El PSC sigue a pies juntillas el refranero popular que dice que una imagen vale m?s que mil palabras. En concreto, en una semana acumula cinco fotograf?as: el jueves pasado se reuni? con las empresas y entidades del tercer sector y el Institut d'Estudis Catalans, el lunes con UGT, el martes con Uni? de Pagesos y este miércoles lo hace con CCOO. Y ma?ana, d?a de la puesta de largo de la conferencia de Salvador Illa para explicar qué proyecto tiene para Catalunya si es el pr?ximo presidente de la Generalitat ante centenares de representantes de la sociedad civil, espera coronar esa puesta en escena.

El l?der del PSC busca el contraste con sus rivales pol?ticos, trasladar que mientras él se empapa de las reclamaciones de los agentes sociales, ERC y Junts ri?en por los debates electorales con el 'procés' como tel?n de fondo de sus respectivas campa?as. Los socialistas se han propuesto conjugar los verbos "unir y servir" -que han convertido en su lema de precampa?a- para proyectar que la amnist?a o la petici?n de un referéndum son reminiscencia de un pasado cuyo balance ha sido el de la "divisi?n" y una gesti?n deficiente de gobiernos independentistas durante una década que declaran "perdida".

En el primero de los casos, Illa sostiene que la "generosidad" de los socialistas concediendo la exoneraci?n de las causas judiciales del 'procés' permite "pasar p?gina" y normalizar la situaci?n, pese a que las imputaciones y citaciones por el caso de Tsunami y la aplicaci?n que puedan hacer los jueces de la amnist?a puede poner en jaque esa lectura. Pero considera que la segunda parte, la de c?mo se gobierna mejor y con qué objetivo, est? a?n por resolver, motivo por el que reivindica que él quiere ser el pr?ximo presidente mientras Carles Puigdemont y Pere Aragonès se enzarzan en el formato de los debates, que Illa rechaza que se celebren fuera de Catalunya y con solo dos o tres candidatos.

La conferencia en las Drassanes

Este jueves, desde las Drassanes de Barcelona, proclamar? a los cuatro vientos que quiere coger el tim?n de la Generalitat porque solo as? se puede garantizar una "nueva etapa" sin marejada en la gobernabilidad y centrada en los servicios p?blicos; cosa que se?ala que no pueden garantizar ni Aragonès tras encadenar varias crisis en su Govern ni Puigdemont, a quien sit?a "fuera de la realidad" con su discurso de "restituci?n" y continuidad del oto?o de 2017. "No han estado por lo que ten?an que estar", suele decir para desde?ar que el 'procés' haya llevado la batuta de la pol?tica catalana -y espa?ola- en los ?ltimos doce a?os.

Hace meses que Illa repite como un mantra que el cometido del Govern tiene que ser poner toda la carne en el asador para gestionar la sequ?a, la crisis educativa, los déficits en la sanidad, el retraso en la transici?n energética y desbloquear infraestructuras como la ampliaci?n del aeropuerto de El Prat. Un discurso que har? referencia al nuevo modelo de financiaci?n -sin entrar al detalle- y con el que pretender atraer la atenci?n del empresariado -que huye de los contextos inestables- y los agentes sociales, especialmente los que han librado un pulso con el Govern durante esta legislatura.

El rol como jefe de la oposici?n

De hecho, desde que gan? las elecciones de 2021, pero no pudo gobernar porque ten?a cortocircuitada la v?a de pactos con los partidos independentistas, adem?s de que ERC, Junts y la CUP sumaban mayor?a, Illa ha tenido entre ceja y ceja romper los bloques y recuperar influencia social y territorial del PSC. Para ello, en estos ?ltimos tres a?os ha liderado tres acciones: tender la mano en pleno divorcio entre republicanos y posconvergentes para ganar centralidad en el Parlament y romper los bloques, consolidar un modelo de oposici?n que combina el rol de azote del Govern y, a la vez, la actitud "propositiva", e intensificar su agenda de contactos municipio a municipio y con el tejido econ?mico y social catal?n.

Cabe decir que la dependencia de Pedro S?nchez del voto independentista también ha obligado a Illa a modular su papel como jefe de la oposici?n, a sabiendas de que hay vasos comunicantes entre la estabilidad en el Congreso y en el Parlament, motivo por el que las elecciones catalanas son de alto riesgo para la Moncloa. Sin embargo, desde la sala de m?quinas del PSC sostienen que se ha inspirado en la figura del 'shadow cabinet' -gobierno en la sombra-, muy arraigada en el Reino Unido, a la que también se acogi? Pasqual Maragall en su d?a para arrebatar la presidencia de la Generalitat a CiU. Precisamente Maragall ha sido el ?nico l?der de los socialistas catalanas que logr? recabar m?s de un mill?n de votos en unas catalanas -en 1999 y en 2003, hito que Illa se ha marcado también alcanzar ahora.



Tres a?os de recorrido

Aunque las cifras por s? solas no presuponen ning?n resultado electoral, desde el PSC presumen de que su l?der ha recorrido casi 50.000 kil?metros -sin incluir los viajes internacionales- en un total de 474 visitas en esta legislatura, reuniéndose con 306 entidades y pisando 186 municipios. Por ahora las encuestas lo ponen en cabeza, a la espera de hasta qué punto impacta en esas previsiones el 'efecto Puigdemont' con su promesa de regresar el d?a de la investidura y qué coordenadas se impondr?n a la hora de movilizar el voto: si las de la gesti?n del d?a a d?a o las del tira y afloja irresuelto del soberanismo con el Estado.



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