El Pa?s Vasco llega a unas elecciones decisivas este domingo en las que la pugna entre el Partido Nacionalista Vasco (PNV) y EH Bildu es m?s fuerte que nunca. Hasta el momento estas dos fuerzas jam?s estuvieron tan igualadas, con sondeos en los que la izquierda abertzale ha llegado a estar por delante del partido hegem?nico en esa comunidad, lo que implicar?a un cambio pol?tico y sociol?gico de primer orden. La campa?a electoral empez? plana, sin apenas alteraciones, y en los ?ltimos d?as se recrudeci? por el fantasma de ETA y la negativa del candidato abertzale a llamarla “banda terrorista”. Las urnas medir?n la afectaci?n real de la polémica y, sobre todo, la resistencia del nacionalismo vasco.

El Partido Socialista de Euskadi (PSE) se juega este domingo conservar la llave para la gobernabilidad. Mantener los apoyos suficientes para servir de muleta al PNV y sumar los 38 esca?os que garantizan la mayor?a absoluta. Cualquier resultado que deje al PSE sin un papel decisivo har?a fracasar sus expectativas de m?nimos, pondr?a en duda una reedici?n de su coalici?n con los nacionalistas vascos y someter?a a una prueba de estrés las alianzas del Gobierno.

M?xime si EH Bilduse convierte en primera fuerza y, aun sin capacidad de gobernar por el veto anunciado del resto de formaciones, se ve as? legitimado para subir el precio de sus acuerdos con Pedro S?nchez.

La estabilidad institucional tanto en Euskadi como en el resto de Espa?a depende en buena medida de c?mo salgan los socialistas vascos de estos comicios. Si logran impedir o no que el PNV tenga que apoyarse en un tercer actor. No para la investidura de Imanol Pradales, que estar?a garantizada en segunda votaci?n al bastar con mayor?a simple, pero s? para la gobernabilidad. Las encuestas, adem?s, no confirman la representaci?n de Sumar en el Parlamento vasco, lo que obligar?a a una compleja geometr?a variable con Bildu o con PP.

De producirse este escenario, en Ferraz no esconden su desconfianza sobre que el PNV se vea tentado a no reeditar su coalici?n e, incluso, a buscar un acuerdo con EH Bildu, pese al reiterado rechazo de los jeltzales durante la campa?a. Una tentaci?n, corroboran fuentes del PSE, que depender?a de los resultados y del “clima” que se instale en la pol?tica vasca a partir de la noche. La amenaza de Bildu a la hegemon?a del PNV no impedir? que pierdan el gobierno, al estar el partido de Arnaldo Otegi lejos de la mayor?a absoluta, pero s? contribuir? a agitar el tablero y generar incertidumbre sobre la estrategia a seguir por cada fuerza.

En lo que los partidos nacionales coinciden es que el PNV no renunciar?, en ning?n caso, a seguir gobernando Euskadi. En sus ?ltimas entrevistas, Pradales se ha mostrado convencido de que su partido volver? a demostrar la fortaleza electoral intr?nseca a la comunidad y que quedar? por delante de la izquierda abertzale.

Un tercer actor y el PP

Aparentemente, las elecciones vascas no implican tantos peligros para la estabilidad del Gobierno central como los comicios en Catalu?a del 12 de mayo por dos motivos: la convicci?n de los nacionalistas vascos y los socialistas de que volver?n a sumar, y la insistencia de Bildu en que no har? tambalear la gobernabilidad en ning?n caso. Los actores catalanes, por contra, se muestran mucho m?s combativos y los mensajes velados -algunos transformados en amenazas- sobrevuelan la legislatura desde su inicio.

Pero cuando el domingo se cierren las urnas habr? mucho que analizar. En el caso de que no haya suma suficiente entre PNV y PSE, el PP est? dispuesto a jugar sus cartas. En este momento los populares tienen seis esca?os en el Parlamento Vasco. Concurrieron en coalici?n con Ciudadanos en 2020 y ahora aspiran a mejorar ese resultado con Javier de Andrés a la cabeza. En los c?lculos del PP vasco hay una horquilla que va de 7 a 9 parlamentarios. El propio Alberto N??ez Feij?o, en el ?ltimo d?a de la campa?a, elev? el tono contra el PNV para equipararlo a Bildu y cortar la fuga de votos hacia los nacionalistas.

En Génova siguen teniendo presente la cifra de los 131.000 votos que Feij?o consigui? en las generales del mes de julio. Un n?mero que dobla los 60.600 votos que los populares obtuvieron en las auton?micas de hace cuatro a?os y que ser? dif?cilmente repetible, pero que s? abre la puerta a un crecimiento relevante.

Si el PP tuviera opci?n de exhibir la llave ante una coalici?n PNV-PSE para evitar que Bildu entre en el Gobierno vasco, la emplear?. En el partido en Euskadi a?n pesa la gesti?n que se hizo de los pactos tras las elecciones municipales, facilitando la alcald?a de Vitoria al PSE y la diputaci?n de Guip?zcoa al PNV gratis. La filosof?a era la misma que ahora: evitar que los abertzales entraran en m?s instituciones.

Coalici?n PNV-PSE en riesgo

Con este abanico de posibilidades, fuentes del PSE apuntan: “El gobierno de coalici?n ser?a posible con menos de 38 esca?os, pero se lo pensar?an”. En Ferraz aseguran que sus ?ltimos ‘tracking’ mantienen la representaci?n del PSE en diez esca?os y “picando hacia arriba”, pero reconocen que sigue la pelea entre PNV y EH Bildu por la primera plaza. Si el PNV baja m?s de lo previsto en su particular batalla con la lista que encabeza Pello Otxandiano, no ser?a suficiente con que Eneko Andueza conservase la actual fuerza del PSE. Necesitar?a m?s.

De no reeditarse la coalici?n entre PNV y PSE, cuando en Moncloa hablan de una alianza “estratégica” de presente y futuro, hay riesgo de un efecto domin?. Los nacionalistas vascos y el PSE tienen un acuerdo global de gobernabilidad que va desde las diputaciones forales a los ayuntamientos. Asimismo, el PNV es en el Congreso un “socio preferente” del Ejecutivo.

Aunque una victoria de Bildu no llevase al PNV a replantearse su relaci?n con los socialistas, dejar?a igualmente al Ejecutivo de Pedro S?nchez en una posici?n de mayor debilidad. Primero, por las cr?ticas de la oposici?n de alimentarlos con sus acuerdos de investidura. Un discurso que ya se produjo tras las elecciones gallegas, con el BNG doblando en votos a un PSdeG que cay? por debajo de su suelo hist?rico. Segundo, porque todo hace presagiar que Bildu aumentar?a sus exigencias en el Congreso a cambio de sus votos.

Facturas pendientes

EH Bildu no firm? ning?n acuerdo de investidura con el PSOEpara dar su apoyo a S?nchez. Su objetivo, como vienen reconociendo en la direcci?n de Ferraz, era arrancar acuerdos en la negociaci?n de los Presupuestos. La decisi?n de prorrogar las cuentas p?blicas fue un varapalo para la formaci?n liderada por Arnaldo Otegi, pues ya hab?a alcanzado un preacuerdo que consideraba beneficioso y le permit?a competir con los acuerdos alcanzados por el PNV. La pr?rroga de los Presupuestos lo dinamit? todo sin poder rentabilizar en la campa?a medidas arrancadas al Ejecutivo. Fuentes de las negociaciones reconocieron al inicio de la campa?a que estaban “molestos” al decaer aquellos compromisos.

A todo ello se suma el choque en estos ?ltimos d?as por la negativa del candidato de EH Bildu a considerar a ETA como una “banda terrorista”. Tras ello, el PSE reiter? que descartaba cualquier posibilidad de entendimiento tras las elecciones, y en el Gobierno se reconoci? la falta de madurez de sus socios parlamentarios, cambiando el discurso tras dos investiduras facilitadas por los abertzales, varios pactos presupuestarios y hasta un acuerdo para una moci?n de censura en Pamplona para dar la alcald?a a EH Bildu.

El pragmatismo durante los ?ltimos a?os de los abertzales y su participaci?n en los actos del Congreso de homenaje a las v?ctimas de terrorismo hab?an encauzado una relaci?n que ahora vuelve a ense?ar sus costuras a la espera del “clima” que pueda instaurarse a partir de este lunes en funci?n de los resultados.



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