Cualquier iniciativa para promover la paz mientras suenan las bombas parece naif. ?C?mo se va a hablar de negociaci?n con Rusia mientras bombardea despiadadamente la ciudad de J?rkov? ?C?mo se va a tratar sobre el futuro de Gaza o de un Estado palestino si en la Franja la vida es casi imposible por la destrucci?n y Ham?s e Israel est?n en guerra? Las preguntas son leg?timas, pero la respuesta hist?rica es clara: hasta los peores y m?s agrios conflictos terminan, y a menudo lo hacen con acuerdos de paz.

Hay personas que piensan en c?mo construir esa paz y hay toda una disciplina que se dedica a ello (peacebuilding). Uno de ellos es Dan Smith (Colombo, 1951), director del Instituto Internacional de Investigaci?n para la Paz de Estocolmo (SIPRI). El experto brit?nico atiende a El Peri?dico de Espa?a, del mismo grupo editorial, por videoconferencia desde su oficina en Suecia.

?Hay alguna especie de estrategia u hoja de ruta para rebajar la tensi?n bélica actual?

Rusia parece tener una posici?n basada en un absoluto: Ucrania no tiene derecho a existir, seg?n el presidente o ide?logos como Alexander Dugin. Parece muy dif?cil ver c?mo van a cambiar de postura. Pero la historia nos muestra que en otros conflictos también hab?a posiciones absolutas, que con el tiempo acaban siendo modificadas. En ocasiones, en el ?ltimo minuto. Los blancos de Sud?frica nunca iban a ceder el poder, y finalmente lo hicieron. Los republicanos y los unionistas en Irlanda del Norte no pod?an de ninguna manera compartir el poder, hasta que luego lo compartieron. La diplomacia nunca funciona, hasta que lo hace…

?Ser? una paz por territorios?

Muchos han asumido el modelo de paz por territorios, pero creo que esa l?gica puede demostrarse equivocada. No est? claro que si Rusia consigue algo de territorio, entonces la paz llegar?. Estoy m?s inclinado a pensar que habr? algo parecido a un estatus especial para esas ?reas del este de Ucrania. Todo tiene que ver con c?mo se desarrolle la guerra. Hay una teor?a en investigaciones sobre paz y resoluci?n de conflictos llamada “el estancamiento mutuamente doloroso”, que dice que ese es el momento en el que un acuerdo es m?s probable. Ninguna de las partes consigue avanzar, y la guerra da?a a ambos de forma equivalente. Si ya no se visualiza un camino hacia la victoria, se puede pensar en otro hacia la negociaci?n y el acuerdo. Claramente, no est?n a?n en ese punto: da?a a ambas partes, pero a?n no est? estancada.

?Y en la guerra de Gaza? All? las fuerzas no est?n equilibradas, porque uno de los bandos es una potencia militar. El estancamiento nunca va a ocurrir…

Un mes antes de los horribles ataques de Ham?s, que violaron cualquier norma y est?ndar ético, Anthony Blinken dijo que la regi?n no hab?a estado tan en calma como entonces. En ese discurso ni mencion? el conflicto. No se lo tomaba como un asunto grave, aunque quienes siguen el tema estaban advirtiendo de que las tensiones podr?an estallar. Desde el punto de vista de Israel, la situaci?n en Gaza antes del 7 de octubre era bastante aceptable, aunque nunca perfecta; tolerable, pero no buena. Para los palestinos de Gaza, la situaci?n era cercana a lo intolerable y ni de lejos favorable. No es razonable volver a esa situaci?n. Lo que no est? claro es la alternativa. Los derechos y los intereses de los palestinos se han dejado a un lado durante los a?os, hasta el punto de que no se les ten?a en cuenta en el conflicto.

Ha habido cerca de 40.000 muertos…

Y no es solo un problema de las muertes o cu?nta gente esté cerca de una hambruna, sino sobre todo de la destrucci?n: la mayor?a de los edificios y de la infraestructura est?n destrozadas. Solo la limpieza de los escombros se espera que dure década y media. Para m? es un misterio c?mo se crean all? las condiciones [para la paz]. Debe de haber un mecanismo externo, sujeto a condiciones. Y estas deben establecerse en ambos lados. No puede darse una situaci?n en la que Ham?s pueda reconstituir su poder, preparar otro ataque y recibir una represalia todav?a m?s dura sobre la poblaci?n de Gaza. Pero tampoco puedes permitir que la situaci?n de los palestinos en Gaza antes del 7 de octubre contin?e. Uno de dos millones necesitaban apoyo internacional, la electricidad funcionaba solo unas horas al d?a, no hab?a empleo, ni perspectivas para una vida digna. Eso tiene que cambiar si va a haber una resoluci?n pac?fica.

?Qué hay de Ir?n y los acuerdos nucleares?

Creo que hubo una muestra de vandalismo por parte de Donald Trump cuando, escuchando lo que le dec?a Benjam?n Netanyahu desde Israel y a los cr?ticos m?s duros con Ir?n, decidi? acabar con el acuerdo (JCPOA) que hab?a sido lanzado por Barack Obama, al que odiaba. Era un acuerdo bastante equilibrado, que estaba siendo respetado por los iran?es y monitorizado todo el tiempo por la Organizaci?n Internacional de la Energ?a At?mica, pero fue arrojado por Trump a la papelera por cuestiones ideol?gicas. Occidente levant? algunas sanciones. Yo visité Teher?n durante ese per?odo después de la firma, varias veces, y ve?a a las empresas operar y c?mo la vida se hac?a mejor. Pero no recibieron las inversiones que esperaban. No tengo claro cu?l es la forma de retomarlo, por la falta de confianza. Imaginemos que hay un presidente en EEUU que quiera relanzarlo, ?se iban a fiar en Ir?n? Creo que se hizo un da?o severo. Es mucho m?s f?cil romper algo que volverlo a levantar.

?Por qué no abundan hoy los acuerdos de paz?

Los conflictos actuales son muy complejos, pero siempre han sido as?. Pero el sistema internacional no est? activo y presente para apoyar la resoluci?n de conflictos. El ?ltimo gran acuerdo de paz fue el de Colombia, de 2016. Eso fue hace ya bastante. En la primera década de este siglo y en los 90, los acuerdos de paz importantes llegaban casi uno cada a?o. Ahora, el entorno internacional no favorece hacer la paz. En 2005 se public? un informe, el Informe Humanidad y Seguridad, que pintaba una situaci?n en la que, comparada con los noventa, se ve?an menos guerras, m?s cortas, mor?a menos gente y hab?a m?s acuerdos de paz. Los autores intentaron explicar por qué: ?Era porque hab?a m?s democracia? ?Era porque hab?a m?s crecimiento econ?mico? Concluyeron que lo ?nico que pod?a explicarlo todo era que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, en los noventa y principios de este siglo, actuaba de forma m?s unida que nunca. No estaba boicoteado por el uso del veto. Ahora ha ido en la direcci?n opuesta: el Consejo est? en las condiciones en las que estaba en la Guerra Fr?a.

?Hay algo que pa?ses peque?os como Espa?a o, donde usted se encuentra, Suecia, que puedan hacer, sus diplom?ticos o sus Gobiernos, para promover la paz?

Hay que centrarse en la generaci?n de confianza. Una de las razones para la pérdida de confianza en la UE fuera de sus fronteras es la sensaci?n de que tiene doble rasero. Los pol?ticos e instituciones europeas se preocupan m?s de los ucranianos, que al fin y al cabo son europeos, que de los palestinos. No es solo una visi?n desde el sur global, ?frica u Oriente Pr?ximo, sino desde dentro de la UE y Estados Unidos. Pa?ses como Espa?a o Suecia, a pesar de que ambos fueron imperios, est?n algo m?s alejados de la forma de pensar de grandes potencias como Reino Unido o Francia. Por eso Espa?a y Suecia tienen m?s libertad y espacio mental para decir: la ley importa, los est?ndares importan. Y si Israel viola la legislaci?n internacional en Gaza, eso es exactamente igual de importante que si lo rompe Rusia en su invasi?n de Ucrania. La sensaci?n de doble rasero europeo erosiona la confianza externa en las instituciones europeas a un ritmo que aterra.



?Y los pa?ses grandes?

Todos pueden centrarse en los aspectos en los que la cooperaci?n es a la vez necesaria y posible. Por ejemplo, el entorno natural (no solo el cambio clim?tico, sino la lucha contra los pl?sticos, ahora se negocia un tratado sobre ello), la biodiversidad, o asuntos sanitarios. Por ejemplo: tenemos un interés compartido en evitar una nueva pandemia, y en establecer mecanismos por medio de los cuales compartimos informaci?n de forma mucho m?s efectiva que durante el Covid. Los asuntos de la lucha contra el crimen o el antiterrorismo son otros ejemplos.



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