”. Al asalto le seguir?a la llamada “operaci?n limpieza” para derogar la Alemaniaactual y restituir el Reich.

“El mayor problema para la seguridad nacional no proven?a de ese hipotético asalto”, admite la Fiscal?a. Los Reichsbürger --con unos 23.000 miembros, seg?n los servicios secretos-- no tienen las capacidades operativas ni la log?stica para socavar el orden constitucional alem?n. “Pero su potencial desestabilizador es enorme”, considera la Fiscal?a. Los Reichsbürger han dejado de ser un grupo marginal, alimentados por los movimientos antivacunas o contra el asilo, en medio de la efervescencia de la ultraderecha parlamentaria.

En sus filas hay miembros de Alternativa para Alemania (AfD), segunda fuerza en intenci?n de voto a escala nacional y ?nico partido de ese espectro con esca?os en el Bundestag. El m?s claro ejemplo de ello es la ex jueza y diputada Birgit Malsack-Winkemann, detenida en la redada nacional llevada a cabo en diciembre de 2022, junto con el l?der del grupo, el llamado Heinrich XIII o Pr?ncipe Reuss. Todos ellos, como los procesados de Stammheim, est?n en prisi?n preventiva.

La estrategia de la defensa

La lectura de la acusaci?n llev? unas dos horas, a lo que sigui? una cascada de alegaciones de los abogados --unos treinta letrados-- pidiendo la suspensi?n del juicio. Su argumento com?n es la divisi?n del proceso contra 26 presuntos implicados en la trama golpista. Al de Stammheim seguir? el d?a 21 de mayo la apertura de la causa contra Heinrich XIII y dem?s “responsables pol?ticos”, m?s otro proceso en M?nich, ya en junio, contra el resto del grupo. Los abogados argumentaron que tal divisi?n generar? conclusiones y hasta sentencias divergentes.

Hay suficientes precedentes de procesos con m?s de 25 acusados en Francia o Bélgica que garantizan su viabilidad, record? el letrado. Y también la historia de Alemania ha conocido grandes procesos similares, desde los juicios de Nuremberg contra jerarcas nazis a los del terrorismo marxista de la Fracci?n del Ejército Rojo (RFA). El juez Andreas Singer, quien en esta primera vista exhibi? dotes para dirigir la cuesti?n con cierta sorna, rechaz? de un solo golpe todas las alegaciones, tal vez para demostrar que no caer? en maniobras dilatorias.

Nueve hombres y un delirio colectivo

Los procesados de Stammheim no son adolescentes confundidos, sino hombres adultos con edades que oscilan entre los 40 y los 60 a?os, en algunos casos padres de familia, no necesariamente identificables como neonazis. Comparecieron esposados, alguno se cubri? el rostro con un dossier mientras estaban las c?maras en la sala, lo que en Alemania solo se permite en los primeros minutos de cada vista. Otros intercambiaron saludos c?mplices con simpatizantes presentes entre el p?blico o sonrisas con familiares, a distancia de esos seguidores.

En el aire queda qué lleva a ciudadanos normales a enredarse en tramas golpistas de un movimiento que no reconoce a las autoridades, fuerzas de seguridad y fronteras actuales de Alemania. Se mostraron m?s disciplinados que los miembros del n?cleo duro de la RAF --Andreas Baader, Ulrike Meinhof y Gudrun Ensslin, entre otros-- que fueron juzgados en la misma sala 1 de esa audiencia.

El proceso a la banda terrorista se abri? en mayo de 1975 y discurri? entre gritos de “cerdo fascista” y similares a los togados. Termin? en marzo de 1977 con tres condenas a cadena perpetua. Meinhof se hab?a ahorcado durante el proceso en su celda; Baader, Ensslin y un tercer miembro, Jan-Carl Raspe, aparecieron asimismo en las suyas unos meses después de recibir sus sentencias, tras fracasar el secuestro aéreo de un comando palestino “hermano” para exigir su liberaci?n y la de otros presos.



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