Nuestra salud y bienestar dependen en gran medida de la calidad del medioambiente en el que vivimos. Es algo que se conoce desde la antigüedad. Ya Hip?crates defend?a que un entorno pr?stino era esencial para una buena salud p?blica.

A fin de cuentas, los seres humanos somos extraordinariamente sensibles al deterioro medioambiental.

Tanto que la Organizaci?n Mundial de la Salud estima que el 23% de todos los fallecimientos que se producen hoy en d?a en el mundo son causados por vivir o trabajar en un medio ambiente degradado.

Multitud de causas contribuyen a degradar nuestro entorno de forma que repercuta negativamente en nuestra salud como por ejemplo:

• La contaminaci?n del aire
• Del agua
• Del suelo
• El cambio clim?tico
• El exceso de radiaci?n ultravioleta debida al agujero de ozono, .

Y hemos llegado al punto de que hoy se conocen m?s de 100 enfermedades, muchas de ellas emergentes, que padecemos como consecuencia de la exposici?n a medioambientes de baja calidad.

No le damos la importancia que deber?amos

Pese a todo, ni de lejos le damos a la calidad ambiental la importancia real que tiene en nuestra salud.

Ni siquiera cuando existe un consenso mundial generalizado entre expertos.

• Porque lo queramos o no, seamos o no seamos conscientes de ello… si no somos capaces de evitar la degradaci?n medioambiental, algo que sin duda alguna estamos muy lejos de conseguir, las enfermedades provocadas por la exposici?n a estos ambientes degenerados llegar?n muy pronto a ser la principal causa de muerte de la humanidad.

En pocos a?os alrededor la mitad de las muertes en el mundo podr?an estar causadas por la degradaci?n medioambiental.

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La amenaza de las zoonosis

Por si esto fuera poco, otra de las crecientes amenazas para nuestra salud provocada en buena parte por el deterioro medioambiental son las zoonosis.

Seguramente ya los ganaderos del neol?tico se dieron cuenta de que cuando enfermaba el ganado, a menudo lo hac?an también quienes lo cuidaban.

Pero fue a mediados del siglo XIX cuando el médico y bi?logo alem?n Rudolf Virchow, considerado el padre de la patolog?a moderna, descubri? cient?ficamente la estrecha relaci?n entre la salud de los animales y la salud humana.

• Virchow acu?? el término “zoonosis” para referirse a las enfermedades que pueden ser transmitidas desde los animales a los humanos, y describi? varias de ellas.

Y el lema de la profesi?n veterinaria “Higia pecoris salus populi” (la higiene del ganado es la salud del pueblo) explica perfectamente c?mo la salud humana depende en gran medida de la sanidad animal.

Si alguien prefiere los datos a las palabras, hoy se puede afirmar que:

• M?s de 300 enfermedades infecciosas y parasitarias que asuelan a la humanidad se producen cuando determinados agentes pat?genos saltan desde las poblaciones de animales domésticos o salvajes a los seres humanos.
• Se estima que el 75% de todas las enfermedades emergentes de hoy en d?a son zoonosis.

Y los ingredientes que convierten a las zoonosis en una amenaza continua son:

• La pérdida de la biodiversidad
• La ocupaci?n de nuevos espacios naturales
• La velocidad de transporte de los seres humanos por todo el mundo.

En la COVID-19 que tanto nos ha hecho sufrir encontramos un buen ejemplo de la gravedad de una zoonosis emergente.

Salud y cambio global (1): ?Por qué el medioambiente es un problema de médicos m?s que de ecologistas? |
Millares de cient?ficos investigando nos obligan a escuchar

Ante unas perspectivas tan desoladoras para nuestro futuro cercano, la investigaci?n cient?fica ha llegado a dedicar un ingente trabajo para desvelar los mecanismos de dependencia entre la salud de los seres humanos, la salud de los animales y la calidad del medio ambiente.

Millares de médicos, veterinarios y cient?ficos medioambientales trabajando en estrecha colaboraci?n est?n desarrollando el nuevo concepto de salud (“One Health”), que est? cambiando varios de los paradigmas cl?sicos de la medicina.

• “One Health” (“Una Sola Salud”), demuestra que los seres humanos solo disfrutaremos de una buena salud si conseguimos mantener la salud de los animales, tanto domésticos como salvajes, as? como una buena calidad medioambiental.

«Los 12 principios de Manhattan»

El documento fue el resultado de una reuni?n celebrada en Manhattan en septiembre de 2004.

En ella, numerosos especialistas en distintas disciplinas resumieron los grandes problemas que plantea la circulaci?n de enfermedades entre los seres humanos, las especies domésticas y la fauna silvestre, as? como las enfermedades generadas por exposici?n a un medio ambiente degradado.

Las conclusiones de este documento se concretaron en los “Doce principios de Manhattan” ideados para prevenir las enfermedades respetando la integridad de los ecosistemas en beneficio de los seres humanos, los animales domésticos y la biodiversidad.

Estos organismos internacionales est?n promoviendo la colaboraci?n a escala internacional en materia de

• Vigilancia epidemiol?gica
• Control
• Prevenci?n
• Reducci?n de las consecuencias de las enfermedades emergentes
• Preservaci?n del medio ambiente.

Y también insisten en que los profesionales de la salud y el medio ambiente dediquemos tiempo a explicar al gran p?blico la idea esencial de que solo conseguiremos un elevado nivel de salud y bienestar si vivimos en un ambiente de m?xima calidad con animales salvajes y domésticos que estén sanos.

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Nos cuesta aceptar los efectos a largo plazo

Se trata de un desaf?o complejo, porque a los seres humanos nos cuesta enormemente darnos cuenta de c?mo la degradaci?n medioambiental es una de las m?s importantes causas de enfermedad y de muerte.

• Tampoco somos buenos entendiendo c?mo nuestras actuaciones destruyendo la biodiversidad, ocupando espacios naturales o viajando masivamente, posibilitan zoonosis como ocurri? con la COVID-19.

La raz?n est? en que nuestra mente no tiene dificultad en entender las relaciones de causa-efecto que se suceden de manera inmediata, tal y como ocurre, por ejemplo, con los accidentes de tr?fico.

Pero cuando transcurre un determinado tiempo entre la causa y el efecto, nos cuesta mucho asociarlas. Y esto es lo que ocurre con las enfermedades originadas por vivir o trabajar en un medioambiente degradado.

El tr?gico ejemplo del amianto

En este sentido el mesotelioma de pleura es un buen ejemplo.

Se trata de un tipo de c?ncer de pulm?n producido por la exposici?n al amianto, que mat? y que desafortunadamente todav?a matar? a muchos espa?oles.

• El problema es que el mesotelioma de pleura se manifiesta muchos a?os después de que hayamos estado expuestos al amianto. Tanto que quienes morir?n por esta enfermedad en un futuro pr?ximo ya han sufrido la exposici?n al amianto tiempo atr?s y seguramente ni siquiera lo sepan.

A fin de cuentas, en nuestra vida cotidiana hab?a muchos objetos de amianto. Desde tejados de Uralita a tostadoras de pan, pasando por vagones de metro aislados con amianto, o tuber?as de agua de fibrocemento con amianto, algunas de las cuales a?n est?n en funcionamiento en ciertas conducciones de agua a las ciudades.

• Ni siquiera somos conscientes de cu?ndo hemos estado expuestos al amianto. Pero nos puede matar igualmente.

Una amenaza que no vemos

Y ah? est? el gran problema. El largo tiempo que tardan en manifestarse las enfermedades debidas a la exposici?n a ambientes degradados dificulta que nos preocupemos por ellas.

En consecuencia, no se ponen los medios necesarios para solucionar un problema que puede ser letal y que la ciencia conoce con certeza.

• De la misma manera, tampoco es posible predecir con total exactitud cuando van a producirse nuevas zoonosis. Nadie pudo prever que nuestra tragedia actual se llamar?a COVID-19. Pero s? que est?bamos avisados de la amenaza de una pandemia, incluso con fechas.
• Igual que ahora estamos advertidos de que si seguimos con nuestro actual estilo de vida ésta no ser?, ni mucho menos, la ?ltima zoonosis que veamos.

Pero la mejor manera de enfrentarse a estas nuevas enfermedades emergentes que m?s pronto que tarde se cruzar?n en nuestras vidas es mediante el conocimiento.

Y aqu? intentaremos dar la informaci?n necesaria para que, ojal?, pongamos las medidas necesarias.

Sin m?s pasi?n que la realidad. Que ya es bastante apasionante… y preocupante.



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