Algo est? cambiando en el n?cleo interno de la Tierra. As? lo atestiguan cambios sutiles en las se?ales de los terremotos. Sin embargo, la comunidad geol?gica discrepa sobre su interpretaci?n. En un reciente art?culo se plantea que el n?cleo de la Tierra habr?a frenado su rotaci?n. Pero hay otra lectura: que la superficie del n?cleo esté sufriendo unas deformaciones sin cambiar su rotaci?n.

Tampoco hay consenso sobre otras hip?tesis contenidas en el art?culo, como que la rotaci?n del n?cleo oscilar?a cada 70 a?os. La vinculaci?n del fen?meno con el clima propuesta en el estudio también es calificada por diversos expertos como altamente especulativa.

?Qué es el n?cleo interno de la Tierra?

La Tierra no es una bola homogénea, sino una especie de huevo redondo, con c?scara (la corteza), albumen (el mantel) y yema (el n?cleo). Eso se sabe gracias a las ondas s?smicas producidas por un terremoto. Estas se pueden medir tanto en observatorios cercanos como en otros al otro lado de la Tierra. Las ondas llegan distintas en los dos sitios, porque las segundas se han deformado al cruzar esas estructuras internas.

Que el cambio afecte al clima es una hip?tesis muy especulativa

El n?cleo est? hecho a su vez de dos partes: el interno, una bola dura de hierro y n?quel, y el externo, una espesa capa de metales l?quidos. El movimiento de los metales del n?cleo externo es la causa de que la Tierra tenga un campo magnético (que hace funcionar las br?julas y nos protege de las radiaciones c?smicas). Esa capa l?quida desacopla la rotaci?n de la parte externa de la Tierra de la de su n?cleo interno, as? que en principio este podr?a rotar a una velocidad levemente distinta.

?Qué cambios se han observado?

En el ?ltimo estudio, los autores aprovecharon que en algunos sitios del mundo se dan terremotos repetitivos. La misma falla geol?gica descarga varias veces de forma idéntica, generando la misma onda s?smica.

En las estaciones cercanas, esos se?smos dejan siempre la misma se?al. En las que se encuentran en la otra punta de la Tierra, dejan una se?al deformada por el pasaje a través del n?cleo. Pero los investigadores notaron que esta deformaci?n no es siempre la misma, sino ha ido cambiando en el tiempo. O sea, algo debe estar cambiando en el n?cleo a lo largo de los a?os.

"Hay dos debates: si la rotaci?n del n?cleo est? cambiando o no, y con qué patr?n lo hace si est? cambiando"

?Frenazo y oscilaci?n?

Los primeros indicios de estos cambios se hallaron a mediados de los a?os ’90. Entonces, se plante? la hip?tesis de que la rotaci?n del n?cleo se estaba acelerando con respecto a la del mantel (super-rotaci?n). Las ondas cambiaban su deformaci?n al rebotar en la superficie en aceleraci?n del n?cleo interno, o al cruzar estructuras distintas en su interior.

Otros estudios miraron a datos m?s antiguos y vieron que en décadas anteriores se hab?a dado el fen?meno opuesto (sub-rotaci?n). O sea, el n?cleo interno giraba m?s lento que el resto de la Tierra.

El art?culo m?s reciente incluye datos que se remontan a los a?os 60. Al analizarlos, llega a la conclusi?n de que hay una especie de bamboleo. Primero el n?cleo ralentiz?, luego a partir de los a?os 70 aceler?, y ahora llevar?a una década ralentizando otra vez. Una oscilaci?n completa durar?a 70 a?os.

?Qué explicar?a la oscilaci?n?

Yi Yang, investigador de la Universidad de Pek?n y coautor del trabajo, apunta a dos causas. Primero, el movimiento de n?cleo externo cambia en el tiempo y con él cambia el campo magnético de la Tierra (por ejemplo, en la actualidad el polo Norte magnético se est? desplazando de Canad? hacia Siberia). Ese campo magnético cambiante ejerce una fuerza sobre la bola de metal del n?cleo interno, alterando potencialmente su rotaci?n.

Segundo, el movimiento del mantel también cambia (por ejemplo, se ralentiza por efecto de las mareas, alargando sutilmente la duraci?n del d?a). Eso ejercer?a una fuerza gravitacional en el n?cleo interno, también afectando a su rotaci?n.

Por otra parte, los cambios en el movimiento del n?cleo tendr?an a su vez efectos magnéticos y gravitacionales. "En nuestra perspectiva, hay una vinculaci?n din?mica entre las capas de la Tierra. Hay una resonancia entre ellas que produce la oscilaci?n", explica Yang.

?O m?s bien deformaci?n?

"La realidad es que hay cuatro o cinco teor?as en circulaci?n sobre lo que est? ocurriendo", afirma John Vidale, investigador de la Universidad de California del Sur experto en la misma cuesti?n. "Hay dos debates: si la rotaci?n del n?cleo est? cambiando o no, y con qué patr?n lo hace si est? cambiando", comenta.

"La principal teor?a alternativa es que la superficie del n?cleo interno se podr?a estar modificando: fundiéndose, creciendo en ciertas partes, etcétera", explica Jordi Diez del centro Geociencias Barcelona (Geo3Bcn-CSIC). Los cambios en las ondas s?smicas se explicar?an con el rebote en estas estructuras cambiantes, no con un supuesto cambio en la rotaci?n.

Si por el contrario el n?cleo interno estuviera realmente modificando su rotaci?n, se ha propuesto que oscile con un periodo m?s corto (de seis a?os) o que lo haga de forma irregular, explica Vidale. A?n falta tener un n?mero de terremotos idénticos suficientemente grande para dirimir entre las diversas deducciones", afirma Daniel Garc?a-Castellanos, investigador de Geo3Bcn.

?Esos cambios tienen alg?n efecto?

Los autores del art?culo aventuran que la oscilaci?n del n?cleo podr?a afectar a otras variables planetarias cambiantes, como la duraci?n del d?a, al movimiento del campo magnético terrestre e incluso a la temperatura y al nivel del mar. Estas hip?tesis despiertan escepticismo entre otros expertos. "En todo caso estar?amos hablando de efectos muy sutiles, que no nos afectar?an ni hoy ni ma?ana", afirma D?az.

La mayor suspicacia surge de la vinculaci?n con el clima. Los autores aventuran que el movimiento del n?cleo podr?a producir deformaciones superficiales que afecten al nivel del mar. Cambios en el campo magnético también podr?an afectar al clima.

"Es algo altamente especulativo. Nunca he escuchado a un cient?fico atmosférico hablar de ello. Me sorprende que el editor haya dejado publicar esa parte”, afirma Vidale. “Los autores no comentan la amplitud de esas oscilaciones clim?ticas. Si son peque?as, ser?an despreciables respecto al efecto de las emisiones", concluye Garc?a-Castellanos.



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