Nada fue igual en la familia desde el 19 de marzo. Ese d?a, el abuelo Pepe, 71 a?os y enfermo de apnea, se durmi? al volante de su coche y se empotr? contra la entrada de un t?nel en la carretera de Loja a Huétor T?jar (Granada). Llevaba a su mujer, su hija y sus dos nietos. Las dos mujeres murieron. La noche del domingo al lunes, dos meses después de aquello, el abuelo Pepe se encerr? con sus nietos y los mat? antes de pegarse un tiro con su escopeta.

Desde aquellos d?as de marzo, el abuelo sufr?a una depresi?n. Viv?a en el segundo piso de la casa familiar. En el primero quedaban sus nietos y su yerno, viudo, que seg?n los testimonios recogidos por la Guardia Civil, no pod?a evitar, en ocasiones, culpar al anciano de la muerte de su esposa.

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Desde aquellos d?as, el yerno no dejaba que el abuelo disfrutara de mucho tiempo con sus nietos. "Apenas los buenos d?as y las buenas noches", han contado personas de su entorno a los investigadores.

Escopeta de caza

Los agentes est?n reconstruyendo lo que ocurri? en la casa familiar la noche del domingo. Los datos que han recabado hasta ahora indican que el abuelo Pepe le reproch? una vez m?s a su yerno que no le dejara pasar m?s tiempo con sus nietos. Enfurecido, baj? al primer piso con su escopeta de cazador, calibre 12. Apunt? con el arma directamente a su yerno, que sali? huyendo de la casa y llam? a los servicios de emergencia. Eran las once menos veinte de la noche.

Un ni?o escayolado

El anciano se llev? entonces a los dos ni?os, de 10 y 13 a?os, al piso de arriba, donde él vive. El ni?o mayor aun lleva escayola en una pierna por el accidente de tr?fico del mes de marzo. El abuelo se asoma entonces al balc?n y pega dos tiros de escopeta al aire.

Poco después llegan a la zona los primeros guardias civiles. El abuelo Pepe se niega a salir, no pide nada, solo que se vayan y le dejen con sus nietos. Tiene tres teléfonos con él -dos m?viles y uno fijo-.

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Los guardias civiles se entrevistan con el yerno, padre de los ni?os. El hombre les dice que el anciano quiere a sus nietos, cree que quiere hacerle da?o a él, nunca a los cr?os. Antes de las once de la noche, el padre de los chavales recibe una llamada desde un teléfono del abuelo. Es su hijo mayor. Va a ser la ?ltima vez que hable con él.

-"Pap?, ?puedo quedarme a dormir con el abuelo?".

El hombre intenta ganar tiempo para recuperar a sus hijos.

-"Puedes, pero antes quiero que te vea un médico, a ver c?mo tienes la pierna".

Alguien corta la comunicaci?n. Los investigadores creen que es el abuelo. La voz del nieto mayor ha sonado tranquila. Del peque?o, Guillermo, no se sabe nada. La casa queda en silencio. De vez en cuando, el abuelo sale a la ventana.

"Luego hablo con vosotros"

Hacia las tres de la ma?ana llegan desde Madrid agentes de la Unidad Especial de Intervenci?n, especialistas en rescates de rehenes. El abuelo insiste en que no quiere hablar con nadie y pide que se vayan. Anuncia que hablar? con los guardias m?s tarde, por la ma?ana, después, dice, de vestir a los ni?os y que vayan al colegio.

Otra vez el silencio. Pasadas las ocho y veinte de la ma?ana los guardias civiles deciden entrar en la casa. Lanzan varias granadas aturdidoras. Encuentran al abuelo Pepe en el cuarto de ba?o. Se ha pegado un tiro con su escopeta. En una habitaci?n est? el nieto mayor, que tiene otro disparo letal en el cuerpo. Y en otro dormitorio, encuentran al peque?o, Guillermo. Su abuelo lo hab?a asfixiado.

A falta de los resultados de las autopsias, los investigadores creen que el abuelo mat? a sus nietos hacia las once de la noche, poco después de la llamada del mayor al padre pidiéndole permiso para dormir con él. Piensan, adem?s, que el abuelo se dispar? ya de madrugada, después de su ?ltima conversaci?n con los negociadores.



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