Luc?a tiene 23 a?os y le gusta verse guapa, como a cualquiera. Su madre asegura que tiene futuro como modelo, y no es para menos. Aunque a?n no ha desfilado en una pasarela, es la musa de Monamur, una marca de ropa peculiar que no naci? desde la ambici?n de codearse con Jean Paul Gaultier o Carolina Herrera. Tampoco del deseo de crear un competidor para Inditex ni para engrosar la cuenta del banco gracias al negocio textil. 'Monamur' son las iniciales de M?nica Navarro Mu?oz, la mam? de Luc?a. Es su proyecto personal, el que nace de una ambici?n con mucho trasfondo social. M?nica es testaruda -en el buen sentido- y se esfuerza para que las prendas de vestir estén confeccionadas para todos, para que no sean excluyentes. Al mismo tiempo, persigue que la etiqueta de discapacidad no signifique inflar los precios. Un cambio de mentalidad de 180 grados. Luc?a tiene par?lisis cerebral, mucho amor propio y quiere vestirse sola, y M?nica se ha empe?ado en conseguirlo. Eso tiene m?s valor que un bolso de Dior.

"Si una persona no puede estirar los brazos y se enamora de una cazadora, 'Monamur' buscar? la manera de que pueda ponérsela y, adem?s, f?cilmente". Esa frase resume a la perfecci?n los valores de una marca que naci? al albor de la asociaci?n Mou-te (significa 'muévete' en valenciano), que tiene su sede en Valencia y cuyo fin es la inserci?n laboral de las personas con discapacidad. "Cubre varios ?mbitos, entre ellos el textil. Intentamos que vayan conociendo texturas, telas… Que vayan aprendiendo a coser", explica. 'Monamur' y Mou-te se enriquecen mutuamente. Son necesidad y soluci?n de manera alterna. Ninguno se entiende sin el otro.

Pese a que son los principales beneficiados, M?nica desecha por completo la idea de confeccionar camisetas, pantalones o sudaderas exclusivos para personas con discapacidad. "Buscamos la normalizaci?n, queremos que la discapacidad se acerque a las personas", sentencia. Y lo explica: "Si hacemos las prendas para todo el mundo le damos la vuelta al concepto. Huimos de vetos". También pone un ejemplo muy ilustrativo: una falda que se abrocha con un velcro. "Yo no tengo ninguna discapacidad f?sica y me la puedo poner, pero mi hija también". Moda para todos.

Bajo esa premisa han creado delantales para evitar las manchas que suelen producir tanto cocinando como comiendo –"Una persona de 23 a?os no puede sentarse a la mesa con un babero. No me da la gana", dice M?nica-, estuches que se mantienen abiertos sin necesidad de sujetarlos, tarjeteros que se pueden manipular con una sola mano o chubasqueros que protegen de la lluvia tanto a la persona como a la silla de ruedas que le sirve para desplazarse. Con cada nueva necesidad ponen a funcionar el ingenio y surge una soluci?n revolucionaria. De hecho, el patr?n del chubasquero, del que est?n tremendamente orgullosos, est? ya patentado y aparece en el Registro de Propiedad Intelectual. "Los de las tiendas habituales tienen mucha holgura, por lo que si hace aire se enredan en las ruedas. Este est? concebido para que puedan hacer vida normal cuando llueve", puntualiza.

M?s informaci?n (Auto)


T?tulo noticia (Auto)





92996657

Club de costura

Lo m?s bonito es que esos pasos adelante nacen de la propia experiencia de las personas con discapacidad que forman parte del taller. Aunque, m?s que un taller, M?nica Navarro quiere recalcar que se trata de un club de costura. "Buscamos proyectos que sean sencillos de ejecuci?n y que simplifiquen la vida de todos. De ah? salen auténticas barbaridades, las clases son superdivertidas", afirma. La implicaci?n de todos se deja notar a las primeras de cambio, tanto que intentan alargar las sesiones al m?ximo: "Es de 17:30 a 19:30 horas. Cuando llego a las cinco para prepararlo todo ya los tengo ah? y a las ocho les tengo que echar".

"Tenemos m?quinas de coser que se pueden usar con pedal y sin pedal. Hay una chica que cose de maravilla y lo hace solo con la mano derecha. La izquierda la tiene agarrotada y ni la usa, pero se esfuerza lo que no est? escrito", cuenta M?nica. Y saca pecho del club, un punto de encuentro para cualquier persona que quiera poner su sello en el fin de lograr un mundo m?s justo. "Ves unas relaciones… Estamos sembrando la semilla de la sociedad que queremos. Por eso digo que lo importante es disfrutar del camino, la l?nea no siempre tiene por qué ir recta. No somos perfectos y la ropa tampoco tiene por qué serlo", subraya.

Eso s?, pese a no existe el ?nimo de lucro, no hay que olvidar que hay que pagar la maquinaria, las telas, las agujas… Todo cuesta dinero. "Necesitamos muchos socios. Estamos empezando y todo lleva un coste. Si pudiéramos cubrir gastos y contratar a alguien que nos ayude en la confecci?n… Para eso necesitamos que la gente se haga socia, que se involucre. Son 20 euros de cuota al mes, no es dinero. Con eso est?s ayudando a que este proyecto tire para adelante". Para colaborar han habilitado un formulario de inscripci?n en su p?gina web.

Un cambio de paradigma

Cambiar la industria textil requiere de una acci?n radical. "Veo desfiles y noto que los dise?adores est?n muy equivocados. En una ocasi?n me topé con uno de alta costura que formaba parte de un proyecto para que desfilasen personas con discapacidad. Sali? una chica que, por la explosi?n de una mina en Uganda, hab?a perdido una pierna. Le hicieron un vestido de noche con muchos volantes, como para tapar su discapacidad. Cada paso que daba parec?a que iba a tropezar", recuerda, y reclama la necesidad de adaptar ese traje de noche a las circunstancias: "Es todo lo contrario. A una ni?a que iba en silla de ruedas, como mi hija, le hicieron un vestido de princesa, uno que llegado un momento se le iba a enredar. Esto tiene que cambiar, hay que abrir las mentes".

Y eso también pasa por poder acceder a esas marcas que tienen una parte aspiracional. "A mi hija le encantan los corazones, pero las prendas de Agatha Ruiz de la Prada son totalmente inaccesibles. Yo las compro y las adapto para que mi hija se las pueda poner sola. Tienen que ir igual de guapos que el resto, no tienen por qué conformarse con camisetas anchas", indica. Es justo lo que le pasa a Nacho, el novio de Luc?a: "El otro d?a estaba con ellos esperando a que entrasen al gimnasio. Estaba sudando la gota gorda para quitarse la cazadora. Las sisas son r?gidas y él tiene el codo completamente doblado. Al final lo consigui?, pero tard? unos 20 minutos".

La pandemia, punto de inflexi?n

En este punto, tras muchos minutos hablando de Luc?a -"es muy guapa", dice una vez m?s-, M?nica se detiene a hablar un poco de ella. Recuerda c?mo en la pandemia retom? su vieja afici?n a coser, un 'hobby' que cre?a olvidado. Forma parte de una familia de seis hermanos y, cuando era peque?a, su madre se ve?a obligada a trabajar todo el d?a. La dura realidad de tantos hogares. En su casa hab?a una m?quina de coser que despertaba su curiosidad. "De forma autodidacta iba haciendo cosillas", recuerda. Cuando se cas? y fue madre aparc? los patrones a un rinc?n remoto de su mente.

Todo cambi? en el confinamiento que comenz? en un ya lejano marzo de 2020. Al principio enhebr? de nuevo la aguja por necesidad, pero ya no la ha vuelto a soltar. "Todas las prendas que se hacen para personas con discapacidad son un poco de llorar. Tienen que ir superguapos y si quieren vestir ce?idos tienen que poder hacerlo. Lo ?nico que se necesita es que sea c?modo de poner", asevera.

Las ideas se acumulan y a veces cuesta darles prioridad. Eso s?, cuando un 'invento' resulta un éxito, todos los nervios merecen la pena. "Mi hija est? empezando a ir en autob?s sola. Y surgi? un problema: necesitaba ayuda para sacar el bono. Lo lleva colgado del cuello, por lo que siempre est? el riesgo de que alguien toque donde no debe. Ahora hemos hecho un cord?n que va cogido a una carterita y tiene efecto retr?ctil. Ya no necesita a nadie. Me lo han visto enfermeras y ahora lo usan ellas para abrir puertas en el hospital", relata.

Todas las divas tienen un modisto de cabecera. Balenciaga, Lagerfeld, Valentino….en nuestro caso hemos encontrado en Monamur by Mou-te a esa firma que va a hacer que Julia desfile en las mejores pasarelas de moda… pic.twitter.com/eWpYsv7Yic

— jj_runningteam (@JRunningteam) 27 de enero de 2024

Su acci?n llega m?s all? de las fronteras de la Comunidad Valenciana. Joaqu?n Susmozas es conocido en redes sociales por contar abiertamente su rutina con su hija Julia, que sufre una enfermedad rara y par?lisis cerebral. También es pediatra y, en su tiempo libre, corre con su silla para crear conciencia social. Los responsables de 'Monamur' se acercaron a él para poner la tirita a un problema que detectaron hace un tiempo: las manos de la peque?a se enfr?an con facilidad.

"Se pusieron en contacto con nosotros v?a Twitter. Compramos unas manoplas y un abrigo y lo han solucionado superbien. No han querido que pag?semos nada. Julia se ha intentado arrancar las manoplas, como siempre, pero no lo ha conseguido. Encontrar a alguien que adapte una ropa que te gusta a esas necesidades no tiene precio", cuenta. M?nica también recuerda con cari?o la experiencia con Joaqu?n: "Lo que hemos hecho es important?simo. Mi hijo peque?o no tiene ninguna discapacidad, pero es un desastre. Lo pierde todo. Si le pongo las manoplas acopladas a la cazadora le puede venir muy bien".

Entre telas, patrones y m?quinas de coser, este selecto club comparte vivencias cada martes por la tarde. Es su lugar seguro donde todos pueden sacar a relucir sus fortalezas y donde saben que nadie va a juzgar sus debilidades. Es m?s, van a encontrar la belleza que hay en ellas. M?nica se pone el traje de costurera por Luc?a y por todos sus compa?eros. Aunque de sus manos surgen prendas de ropa a las que no podr?an acceder de otra manera, la realidad es que recibe m?s de lo que da. E imparte la mejor lecci?n: normalizando cada detalle del d?a a d?a se consigue una sociedad mejor



أكثر...