El presidente de Brasil, Luiz In?cio Lula da Silva, ha empezado a limpiar de militares el Gobierno, en un momento de desconfianza con algunos sectores de las Fuerzas Armadas tras la intentona golpista de bolsonaristas radicales del 8 de enero.

En sus primeros veinte d?as de mandato, el dirigente progresista ha prescindido de los servicios de unos 140 militares que trabajaban en ?rganos vinculados con la seguridad y la administraci?n de la Presidencia.

La salida de esos militares se ven?a produciendo desde la investidura de Lula, pero se ha acelerado a partir del asalto a las sedes de la Presidencia, el Congreso y la Corte Suprema por parte de miles de seguidores del exgobernante ultraderechista Jair Bolsonaro.

Objetivo: desmilitarizar el Gobierno

El martes, el Gobierno de Lula dispens? a 40 militares que trabajaban en la administraci?n del Palacio de la Alvorada, la residencia oficial de la Presidencia.

Entre el miércoles y el jueves, le toc? el turno a una veintena que ejerc?an diversos cargos en el Gabinete de Seguridad Institucional (GSI), responsable por la protecci?n de la vida del presidente.

Este cambio de paradigma en relaci?n al peso de las FF.AA. en el Gobierno, que con Bolsonaro, un capit?n retirado del Ejército, adquirieron un espacio de poder no visto desde los tiempos de la dictadura (1964-1985), entra dentro de los planes de Lula para desmilitarizar la administraci?n p?blica.

Seg?n datos oficiales, el n?mero de militares, activos o de la reserva, ocupando cargos civiles salt? desde 2.765 en 2018, un a?o antes de que Bolsonaro llegara al poder, hasta los 6.157 en 2020, de los cuales cerca de la mitad son cargos "comisionados" que el nuevo Gobierno puede sustituir en el corto plazo.

Despolitizar los cuarteles es el otro gran desaf?o, el cual ha adquirido un sentido de urgencia desde el violento ataque a las instituciones del 8 de enero que buscaba derrocar a Lula y devolver al poder a Bolsonaro.

Las Fuerzas Armadas, como instituci?n, se mantuvieron fieles a la Constituci?n y a Lula, en su condici?n de comandante supremo, aunque el Gobierno sospecha de la participaci?n de algunos pocos militares en los actos golpistas, a los que pretende castigar "sin importar la patente".

Ambiente de desconfianza

El propio Lula ha sembrado dudas sobre la actuaci?n de algunos sectores de las FF.AA. frente al asalto de Brasilia.

La semana pasada, en un desayuno con periodistas, asegur? que hubo "muchos militares y polic?as" que fueron "conniventes" con el intento de golpe y que est? "convencido" de que alguien de dentro del palacio presidencial de Planalto "facilit?" la entrada de los radicales.

El miércoles, en una entrevista a GloboNews, dej? entrever nuevamente esa desconfianza al criticar las agencias de inteligencia "del Ejército, de la Polic?a y de la Marina" por no avisarle de que bolsonaristas radicales se estaban organizando para el asalto.

Y fue taxativo al advertir que "quien quiera hacer pol?tica, que se quite el uniforme, renuncie al cargo y monte un partido pol?tico".

"Pero mientras esté en las Fuerzas Armadas no puede hacer pol?tica" porque es una instituci?n de Estado, expres?.

En un intento por "pasar p?gina", Lula se reuni? durante dos horas del viernes con los comandantes del Ejército, la Marina y la Aeron?utica para discutir inversiones y planes de modernizaci?n, en compa??a del ministro de Defensa, José M?cio, y algunos empresarios.

Seg?n M?cio, el asalto de Brasilia "no fue discutido", pero a la salida dijo a los periodistas que, desde su punto de vista, "no hubo un envolvimiento directo de las Fuerzas Armadas".

"Si alg?n elemento, individualmente, particip?, responder? como ciudadano", apunt? para después garantizar que los militares no permitir?n un nuevo episodio como el del 8 de enero y que est?n de acuerdo en que se tomen medidas contra todos los implicados.

En medio de la desmilitarizaci?n en cargos de la Presidencia, el Gobierno de Lula también ces? esta semana a los 27 superintendentes regionales de la Polic?a Federal de Carreteras y a 18 de la Polic?a Federal.

Este tipo de cambios en los comandos policiales son normales al entrar una nueva administraci?n, pero esta vez se est?n llevando a cabo de forma m?s r?pida y profunda.

Mientras, las operaciones se suceden en todo el pa?s para identificar a los organizadores y financiadores de la intentona golpista.

En la lista de investigados de la Corte Suprema figura Bolsonaro, quien actualmente se encuentra en Estados Unidos sin billete de vuelta, por incitar a sus simpatizantes a atacar las instituciones democr?ticas.



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