—Una patra?a, / Tu ermita y tus elefantes. / Ya ser?a una caba?a / con ovejas trashumantes.

Fascinado al visitar la ermita soriana de San Baudelio de Berlanga y conocer su singular historia, Gerardo Diego plasm? ese deslumbramiento en un poema en el que la incredulidad afloraba en palabras de su madre.

Este peque?o templo levantado en el siglo XI, repleto de inconfundibles influencias del arte isl?mico, constituye, efectivamente, uno de los ejemplos m?s originales y enigm?ticos de arquitectura religiosa de Espa?a y es testimonio de mestizaje art?stico, pero también de abandono —se us?, como dicen los versos, como majada— y expolio.

La historia de la ermita, que se levanta en un paraje de la localidad de Casillas de Berlanga, est? ciertamente marcada por el saqueo de sus frescos, unas pinturas que cubrieron sus paredes y que le valieron el nombre de 'Capilla Sixtina' del arte moz?rabe *—o rom?nico, seg?n se mire—, y que fueron arrancados en los a?os 20 del siglo pasado por un marchante de arte en una polémica intervenci?n que aval? la justicia tras un largo litigio. Las obras, compradas a los propietarios, vecinos de la poblaci?n, acabaron saliendo de Espa?a, y fueron separadas y revendidas en su mayor parte a diversos museos de Estados Unidos, dejando una herida abierta para siempre en el templo.

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Una recreaci?n parcial del aspecto que pudo tener la ermita de San Baudelio.
Félix Gonz?lez
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Treinta a?os después, en 1957, en un trueque que devino en otro triste episodio para el patrimonio nacional, el Gobierno de Franco acord? el regreso a Espa?a de seis piezas a cambio del ?bside de la iglesia rom?nica de San Mart?n de Fuentidue?a, en Segovia. Esas pinturas pueden contemplarse hoy en el Museo del Prado, mientras que de la iglesia segoviana apenas quedan sus ruinas.

Ahora, cuando est? a punto de cumplirse un siglo de la pérdida de los frescos, la Junta de Castilla y Le?n ha solicitado por carta su retorno con la intenci?n de organizar una exposici?n temporal que permita recomponer el puzle. La petici?n oficial, remitida pasado mes de marzo, daba curso a una iniciativa impulsada por Soria Ya respaldada el pasado a?o por las Cortes regionales.

Una palmera rodeada de murales

Pese al saqueo, la potencia sugestiva de San Baudelio, cargada a?n de interrogantes, sigue cautivando a muchos de sus visitantes. El 'strappo', la técnica de origen italiano que se utiliz? para arrancar los murales, dej? en las paredes las improntas de las originales, lo que permite hoy hacerse una idea de su antiguo esplendor. Por eso, entre todas las pinturas, a?n puede apreciarse el elefante al que alud?a el poema de Gerardo Diego, y otras figuras que se antojan igualmente ins?litas en un espacio semejante, como las que representan a un oso o un dromedario.

Pero la inspiraci?n isl?mica del templo, junto a sus trazas prerrom?nicas y rom?nicas, estaba ya inscrita en su propia estructura, quiz?s también en su elemento m?s emblem?tico: la imponente columna central, de la que brotan como ramas ocho arcos de herradura y que representa, inequ?vocamente, una palmera. De nuevo una referencia de latitudes lejanas y met?foras ambiguas. Y junto a ella, en un espacio que abarca apenas 80 metros cuadrados, un entramado de peque?as columnas y arcos de herradura que se asemeja a una mezquita en miniatura. Sobre ellas se sustenta una tribuna, frente al ?bside, que forma el segundo cuerpo del edificio.

Desde el exterior, parad?jicamente, la construcci?n se presentan como dos sencillos cubos, o m?s bien rect?ngulos, sin apenas ornamentos.

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Una imagen del interior de la ermita de San Baudelio.
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El influjo ?rabe en esta conjunci?n de estilos lo imprimieron, seg?n los historiadores, artesanos moz?rabes ya asentados en el lado cristiano de una zona entonces fronteriza, escenario de batallas durante a?os, pero también permeable a las ideas art?sticas.

La tradici?n del culto en el lugar, no obstante, pudo iniciarla alg?n eremita en una peque?a cueva que ahora alberga el propio edificio. Es otra de las sorpresas de San Baudelio: una gruta que se abre en la zona de las columnillas y que est?, en parte, excavada en la roca.

Posteriormente, y pese a sus modestas dimensiones, el lugar lleg? incluso a acoger un peque?o monasterio, al que se suele vincular la necr?polis de tumbas excavadas en la roca que se extiende en el exterior.

Los frescos se pintaron un siglo después de la construcci?n de la ermita, y sobre su cronolog?a o significado no existe una ?nica interpretaci?n. Hasta hace relativamente poco, se distingu?a entre las pinturas inferiores y las superiores, tanto por sus diferentes tem?ticas como estilos, subrayando el car?cter andalus? o moz?rabe de las primeras —que plasmaban escenas de caza y animales, como el elefante o el dromedario—, frente a las formas m?s caracter?sticamente rom?nicas y de inspiraci?n b?blica de las segundas. Pero las ?ltimas investigaciones rebajan esas diferencias e incluso apuntan a que pudieron ser obra del mismo taller.

"Hace tiempo se subray? la divisi?n de estilos y su simbolog?a dual, y hasta se sostuvo que las pinturas con elementos faun?sticos y naturales podr?an proceder de una primera construcci?n isl?mica, que se habr?a completado después con la capilla absidal y las pinturas de tem?tica cristiana y estilo rom?nico", se?ala Agust?n Escolano Benito, catedr?tico de la Universidad de Valladolid y gran conocedor de la historia de templo. "Hoy, en cambio, en el ?mbito académico, se ha impuesto la interpretaci?n que propone la profesora Milagros Guardia, que ve en ambas series una afinidad simb?lica, una idea que asignar?a a las pinturas de la zona inferior significaciones que también pueden ser cristianas", explica admitiendo, en todo caso, que la cuesti?n "seguir? estando abierta".

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Detalle de la columna-palmera (izquierda) y las improntas de las figuras de un dromedario y un perro (derecha).
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Una conjunci?n "?nica"

Para Escolano, que dirige en su Berlanga de Duero natal, a menos de 10 kil?metros de la ermita, el Centro Internacional de la Cultura Escolar (CEINCE), San Baudelio es, con una interpretaci?n u otra, "un lugar muy singular y, en su género, ?nico en el mundo".

"Quienes lo visitan comentan a menudo salen con diferente ?nimo al que se tiene en la entrada, como si se hubiera producido en su contemplaci?n una cierta metamorfosis espiritual", ahonda. Como el que "experimentaron los poetas, desde Gerardo Diego a César Antonio Molina, para quien la firme y venusta 'palmera pétrea' y los microespacios de esta compleja pero sutil arquitectura podr?an ser el soporte material y simb?lico de una clara m?stica suf?, o como otros sugieren del ascenso de los justos al para?so que promete la Cristiandad".

El escritor Ra?l Romero Bartolomé también ve San Baudelio como un ejemplo "?nico en Espa?a y en Europa", pero esgrime una tesis diferente respecto al origen del edificio. Siguiendo su teor?a, que ha desarrollado en el libro 'San Baudelio de Berlanga: un enigma al descubierto' (Visi?n Libros, 2021), la construcci?n fue en su origen un mausoleo isl?mico levantado a mediados del siglo X. Seg?n esta interpretaci?n, el templo se erigi? en memoria de los soldados andalus?es ca?dos en la batalla de Alhandega, cuyo escenario se ubicar?a a unos 15 kil?metros, y que junto a la de Simancas signific? una derrota hist?rica de las tropas musulmanas.

Esta aproximaci?n alternativa a la compartida habitualmente en el campo académico explicar?a una concepci?n originalmente isl?mica de su estructura: no s?lo por los arcos o la palmera, como alegor?a del ascenso a los cielos en la religi?n musulmana, sino también por el simbolismo del agua de un manantial cercano, el cubo del edificio, al estilo de la Kaaba de La Meca, e incluso la gruta como imagen de la cueva de Hira, donde Mahoma recibi? las primeras revelaciones de Al?, seg?n el Islam.

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Vista exterior de San Baudelio de Berlanga.
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Aunque no es el camino que han recorrido la mayor parte de historiadores, las inc?gnitas que sigue suscitando San Baudelio permiten elucubrar hip?tesis diversas.

Al igual que Escolano, El?as Terés Navarro, antiguo director del Museo Numantino de Soria, del que la ermita se constituye como un anexo, explica su origen desde la perspectiva que m?s apoyos encuentra en la historiograf?a. "San Baudelio es lo que subsiste de un monasterio medieval, que se ados? a una cueva de tradici?n erem?tica", expone. Desde sus a?os como encargado de su gesti?n, es una de las personas que mejor conoce el valor del templo, que destaca como un "monumento excepcional" por "la conjunci?n de su peculiar compartimentaci?n del espacio arquitect?nico, sus pinturas y su historia".

El regreso de las pinturas, una cuesti?n abierta

La idea de la Junta de Castilla y Le?n para reclamar las pinturas ha reabierto el debate sobre la relevancia de este lugar, aunque para estos expertos genera reacciones diferentes.

Romero Bartolomé valora positivamente la v?a abierta por Castilla y Le?n. "Es una iniciativa que hab?a que tomar s? o s?", subraya, "sobre todo con las pinturas del ciclo cinegético, porque son ?nicas". Y es partidario, adem?s, de "renegociar la repatriaci?n" de todas las que salieron de Espa?a.

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La impronta de la pintura de una escena de caza, cuyo mural original se expone en El Prado.
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Escolano teme que la solicitud pueda quedar en un "brindis al sol" y propone acudir a la Unesco para lanzar la candidatura de San Baudelio como Patrimonio de la Humanidad, lo que supondr?a un salto cualitativo para revalorizar el monumento. "Pocos hechos hist?rico-art?sticos simbolizan mejor los valores de la fusi?n intercultural, que son el fundamento de la paz y la comprensi?n internacional", argumenta en su defensa. Terés comparte la idea de que San Baudelio pueda cumplir los criterios como Patrimonio Mundial, pero respecto al retorno de las obras se muestra m?s cauto por las dificultades del traslado y pone el foco en el valor de las improntas que conservan sus paredes: "Pese al expolio parcial, las pinturas siguen estando en su sitio original, ya que tanto el boceto como parte de los pigmentos fueron absorbidos por la capa de preparaci?n de las paredes, lo que se puede ver muy claramente en las composiciones de la cabecera".

De nuevo, las figuras que asombraron a Gerardo Diego, que al mismo tiempo est?n y no est?n. Por eso, el poeta tuvo que insistir en el di?logo con su madre: —No, m?s bien una mezquita, / Tan chiquitita. / La palma / me llev? el alma. / —Fue solo un sue?o, hijo m?o. / —Que no, que estaban all?, / Yo los vi, / los elefantes. / Ya no est?n y estaban antes.

Historia de un expolio

San Baudelio no ha dejado s?lo enigmas respecto a su concepci?n art?stica. El saqueo de sus pinturas sigue hoy resonando en sus paredes como un episodio incomprensible de su historia. Ni siquiera su declaraci?n como Monumento Nacional en 1917 pudo preservarla del pillaje.



Para entonces la ermita era propiedad de varios vecinos de Casillas de Berlanga, y hab?a ca?do en una espiral de abandono. Fue poco después, en 1922, cuando un comerciante de antigüedades italiano llamado Le?n Lev?, que trabajaba para el marchante Gabriel Dereppe, logr? negociar la compra de parte de las pinturas con los propietarios. Al conocerse la noticia, las autoridades acudieron a la justicia para tratar de frenar la operaci?n. Pero result? imposible. En 1925, el Tribunal Supremo declar? legal la venta.



Una vez consumada, las obras fueron arrancadas y salieron de Espa?a con destino Londres para acabar disgregadas y revendidas, por cantidades muy superiores a la de la compra, a diversos museos de Estados Unidos: el Museo Metropolitano de Nueva York (The Cloisters), el Museo de Cincinnati, el Museo de Arte de Indian?polis y el Museo de Bellas Artes de Boston.



El?as Terés, que ha documentado la secuencia de esta pérdida en 'El expolio de las pinturas murales de la ermita moz?rabe San Baudelio' (Ochoa Editores, 2008), confirma que la sentencia se ajustaba a derecho. Sin embargo, seg?n objeta, Le?n Lev? nunca dispuso de los permisos para despojar al templo de sus murales. "No se obtuvieron nunca y se actu? con impunidad, pese a que era evidente que la Ley de Monumentos, de 4 de Marzo de 1915, se hab?a incumplido al haberse arrancado las pinturas sin el permiso del Ministerio, y la misma Ley, prohib?a en su art?culo 3?, la exportaci?n al extranjero de todo o parte de ning?n Monumento, mientras estuviera incluido en el cat?logo del Ministerio de Instrucci?n P?blica y Bellas Artes, seg?n lo dispuesto en la Ley de 7 de Julio de 1911", documenta.



La consumaci?n de expolio fue, pues, consecuencia de una reacci?n "t?mida, tard?a e inadecuada" de las autoridades.







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