Reem
03-16-2023, 02:40 PM
Twitter, TikTok… Usted no se rinde nunca para enganchar a la juventud a la filosof?a...
–Es que, como afirma Terencio, nada de lo humano me es ajeno y, hoy, no se puede entender al hombre sin comprender el fen?meno de las redes sociales.
El fil?sofo Eduardo Infante, profesor en un instituto de Gij?n, ense?? "Filosof?a en la calle". Exitazo. Luego pidi? "No me tapes el sol". Exitazo. Y ahora, este onubense de 1977 que lleva gran parte de su vida en Asturias publicar? el 29 de marzo "Aquiles en TikTok".
?C?mo se puede explicar filosof?a en esa red de v?deos? Confiesa que "no tengo la menor idea. Lo que s? se puede, y yo he intentado en esta obra, es hacer filosof?a de Tik Tok. Pit?goras fue el primero en usar la palabra filosof?a y cuando tuvo que explicar en qué consiste ésta puso como ejemplo una olimp?ada: a ella concurren multitud de hombres, unos para alcanzar gloria y celebridad después de un duro entrenamiento, otros por ver si ganan alg?n dinero comprando y vendiendo mercader?a, pues aprovechan as? la gran cantidad de gente que se congrega con ocasi?n de una feria semejante, y otros, por ?ltimo van all? solo para observar y ver lo que sucede y c?mo sucede, pues bien, estos ?ltimos son los fil?sofos. En mi caso, solo busco observar y comprender qué es lo que est? sucediendo en las redes sociales y c?mo y por qué sucede".
Hablemos de la ense?anza de la virtud: "Es el poder que nace del desarrollo de nuestras facultades. Es perfecci?n, pero no perfeccionismo. La palabra perfecci?n proviene del lat?n perfectio y significa ‘dejar algo completamente hecho y acabado’, o como dec?a P?ndaro, llegar a ser quien eres. El perfeccionismo, en cambio, nace de un profundo desconocimiento de nuestra naturaleza y nos empuja hacia la frustraci?n y la desolaci?n por querer alcanzar metas que nos son impropias, como la de no cometer errores".
Los griegos, recuerda, "sab?an que la virtud se educa ense?ando a mirar y admirar a los buenos. Mirando y admirando a los buenos nos hacemos mejores. El problema es que nuestros j?venes est?n faltos de referentes, no saben a quién mirar ni a quién admirar. Y esto es as? porque parece que los adultos hemos abdicado de nuestra responsabilidad. Hemos dejado a nuestros j?venes huérfanos de modelos. As?, a falta de referentes, los influencers se han erigido en sus modelos. Pero debemos preguntarnos: ?modelos de qué? De éxito sin esfuerzo, de virtud desvirtuada, de felicidad reducida a consumo. El influencer es una campa?a publicitaria de carne y hueso: un l?der de opini?n al servicio de las grandes marcas. Aunque los influencers se presenten como distintos y especiales, no son ni lo uno ni lo otro. Son en esencia lo mismo e interpretan el mismo discurso: la obediencia a un sistema que condena al individuo a un consumo perpetuo. Un influencer es un microrrelato con una funci?n legitimadora. Su vida digital es un mito, no en el sentido de f?bula o falsedad, sino en el de que sus narraciones legitiman el sistema. La cuesti?n que debiera ocuparnos (y preocuparnos) no es que los j?venes quieran dedicarse al mundo de la publicidad, sino que quieran ser publicidad".
"La virtud es una gimnasia intelectual y espiritual que consiste en dialogar"
Modelos como los de Aquiles o S?crates, subraya, "nos ense?an cu?les son los valores m?s elevados y los principios éticos fundamentales. Con ellos aprendemos a emocionarnos ante la belleza, la justicia, el valor y el bien. Debemos recuperar los modelos cl?sicos. Son cl?sicos porque son eternos y son eternos porque nos muestran las formas m?s elevadas de humanidad".
?C?mo competir con Ibais y dem?s influencers? "Es imposible educar las virtudes ciudadanas o p?blicas desde una escuela que, como la nuestra, desprecia las humanidades y aboga por formar productores de mercanc?as, incapaces de cualquier esp?ritu cr?tico y sin una conciencia moral aut?noma. Nuestras escuelas parecen cada vez m?s obsesionadas con convertirse en agencias de colocaciones futuras; parecen haber olvidado que nacieron para forjar ciudadanos. Educar no es abandonar al alumno a cualquier forma de vida, menos a?n a las m?s indignas –la del ignorante, el malvado o el infeliz–. Educar es elevar hacia la virtud. La griega era una escuela de ciudadan?a en la que se aprend?a que la mayor dignidad es participar en la vida p?blica y emular a los que le precedieron".
Dos sentidos
Cuando se nombra la palabra virtud, se?ala, "todav?a se malentiende como un ‘ser moralmente bueno’, esto es, cumplir las normas que la autoridad moral de turno determina. Pero ?qué dignidad hay en obedecer las normas de alguien que piensa por m?? ?Puede un ser humano desarrollarse como tal renunciando a pensar, delegando en otros semejante poder? Por que la virtud parece ser precisamente eso, un poder".
La palabra poder "tiene dos sentidos. El primero de ellos se refiere a la facultad o potencia de hacer algo, es decir, una posibilidad que a?n no es realidad. El segundo, que es al que se refiere la virtud, se identifica con la energ?a; es la fuerza que te permite conseguir lo que te propones y, al mismo tiempo, hacerlo justamente, o lo que es lo mismo, en beneficio de la comunidad. La virtud es el poder que nace del desarrollo de nuestras facultades. La virtud es la tecla que activa nuestro desarrollo personal como seres humanos y, precisamente por eso, debiera ser la base y el objetivo ?ltimo de toda buena educaci?n. La virtud pol?tica es para S?crates una virtud integral, y esto implica que solo es buen ciudadano el que consigue ser buena persona".
?Nacemos virtuosos y la sociedad nos educa para lo contrario? "Esta es la gran intuici?n de S?crates", responde Infante: "La virtud no es algo con lo que se nace, sino algo que se adquiere. Uno, si quiere, puede aprender a hacerse virtuoso. Eso s?, con trabajo y esfuerzo porque como afirma Hesiodo: los dioses colocaron el sudor delante de la virtud".
S?crates concluye "desvelando" que la virtud "es un saber discernir, es un saber emplear correctamente la herramienta del juicio, es conocimiento de lo que es y de lo que no es, es un saber tener criterio, es un saber tener elementos de juicio. Y si la virtud es una sabidur?a, no puede ser ni algo innato, sino algo que se adquiere con dedicaci?n plena y con esfuerzo. La virtud es un arte a cultivar y, como todo arte, ha de poder ense?arse y debe haber maestros, pero ?d?nde encontrarlos? ?En nuestras escuelas? ?C?mo salen los j?venes de nuestra escuela?, ?mejores o peores? ?En qué estado quedan para ejercer la ciudadan?a? ?Qué hacer con los coaches, los mentores, los consultores, los psic?logos, los orientadores o los pedagogos? ?Tendremos que considerarlos locos por creerse sabios? ?o quiz? los dementes somos nosotros por emplear sus servicios?"
Lo cierto, apunta, "es que la virtud sigue, y seguir?, siendo a veces ense?able y a veces no. La virtud puede ense?arse, pero si y solo si el alumno quiere aprenderla, ya que el fruto de esta educaci?n nunca es lo que el educador ofrece, sino lo que el educando toma. La virtud, al ser el talante existencial del buen ciudadano, no se puede ense?ar mediante una asignatura, no puede aprehenderse a través del estudio de manuales o libros de texto, no es una doctrina de contenidos y conceptos".
Ante un ser libre
La virtud, ense?a, "es una gimnasia intelectual y espiritual que consiste en dialogar. Pero no se puede obligar a alguien a dialogar. La educaci?n filos?fica solo puede realizarse desde la convicci?n de que estamos ante un ser libre. Solo se puede ense?ar a ser un buen ciudadano a quien desee realmente ser un buen ciudadano, de lo contrario no har?amos otra cosa m?s que arar, una y otra vez, un campo que no ha sido sembrado".
La virtud, a?ade Infante, "solo se educa queriendo: el educando, queriendo aprender, y el educador, queriendo educar. Tanto en el amor como en la educaci?n de la virtud media la libertad. Y por ello, S?crates supo ver que la mejor estrategia para conseguir que el educando desee libremente emular el bien es que el educador encarne la virtud, que se convierta él mismo en un modelo a imitar".
El modelo educativo que prescinde de la filosof?a es un modelo condenado al fracaso: "Sin duda, porque preguntarse por la virtud y c?mo educarla es comenzar a formular una respuesta que S?crates redact? con su muerte: elegir un modo de vida tan digno como para que sea preferible sacrificar antes la vida que la manera de vivir. Por eso todos los a?os leo con mis alumnos la apolog?a de S?crates: para recordar que cosa es la virtud, el valor, la justicia, la integridad, la fortaleza, el buen ?nimo y, también, por qué no, la belleza".
Y remata: "Aunque nuestra escuela haya suspendido de empleo y sueldo a S?crates, mientras haya alg?n joven que se atreva a leer su apolog?a no se apagar? en nosotros ese fuego que nos impulsa a amar todo lo noble, digno y elevado que hay en el ser humano".
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/cultura/eduardo-infante-filosofia-huerfanos-84740080)
–Es que, como afirma Terencio, nada de lo humano me es ajeno y, hoy, no se puede entender al hombre sin comprender el fen?meno de las redes sociales.
El fil?sofo Eduardo Infante, profesor en un instituto de Gij?n, ense?? "Filosof?a en la calle". Exitazo. Luego pidi? "No me tapes el sol". Exitazo. Y ahora, este onubense de 1977 que lleva gran parte de su vida en Asturias publicar? el 29 de marzo "Aquiles en TikTok".
?C?mo se puede explicar filosof?a en esa red de v?deos? Confiesa que "no tengo la menor idea. Lo que s? se puede, y yo he intentado en esta obra, es hacer filosof?a de Tik Tok. Pit?goras fue el primero en usar la palabra filosof?a y cuando tuvo que explicar en qué consiste ésta puso como ejemplo una olimp?ada: a ella concurren multitud de hombres, unos para alcanzar gloria y celebridad después de un duro entrenamiento, otros por ver si ganan alg?n dinero comprando y vendiendo mercader?a, pues aprovechan as? la gran cantidad de gente que se congrega con ocasi?n de una feria semejante, y otros, por ?ltimo van all? solo para observar y ver lo que sucede y c?mo sucede, pues bien, estos ?ltimos son los fil?sofos. En mi caso, solo busco observar y comprender qué es lo que est? sucediendo en las redes sociales y c?mo y por qué sucede".
Hablemos de la ense?anza de la virtud: "Es el poder que nace del desarrollo de nuestras facultades. Es perfecci?n, pero no perfeccionismo. La palabra perfecci?n proviene del lat?n perfectio y significa ‘dejar algo completamente hecho y acabado’, o como dec?a P?ndaro, llegar a ser quien eres. El perfeccionismo, en cambio, nace de un profundo desconocimiento de nuestra naturaleza y nos empuja hacia la frustraci?n y la desolaci?n por querer alcanzar metas que nos son impropias, como la de no cometer errores".
Los griegos, recuerda, "sab?an que la virtud se educa ense?ando a mirar y admirar a los buenos. Mirando y admirando a los buenos nos hacemos mejores. El problema es que nuestros j?venes est?n faltos de referentes, no saben a quién mirar ni a quién admirar. Y esto es as? porque parece que los adultos hemos abdicado de nuestra responsabilidad. Hemos dejado a nuestros j?venes huérfanos de modelos. As?, a falta de referentes, los influencers se han erigido en sus modelos. Pero debemos preguntarnos: ?modelos de qué? De éxito sin esfuerzo, de virtud desvirtuada, de felicidad reducida a consumo. El influencer es una campa?a publicitaria de carne y hueso: un l?der de opini?n al servicio de las grandes marcas. Aunque los influencers se presenten como distintos y especiales, no son ni lo uno ni lo otro. Son en esencia lo mismo e interpretan el mismo discurso: la obediencia a un sistema que condena al individuo a un consumo perpetuo. Un influencer es un microrrelato con una funci?n legitimadora. Su vida digital es un mito, no en el sentido de f?bula o falsedad, sino en el de que sus narraciones legitiman el sistema. La cuesti?n que debiera ocuparnos (y preocuparnos) no es que los j?venes quieran dedicarse al mundo de la publicidad, sino que quieran ser publicidad".
"La virtud es una gimnasia intelectual y espiritual que consiste en dialogar"
Modelos como los de Aquiles o S?crates, subraya, "nos ense?an cu?les son los valores m?s elevados y los principios éticos fundamentales. Con ellos aprendemos a emocionarnos ante la belleza, la justicia, el valor y el bien. Debemos recuperar los modelos cl?sicos. Son cl?sicos porque son eternos y son eternos porque nos muestran las formas m?s elevadas de humanidad".
?C?mo competir con Ibais y dem?s influencers? "Es imposible educar las virtudes ciudadanas o p?blicas desde una escuela que, como la nuestra, desprecia las humanidades y aboga por formar productores de mercanc?as, incapaces de cualquier esp?ritu cr?tico y sin una conciencia moral aut?noma. Nuestras escuelas parecen cada vez m?s obsesionadas con convertirse en agencias de colocaciones futuras; parecen haber olvidado que nacieron para forjar ciudadanos. Educar no es abandonar al alumno a cualquier forma de vida, menos a?n a las m?s indignas –la del ignorante, el malvado o el infeliz–. Educar es elevar hacia la virtud. La griega era una escuela de ciudadan?a en la que se aprend?a que la mayor dignidad es participar en la vida p?blica y emular a los que le precedieron".
Dos sentidos
Cuando se nombra la palabra virtud, se?ala, "todav?a se malentiende como un ‘ser moralmente bueno’, esto es, cumplir las normas que la autoridad moral de turno determina. Pero ?qué dignidad hay en obedecer las normas de alguien que piensa por m?? ?Puede un ser humano desarrollarse como tal renunciando a pensar, delegando en otros semejante poder? Por que la virtud parece ser precisamente eso, un poder".
La palabra poder "tiene dos sentidos. El primero de ellos se refiere a la facultad o potencia de hacer algo, es decir, una posibilidad que a?n no es realidad. El segundo, que es al que se refiere la virtud, se identifica con la energ?a; es la fuerza que te permite conseguir lo que te propones y, al mismo tiempo, hacerlo justamente, o lo que es lo mismo, en beneficio de la comunidad. La virtud es el poder que nace del desarrollo de nuestras facultades. La virtud es la tecla que activa nuestro desarrollo personal como seres humanos y, precisamente por eso, debiera ser la base y el objetivo ?ltimo de toda buena educaci?n. La virtud pol?tica es para S?crates una virtud integral, y esto implica que solo es buen ciudadano el que consigue ser buena persona".
?Nacemos virtuosos y la sociedad nos educa para lo contrario? "Esta es la gran intuici?n de S?crates", responde Infante: "La virtud no es algo con lo que se nace, sino algo que se adquiere. Uno, si quiere, puede aprender a hacerse virtuoso. Eso s?, con trabajo y esfuerzo porque como afirma Hesiodo: los dioses colocaron el sudor delante de la virtud".
S?crates concluye "desvelando" que la virtud "es un saber discernir, es un saber emplear correctamente la herramienta del juicio, es conocimiento de lo que es y de lo que no es, es un saber tener criterio, es un saber tener elementos de juicio. Y si la virtud es una sabidur?a, no puede ser ni algo innato, sino algo que se adquiere con dedicaci?n plena y con esfuerzo. La virtud es un arte a cultivar y, como todo arte, ha de poder ense?arse y debe haber maestros, pero ?d?nde encontrarlos? ?En nuestras escuelas? ?C?mo salen los j?venes de nuestra escuela?, ?mejores o peores? ?En qué estado quedan para ejercer la ciudadan?a? ?Qué hacer con los coaches, los mentores, los consultores, los psic?logos, los orientadores o los pedagogos? ?Tendremos que considerarlos locos por creerse sabios? ?o quiz? los dementes somos nosotros por emplear sus servicios?"
Lo cierto, apunta, "es que la virtud sigue, y seguir?, siendo a veces ense?able y a veces no. La virtud puede ense?arse, pero si y solo si el alumno quiere aprenderla, ya que el fruto de esta educaci?n nunca es lo que el educador ofrece, sino lo que el educando toma. La virtud, al ser el talante existencial del buen ciudadano, no se puede ense?ar mediante una asignatura, no puede aprehenderse a través del estudio de manuales o libros de texto, no es una doctrina de contenidos y conceptos".
Ante un ser libre
La virtud, ense?a, "es una gimnasia intelectual y espiritual que consiste en dialogar. Pero no se puede obligar a alguien a dialogar. La educaci?n filos?fica solo puede realizarse desde la convicci?n de que estamos ante un ser libre. Solo se puede ense?ar a ser un buen ciudadano a quien desee realmente ser un buen ciudadano, de lo contrario no har?amos otra cosa m?s que arar, una y otra vez, un campo que no ha sido sembrado".
La virtud, a?ade Infante, "solo se educa queriendo: el educando, queriendo aprender, y el educador, queriendo educar. Tanto en el amor como en la educaci?n de la virtud media la libertad. Y por ello, S?crates supo ver que la mejor estrategia para conseguir que el educando desee libremente emular el bien es que el educador encarne la virtud, que se convierta él mismo en un modelo a imitar".
El modelo educativo que prescinde de la filosof?a es un modelo condenado al fracaso: "Sin duda, porque preguntarse por la virtud y c?mo educarla es comenzar a formular una respuesta que S?crates redact? con su muerte: elegir un modo de vida tan digno como para que sea preferible sacrificar antes la vida que la manera de vivir. Por eso todos los a?os leo con mis alumnos la apolog?a de S?crates: para recordar que cosa es la virtud, el valor, la justicia, la integridad, la fortaleza, el buen ?nimo y, también, por qué no, la belleza".
Y remata: "Aunque nuestra escuela haya suspendido de empleo y sueldo a S?crates, mientras haya alg?n joven que se atreva a leer su apolog?a no se apagar? en nosotros ese fuego que nos impulsa a amar todo lo noble, digno y elevado que hay en el ser humano".
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