Las Vegas no enga?a. Lo primero que el turista ve al llegar al aeropuerto y su ?ltima visi?n al salir son m?quinas tragaperras. Business is business es la norma en todas partes en EEUU, pero en Las Vegas lo es si cabe un poco m?s. Las Vegas es otra liga: el gran casino construido en el desierto, la meca de las vacaciones de la clase media estadounidense, tan puritana ella, dispuesta a transgredir y desmelenarse y dejarse desplumar, lo que pasa en Las Vegas se queda en Las Vegas. Juego, lujo postizo (y aun as?, muy caro), horterismo de muchos ceros, d?lares, muchos d?lares, alcohol, drogas, transgresi?n... Hunter S. Thompson en ‘Miedo y asco en Las Vegas’ y James Ellroy en su trilog?a americana la retrataron mejor que nadie, a pesar de que Ellroy es conocido por su odio visceral, de aquellos que no toman prisioneros, por la ciudad.

Las Vegas fascina porque en ella conviven lo vulgar y lo excelso, el lumpen y la extravagancia de la riqueza, las hamburguesas a toda prisa y restaurantes que acumulan estrellas Michelin. Fuera de su centro de grandes hoteles de lujo y réplicas de cart?n piedra de las maravillas del mundo se extiende una ciudad de casas de suburbios en la que viven con sus salarios m?s que justos y las propinas de los acaudalados un ejército invisible a ojos de los turistas de trabajadores de hoteles y casinos, la mayor?a latinos. Y, al mismo tiempo, los mejores artistas del mundo act?an all? en largas residencias. U2 acaba de terminar una residencia de 40 conciertos en la que ha celebrado el aniversario de su ‘Achtung Baby’ en una sala de conciertos futurista llamada la Esfera de 112 metros de alto que alberga a 17.500 personas sentadas y 21.500 de pie, est? recubierta de una pantalla LED y dispone de un sistema de sonido de 1.600 altavoces. Puro espect?culo, puro Las Vegas.

El legado de Elvis Presley

Este Las Vegas de residencia de artistas de gran renombre lo cre? Elvis Presley, como cuenta el periodista Richard Zoglin en el libro ‘Elvis in Vegas: How the King reinvented the Las Vegas show’. El Rey del rock reformul? la Las Vegas de Frank Sinatra y su ‘rat pack’ y fue pionero en el concepto de grandes conciertos de artistas residentes que tocan a diario ante miles de personas. En su caso, fueron m?s de 600 conciertos en el International Hotel de Las Vegas durante siete a?os. En este tiempo, Elvis (y su representante, Tom Parker) se enriqueci? pero también se alej? del rock, de las giras de conciertos y de su p?blico que no pudiera pagarse el viaje a Las Vegas. La decadencia del Rey del rock en Las Vegas no fue solo f?sica.

Esta semana, Rafa Nadal y Carlos Alcaraz protagonizaron un partido de exhibici?n en Las Vegas, retransmitido por Netflix a sus suscriptores. Fue un buen partido (3-6, 6-4, 14-12 para Alcaraz) por el que el manacor? se embols? mill?n y medio de euros y el murciano, un mill?n. No fue el primero ni ser? el ?ltimo partido de este tipo: Arabia Saud? prepara para octubre el 6 Kings Slam, en el que Nadal, Alcaraz, Djokovic, Medvedev, Rune y Sinner competir?n por un torneo con premios muy superiores a los de un Grand Slam.

Es esta, al parecer, una tendencia imparable. Al margen del ‘sportwahing’ de reg?menes autoritarios, no hay en esencia mucha diferencia entre estos partidos de exhibici?n, la LIV Golf o el proyecto de Superliga de f?tbol. Se argumenta que los aficionados quieren ver (y est?n dispuestos a pagar por ello) a los mejores jugar entre ellos, y la organizaci?n cl?sica de los torneos no lo facilita. Cuantos m?s Nadal Vs Alcaraz o Haaland Vs Mbappé, mejor, da igual que sea en Las Vegas o Riad. Lo importante es la audiencia global, los VIPs en las gradas y las suscripciones televisivas. ?El deporte? Aqu? hablamos de espect?culo. ?Para cu?ndo un Nadal-Alcaraz a diario en Las Vegas durante 40 noches? El lleno estar?a asegurado. Pero, ?de verdad es eso lo que queremos?

Las renuncias

El precio art?stico que Elvis pag? para actuar a diario en Las Vegas fue renunciar al circuito habitual de la m?sica: el estudio de grabaci?n, los discos, las giras. La proliferaci?n de partidos de exhibici?n, superligas y supertorneos con un ?nimo tan s?lo econ?mico amenaza con acabar con la forma tradicional de entender el deporte, el espect?culo antes que la competici?n. ?Qué hubiera sido de Elvis, del rock, si no se hubiese instalado en Las Vegas? ?Qué ser? del deporte si se instala en Las Vegas o en Riad?



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