El Real Madrid se ha apropiado de los conceptos épica y competitividad. También de la mentalidad ganadora. Lo han hecho tan bien, han ejecutado su plan con tal precisi?n que incluso han acabado por convencer a un grupo no despreciable de barcelonistas que ganan porque son, parafraseando a Pep Guardiola, los “putos amos” del mundo mundial.

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Se lo han cre?do ellos y, lo que es peor, se lo han tragado sus rivales. Y lo que a?n es much?simo peor y pervierte cualquier competici?n en la que este club esté inmerso: condicionan el trabajo de los ?rbitros a su favor, haciéndoles saber de forma directa a través de Real Madrid TV, cuyos v?deos tergiversan y manipulan, que los est?n vigilando, que vayan con mucho ojo cuando saltan al césped rodeados de futbolistas vestidos de blanco luciendo el escudo del Real Madrid. La propaganda es una de las armas m?s potentes que tiene el poder para perpetrarse en el tiempo y hacer creer a quienes lo disfrutan y lo padecen que todo es consecuencia de la m?s absoluta de las normalidades. Florentino Pérez es brillante en lo suyo, de eso no existe ning?n tipo de duda.

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Florentino Pérez.
EP
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Pero la l?nea que separa la mentira de la verdad es fina, fin?sima, tan imperceptible que la voracidad de quienes mienten no les permite entender que la han traspasado de tal forma que han plantado sus pies desnudos ante todos aquellos que les estaban esperando para apuntarles con el dedo ?ndice mientras se contemplan a ellos mismos despojados de ropa por haberse cre?do las mentiras de quienes les han manipulado. El Real Madrid es una gran ficci?n construida a lo largo de décadas en las que han escrito una historia que todos compran.

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Tuchel, en rueda de prensa
Champions
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El Madrid r?e solo porque cada vez son m?s los clubs y las aficiones a los que se les borra la sonrisa tras comprobar en sus propias carnes que la justicia no existe. Por supuesto que los blancos pasar?n a la historia, pero no c?mo lo hizo el Barça de Pep, que maravill? por la belleza de su puesta en escena, sino por demostrar, temporada a temporada, que est? todo podrido, que la esperanza no existe, que no vale la pena seguir luchando, que est?n ellos y luego ya todo el resto porque ellos juegan con las cartas marcadas mientras el resto ha cre?do que lo hac?a en igualdad de condiciones.
Ante una verdad tan absoluta, lo mejor es aceptar que la ?nica decisi?n v?lida a la hora de enfrentarse al club de Florentino Pérez es entrar al terreno de juego, cederle el bal?n, sentarse sobre el césped, observar c?mo, uno tras otro, los goles madridistas suben al marcador y, cumplidos los noventa minutos, aplaudir de forma ir?nica y, esta vez s?, con la alegr?a de quien se siente vencedor.



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