El caso de la desaparici?n de Déborah en Vigo cumple 22 a?os con el probable archivo
 

Ma?ana martes 30 de abril se cumplen 22 a?os desde que Déborah desapareci? sin dejar rastro tras salir a correr y charlar con su prima en la zona de Samil. Diez d?as después, el 10 de mayo, a m?s de 40 kil?metros de Vigo, su cad?ver desnudo era hallado en una cuneta de la antigua C-550 en O Rosal. Pese a ese revelador escenario criminal, en los d?as, meses y a?os siguientes no hubo ni una sola toma de declaraci?n en sede judicial. Y la investigaci?n de la Polic?a Nacional, como acab? por evidenciar la lucha de la familia, también naveg? entre lagunas y errores. Ilustrativo ejemplo fue lo ocurrido con el teléfono m?vil de la v?ctima, una pieza clave en toda investigaci?n de estas caracter?sticas, que no se recogi? de su domicilio hasta cuatro a?os después de la muerte. Y ya en manos de la Polic?a Nacional acab? siendo extraviado. Cuando casualmente se encontr? en 2022 con motivo de unas obras de reforma en dependencias policiales de Madrid, junto a ese viejo Nokia 3310 no se encontr? sin embargo la tarjeta SIM que también hab?a sido entregada a los agentes por la familia. Lo resumi? muy bien la Audiencia Provincial de Pontevedra en una resoluci?n judicial que emiti? en el marco de este procedimiento: la investigaci?n, “en un principio y cuando evidentemente resultaba m?s importante y urgente” se puede considerar “de todo menos modélica”.

Transcurridos ya 22 a?os y con la instrucci?n judicial reabierta desde noviembre de 2019, la esperanza de que el caso llegue a juicio es verdaderamente ?nfima. Aunque esta ?ltima fase del caso tuvo varios hitos –la propia reapertura de la causa, la toma de declaraci?n por fin de testigos en el juzgado, la exhumaci?n del cad?ver de la joven en busca de nuevas pruebas y sobre todo que el exnovio de Déborah adquiriese la condici?n de investigado–, lo cierto es que transcurridos m?s de cuatro a?os desde su reactivaci?n el procedimiento languidece y, salvo sorpresa, la sombra del archivo judicial vuelve a asomar. La propia familia de Déborah ped?a hace casi un a?o al Juzgado de Instrucci?n 2 de Tui el sobreseimiento de la causa indignados por el “maltrato judicial” y con “rabia contenida” tras m?s de dos décadas de lucha.

“Nos damos por vencidos, la justicia no nos ampara”, afirmaban en julio de 2023. El sentimiento, a d?a de hoy, sigue siendo el mismo. “Nosotros ya tenemos asumido desde hace tiempo que no se quiere tirar para adelante; si no se ha hecho ya, no se va a hacer ahora, ha fracasado el Estado de Derecho, as? que coincidiendo con este nuevo aniversario volveremos a pedir el archivo de la causa”, resum?a este pasado viernes el abogado vigués Ram?n Pérez Amoedo, uno de los miembros del equipo legal que representa a los padres y los hermanos de Déborah.

Aunque esta misma semana han recuperado el teléfono m?vil de Déborah, que ser? examinado por sus peritos a nivel tecnol?gico y en busca de posibles huellas, las posibilidades son bajas. Los expertos de Lazarus contratados por la familia ya intentaron extraer informaci?n sin éxito y la Polic?a Nacional, en un informe entregado este pasado enero, concluy? que en el terminal no hay datos de contactos, llamadas o SMS ya que la memoria del dispositivo est? vac?a. El que la SIM siga extraviada impidi? conocer la informaci?n que conten?a el teléfono.

La causa solo est? pendiente de los resultados del cotejo del ADN del investigado con evidencias existentes en la causa, entre ellas un pelo hallado en el cad?ver de la v?ctima. El investigado proporcion? voluntariamente una muestra el pasado 5 de marzo en dependencias forenses de los juzgados de Tui. Es la tercera vez que aporta su ADN desde 2002. Las esperanzas de que haya una coincidencia son muy bajas, pero se est? a la espera de los resultados. Con el procedimiento judicial prorrogado hasta julio, si la prueba genética no arroja luz y no se ordenan nuevas diligencias, el caso Déborah est? condenado a seguir, al menos por el momento, sin respuestas y rodeado de inc?gnitas.



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