El Barça se descompone, pero Montjuic bosteza. Nada explica mejor el socav?n social e institucional que vive el Barça que la lenta decapitaci?n a c?mara lenta de una leyenda como Xavi bajo la fr?a pasividad de un estadio sin alma y lleno de turistas. El barcelonismo, como buena parte del catalanismo, ha decidido que el mejor método para expresar su rechazo es la abstenci?n.
Y es que hace ya demasiado tiempo que en el Barça lo trascendente de verdad no sucede sobre el terreno de juego. En medio de un ambiente enrarecido, el partido contra el Rayo fue una goleada burocr?tica, otro d?a en la oficina de un equipo sin capacidad de explicar nada sustancial m?s all? de las chispas de los ni?os de La Mas?a. Lo ?nico importante contra el Rayo era ver qué dec?a Montjuic en medio del vodevil y cu?l era la posici?n de Xavi, partiendo de la base que Laporta ha decidido quedarse mudo. Con el silencio del palco y de las gradas, las palabras de Xavi adquir?an especial relevancia.
El entrenador del Barça, el ?nico en el club que da la cara, se mantuvo fiel a la l?nea que inici? el s?bado y decidi? responder con elegancia e inteligencia a la vergonzosa semana de filtraciones de Laporta: el entrenador blaugrana, bien aconsejado, se mantuvo en la l?nea de que no sabe nada e incluso lleg? a condenar los pocos gritos que hubo contra el presidente.
Las ruedas de prensa sobrias de Xavi en medio del vendaval contrastan con el comportamiento grosero de Laporta con su entrenador, al que ha cocido a fuego lento a base de filtrar por detr?s y callar por delante, en un doble juego que ha terminado por lograr el efecto adverso al deseado: en medio de las turbulencias y a pesar de sus errores durante la temporada, Xavi ha sabido salvaguardar su dignidad, y cada vez queda m?s claro que el histerismo presidencial con las declaraciones sensatas del entrenador no eran m?s que una excusa para cesar a alguien que, a pesar de las l?grimas, nunca se ha cre?do.
Ha quedado claro que Laporta no busca entrenadores sino paraguas, y Xavi dej? de interesar cuando el propio presidente rompi? su protecci?n con el vodevil de su renovaci?n. En realidad, el problema que tiene ahora Laporta es que el torbellino en el que vive el club ha saltado a un ?ltimo pelda?o: la crisis, m?s que deportiva o institucional, es moral. Laporta ha faltado gravemente al respeto a Xavi y lo ha utilizado como a un ‘kleenex’, pero ya hab?a hecho exactamente lo mismo con Koeman, al que tuvo quince d?as medio zombie y con Messi, a quien ech? después del asado prometido.
Lo cierto es que mientras el club ha montado homenajes a directivos an?nimos como Eduard Romeu, al que se despidi? con una sobreactuada rueda de prensa, las leyendas del club salen menospreciadas por la puerta de atr?s. Termine como termine el culebr?n, se vaya Xavi o se quede, lo cierto es que*quien m?s da?o se ha hecho con esta ?ltima crisis es Laporta, quien empieza a tener el mismo problema de credibilidad que tuvo Bartomeu en el final ag?nico de su mandato. Lo inquietante es que, m?s all? de las personas, el que baja por una pendiente cada vez m?s peligrosa es el destino del propio club.
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