Para Tadej Pogacar el Giroes como un juego donde él siempre gana. Da igual que sea una contrarreloj o la primera etapa de alta monta?a, en los Abruzos, donde s?lo se escapan los que él permite para comérselos con patatas en cuanto lo decide. Nadie le hace sombra, gana d?nde y c?mo quiere, porque ve que tampoco ning?n rival lo ataca, porque ya es mucho aguantar su rueda para convertirse en espectadores de honor de su tercera victoria en una ronda italiana que ganar? salvo que se le cruce un gato negro.

Cada d?a ampl?a las diferencias, en los Abruzos por las bonificaciones de la meta, y porque dio la sensaci?n de que ni quer?a ni necesitaba un ataque lejano. Iba m?s c?modo a rueda de compa?eros como Rafal Majka para preparar el esprint en la llegada, mirar a ambos lados, acelerar lo justo y hasta levantar los brazos siempre vestido en rosa; él domina y s?lo él gana.

?M?s combate?

Nadie duda de que es el mejor y hasta ser?a una osad?a criticarlo por ganar. Es su obligaci?n como deportista profesional al que le pagan unos buenos millones de euros para que se apunte el mayor n?mero de éxitos, ya sea en el Giro o en cualquier otra parte. El espectador, sin duda, en Italia o a través de la televisi?n, querr?a m?s combate y que alguien desafiara a Pogacar. Pero un ser superior al astro esloveno no existe montado sobre una bici si no concursa Jonas Vingegaard. Y, entonces, ?por qué los ha de dejar ganar?
Daniel Mart?nez y Geraint Thomas, segundo y tercero de la general, un ciclista colombiano y otro galés, subieron a Prati di Tivo, meta de la octava etapa, a rueda de Pogacar. Ni siquiera intentaron molestarlo. S?lo un ciclista italiano, joven, de 22 a?os, llamado Antonio Tiberi intent? lo imposible. Busc? ganarse el aplauso de su afici?n que trata de ver en él a un heredero de Vincenzo Nibali. Dos veces intent? demarrar en los ?ltimos dos kil?metros. ?Quién salto a su caza? Es f?cil de imaginar. FuePogacaren persona porque no s?lo quer?a impedir la victoria de etapa del joven valor local, sino que yendo él personalmente a su captura demostraba a los dem?s, como si fuese un lenguaje de signos, que deseaba la victoria y que no iba a entregar ning?n regalo.

Una fuga con Pelayo S?nchez

As? que cuando vio la pancarta de meta, se movi? lo suficiente para acelerar la bici lo justo y levantar los brazos como ganador de otra etapa, como si fuera un juego, sencillo y para terminar de acabar con la moral de los que lo siguen en la general que no ven la luz, ni una se?al, nada de nada, que les abra la esperanza de atacar y noquear al fen?meno esloveno.

Si hab?a alguna duda de si permitir?a una escapada tras la exhibici?n del viernes en contrarreloj, siempre qued? claro que Pogacar deseaba la victoria en los Abruzos ya que su equipo no dej? respirar una escapada en la que estuvo Pelayo S?nchez. Pero no todos los d?as se puede intentar ganar y menos si la ‘maglia rosa’ quiere jugar y anotarse otro triunfo, que a buen seguro no ser? el ?ltimo.



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