Cambia el presidente, sigue el mismo mensaje. Lai Ching-te ha estrenado la ma?ana del lunes el mando enTaiw?n exigiendo el fin de las amenazas chinas y glosando la isla como faro democr?tico global pero con un escrupuloso tacto con las l?neas rojas de Pek?n. Lai releva a Tsai Ing-wen, madre de un patr?n de relaciones con China y el mundo que, para desgracia de la primera, ya ha solidificado.

No hay asunto m?s urgente en Taiw?n ni m?s globalmente despreciado que su econom?a. Los sueldos siguen congelados con el coste de la vida disparado y el acceso a la vivienda es quimérico para la juventud. Ese cuadro, y no las relaciones con Pek?n, son las prioritarias entre el electorado. Le espera una legislatura ?rida a Lai después de que su formaci?n, el Partido Democr?tico Progresista (PDP), se dejara la mayor?a parlamentaria en las ?ltimas elecciones. Las escenas de lucha de la semana pasada, tan ajenas a un pa?s ejemplarmente democr?tico, anticipan el calvario.

El antiguo doctor ha recibido del Parlamento los sellos del honor y de laRep?blica de China, nombre oficial de Taiw?n, que llevaron a la isla m?s de siete décadas atr?s los perdedores de la guerra civil y hoy simbolizan el poder presidencial. Ante la multitud congregada frente a su nueva oficina, de aroma japonés, elabor? un discurso medido que evit? las sorpresas. "Le exijo a China que cese las intimidaciones pol?ticas y militares y tome la responsabilidad global junto a Taiw?n de trabajar duro para mantener la paz y la estabilidad en el estrecho y la regi?n para asegurarnos de que el mundo no tema una guerra", ha clamado. Después busc? una audiencia m?s amplia: "Queremos decirle esto al mundo: Taiw?n no hace concesiones con la democracia ni la libertad. La paz es la ?nica opci?n y la prosperidad es nuestro objetivo para conseguir una paz y seguridad duraderas”.

"Como el agua y el fuego"

Desde China s?lo han llegado murmullos. Las ?ltimas elecciones ya fueron desde?adas por su prensa como un "tema regional" y hoy callaban sobre el nuevo presidente isle?o. Apenas ha hablado la Oficina de Asuntos con Taiw?n para recordar que la independencia y la paz son "como el agua y el fuego". S?lo seis barcos y aviones chinos cruzaron ayer la mediana del estrecho o frontera oficiosa, seg?n el recuento diario del Ministerio de Defensa taiwanés. Cuando China pretende un mensaje rotundo, env?a docenas.

No ser?n a?os tranquilos, sin embargo, en el estrecho de Formosa. Recuerda a?n Pek?n que Lai, en su lejan?sima juventud, se defini? como un “luchador pragm?tico por la independencia”. Los a?os y las responsabilidades han empujado aquel ardor hasta la oficialista defensa del 'status quo'. No persigue el PDP la independencia formal porque contra esa declaraci?n ha prometido China una respuesta militar y, al fin y al cabo, ya la ejerce 'de facto'.

No ha convencido Lai a Pek?n, sin embargo, que le intuye m?s “verde” o separatista que su antecesora. De “rufi?n extremista”, “mentiroso” y “completo alborotador” le trat? la prensa oficial en las v?speras electorales. Su vicepresidenta, Hsiao Bi-khim, tampoco aceitar? los v?nculos con Pek?n. Naci? en Jap?n, ha ejercido de oficiosa embajadora en Washington y defendido la causa taiwanesa en la arena internacional.

"Fidelidad al 'status quo'"

En su discurso matinal ha subrayado Lai su fidelidad al 'status quo' con un tono conciliador y menos desafiante de lo que deseaba buena parte de su electorado. Pek?n ve en las palabras de Taipei y las acciones de Washington el intento indisimulado de dinamitar los acuerdos t?citos que han impedido la guerra en el estrecho de Formosa.

El secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, ha mostrado su voluntad de “avanzar en los intereses y valores comunes, profundizar en nuestra vieja relaci?n no oficial y mantener la paz en el estrecho”. No ha llamado su presidente, Joe Biden, a su nuevo hom?logo taiwanés para felicitarlo. Lo hizo a?os atr?s su antecesor, Donald Trump, y la rabieta china dur? semanas.



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