Reem
03-15-2023, 12:32 PM
Carolina Sarmiento (Asturias, 1981) hizo de letras coraz?n y en 2018 apart? timideces y dudas para publicar su primer poemario, “Ikiru (Vivir)”. En 2020 liber? los cuentos de “Animales urticantes”. Luego, la novela "Tarada". Ahora llega "Vrësno" (Pez de Plata), que presenta ma?ana en Oviedo.
–?En qué se parecen, en qué se diferencian sus libros?
–Creo que se parecen en que me obsesiona la precisi?n del lenguaje, también en la apuesta por la imaginaci?n y en un vicio por explorar los sentimientos, a veces por la v?a ir?nica y gamberra, como en algunos relatos de "Animales urticantes" y sobre todo en "Tarada", y otras metiéndome por vericuetos m?s serios y oscuros, como es el caso de "Vrësno". Gracias a varios lectores también me he dado cuenta de que tengo un gusto por las historias de huida. No era consciente de esto, pero es cierto, uso la huida como motor narrativo.
–?Qué coordenadas ?ntimas nos llevan al pueblo de Vrësno?
–La intimidad es un misterio tan grande como el que rodea Vrësno. Y me refiero a la de cada uno de nosotros, no a la m?a, pero la novela s? que est? atravesada por temas que me tocan: la fragilidad y las dudas del creador, el magnetismo de las monta?as, la atracci?n por las leyendas, la contradicci?n entre el deseo de naturaleza y su temor, la incertidumbre de quién soy y si soy inocente de mi devenir.
–La protagonista es Stanis Otief. Otief al revés es Feito.
–Bien visto. De hecho, en el primer borrador era Stanis Feito. Te cuento. Hace a?os los padres de un amigo se fueron a vivir a un pueblo. Era una pareja de urbanitas recién jubilada y fue en la visita que les hicimos cuando surgi? esta historia que hoy se titula "Vrësno". El primer apellido de mi amigo es Feito, ah? el gui?o, pero decid? darle la vuelta para esconderlo... y me has pillado. ?Y por qué esconderlo? Feito es un apellido vaqueiro, con toda su carga hist?rica y social. Me parec?a peligroso apuntar ah?, directamente, cuando todas las ubicaciones de la novela son nombres inventados. Sin embargo, en la novela palpita esa humanidad agreste, de tradiciones milenarias, un pueblo habitado solo por miembros de una misma familia… En fin, en Otief algo del vaqueiro queda, y adem?s con ese punto de los l?mites de la ficci?n que se mantiene durante toda la historia. Respecto a ella, Stanis Otief compone temas con los que canta a lo que no entiende, a lo que anhela, a lo que teme. Qué mejor que una guitarra y una canci?n para desempolvar lo oculto.
–?Siempre es inquietante indagar en la vida de los padres?
–Es muy dif?cil conocerlos. Tal vez imposible. La paternidad/maternidad supone tantas responsabilidades que la chispa previa se diluye. Por lo tanto, ?quién puede asegurar que conoce realmente a sus padres, si estos ya no son los mismos? Y la inquietud que se?alas viene de su idealizaci?n durante los primeros a?os de vida. Para los ni?os sus padres siempre son los mejores, porque los desean, porque los quieren sin condici?n. Luego, cuando crecemos, como con el resto de la vida adulta, nos vamos enterando de que tienen defectos, frustraciones y un pasado en el que no exist?amos y eran j?venes y libres. Perfectos desconocidos.
–?Mete miedo conocer los secretos de Vrësno?
–A m? me lo meti?. Escrib? fisgando por la mirilla c?mo se comportaban sus habitantes, los Zalea. Los observé temerosa de salir herida. En parte, as? fue. Me met? en una historia oscura y por momentos ca? en su abismo. Tiene sus peligros indagar en el horror m?s at?vico.
–?En qué le gustar?a que su novela fuera considerada transgresora?
–Es una pregunta complicada porque no escribo con la intenci?n de transgredir, pero s? de hacerlo con una libertad total. Ese compromiso puede que me haya llevado a l?mites en los que afortunadamente no me planteo si transgredo o no. Por concretar, tal vez el mayor de los riesgos esté en la ambigüedad entre la novela que lee el lector, el manuscrito que entrega la madre de Stanis y el propio testimonio de la protagonista. Giro ese caleidoscopio y su rosca va cambiando de destellos hasta el final. Cambiemos transgresi?n por exploraci?n.
–?El paisaje tiene algo de met?fora en el libro?
–Marcar aqu? mi met?fora ser?a matar la reflexi?n del lector, algo que me es tan sagrado… como las monta?as, los r?os y los bosques de Vrësno. Lo salvaje del pensamiento me merece tanto respeto como lo salvaje del paisaje. Una pista, el primer t?tulo fue "Monta?a animal".
–He buscado Vrësno en internet. No existe nada que se le parezca. ?C?mo nace ese t?tulo?
–Como te dec?a jugué a inventar todas las ubicaciones que aparecen en la novela, pero en el caso de los dos puntos de Vrësno hay una justificaci?n en la historia. Son dos puntos, no una diéresis. Es una advertencia, y esto es importante. Trualla, Cozul y Méligo son los otros pueblos del recorrido vital de Stanis. Localidades imaginarias para una leyenda que creer o no.
–?Por qué esa necesidad de Stanis de saber m?s de sus padres? ?En el fondo est? investigando sobre s? misma?
–Por supuesto. Quiere entender por qué no actu? cuando la intuici?n le susurraba que algo extra?o suced?a en Vrësno, quiere entender d?nde naci? su incapacidad para relacionarse y c?mo se forj? la distancia con sus padres, por qué la infancia que le dieron. Y ante todo, purgar su culpa, ?fue culpable o no de su desaparici?n?
–Un pueblo habitado solo por parientes entre s?… ?Tiene mucho que esconder?
–Ya te digo. Donde no hay mezcla, sospecha. Y en el caso de los Zalea, créeme, algo esconden.
–?Escribir le da libertad?
–S?. Cada vez m?s, porque la libertad se va estrechando en el resto de la vida y la ficci?n me permite subirme a un drag?n y arrasar o esconderme en una gruta o, como vengo haciendo ?ltimamente, huir.
–Como madre, ?hay secretos guardados para su hijo?
–S?, alguno delictivo-bochornoso-juvenil, aunque poca cosa, y si llega la ocasi?n me gustar? cont?rselos igual que en el d?a a d?a no me escondo. Prefiero que vea a mis imperfecciones y mis errores a ser una farsante. Lo que s? guardo con m?s celo son los mismos secretos que me oculto a m?. Los que no verbalizo para que sigan siendo secreto.
–La protagonista es cantautora, ?qué m?sica acompa?ar?a bien la lectura de su libro?
–Durante el proceso escuché a Nick Drake en bucle. Su voz, las melod?as y la sensibilidad me pon?an en el tono justo para escribir. La novela est? escrita como una canci?n. Y hay temas de Antonio Vega o Nacho Vegas que me provocan respingos por la similitud entre sus letras y el alma de Stanis. Es el caso de "Monstruo de papel" o "La fi". También el "Romance de la plata" de Christina Rosenvinge. Por un verso que hace plata, se quem? tu coraz?n es la cita inicial de la novela.
–?Qué ha aprendido de s? misma al viajar a Vrësno?
–Que soy capaz. Escribir una novela era un reto. Me ten?a por inconstante, pero descubr? que era todo lo contrario. Simplemente necesitaba el tiempo. Ped? una licencia sin sueldo y apareci? la Carolina m?s perfeccionista, currante, apasionada y entregada que conozco. "Vrësno", aunque sali? después de "Tarada" y luego la he reescrito mucho, fue mi primera novela. En cuanto al lugar concreto, a?n veo su silueta oscura y totémica. No es f?cil escapar de su monta?a. Quisiera decir que de este viaje he aprendido sobre el riesgo de las obsesiones creativas, pero no es as?, porque también yo he ca?do.
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/cultura/escribir-subir-dragon-arrasar-o-84675464)
–?En qué se parecen, en qué se diferencian sus libros?
–Creo que se parecen en que me obsesiona la precisi?n del lenguaje, también en la apuesta por la imaginaci?n y en un vicio por explorar los sentimientos, a veces por la v?a ir?nica y gamberra, como en algunos relatos de "Animales urticantes" y sobre todo en "Tarada", y otras metiéndome por vericuetos m?s serios y oscuros, como es el caso de "Vrësno". Gracias a varios lectores también me he dado cuenta de que tengo un gusto por las historias de huida. No era consciente de esto, pero es cierto, uso la huida como motor narrativo.
–?Qué coordenadas ?ntimas nos llevan al pueblo de Vrësno?
–La intimidad es un misterio tan grande como el que rodea Vrësno. Y me refiero a la de cada uno de nosotros, no a la m?a, pero la novela s? que est? atravesada por temas que me tocan: la fragilidad y las dudas del creador, el magnetismo de las monta?as, la atracci?n por las leyendas, la contradicci?n entre el deseo de naturaleza y su temor, la incertidumbre de quién soy y si soy inocente de mi devenir.
–La protagonista es Stanis Otief. Otief al revés es Feito.
–Bien visto. De hecho, en el primer borrador era Stanis Feito. Te cuento. Hace a?os los padres de un amigo se fueron a vivir a un pueblo. Era una pareja de urbanitas recién jubilada y fue en la visita que les hicimos cuando surgi? esta historia que hoy se titula "Vrësno". El primer apellido de mi amigo es Feito, ah? el gui?o, pero decid? darle la vuelta para esconderlo... y me has pillado. ?Y por qué esconderlo? Feito es un apellido vaqueiro, con toda su carga hist?rica y social. Me parec?a peligroso apuntar ah?, directamente, cuando todas las ubicaciones de la novela son nombres inventados. Sin embargo, en la novela palpita esa humanidad agreste, de tradiciones milenarias, un pueblo habitado solo por miembros de una misma familia… En fin, en Otief algo del vaqueiro queda, y adem?s con ese punto de los l?mites de la ficci?n que se mantiene durante toda la historia. Respecto a ella, Stanis Otief compone temas con los que canta a lo que no entiende, a lo que anhela, a lo que teme. Qué mejor que una guitarra y una canci?n para desempolvar lo oculto.
–?Siempre es inquietante indagar en la vida de los padres?
–Es muy dif?cil conocerlos. Tal vez imposible. La paternidad/maternidad supone tantas responsabilidades que la chispa previa se diluye. Por lo tanto, ?quién puede asegurar que conoce realmente a sus padres, si estos ya no son los mismos? Y la inquietud que se?alas viene de su idealizaci?n durante los primeros a?os de vida. Para los ni?os sus padres siempre son los mejores, porque los desean, porque los quieren sin condici?n. Luego, cuando crecemos, como con el resto de la vida adulta, nos vamos enterando de que tienen defectos, frustraciones y un pasado en el que no exist?amos y eran j?venes y libres. Perfectos desconocidos.
–?Mete miedo conocer los secretos de Vrësno?
–A m? me lo meti?. Escrib? fisgando por la mirilla c?mo se comportaban sus habitantes, los Zalea. Los observé temerosa de salir herida. En parte, as? fue. Me met? en una historia oscura y por momentos ca? en su abismo. Tiene sus peligros indagar en el horror m?s at?vico.
–?En qué le gustar?a que su novela fuera considerada transgresora?
–Es una pregunta complicada porque no escribo con la intenci?n de transgredir, pero s? de hacerlo con una libertad total. Ese compromiso puede que me haya llevado a l?mites en los que afortunadamente no me planteo si transgredo o no. Por concretar, tal vez el mayor de los riesgos esté en la ambigüedad entre la novela que lee el lector, el manuscrito que entrega la madre de Stanis y el propio testimonio de la protagonista. Giro ese caleidoscopio y su rosca va cambiando de destellos hasta el final. Cambiemos transgresi?n por exploraci?n.
–?El paisaje tiene algo de met?fora en el libro?
–Marcar aqu? mi met?fora ser?a matar la reflexi?n del lector, algo que me es tan sagrado… como las monta?as, los r?os y los bosques de Vrësno. Lo salvaje del pensamiento me merece tanto respeto como lo salvaje del paisaje. Una pista, el primer t?tulo fue "Monta?a animal".
–He buscado Vrësno en internet. No existe nada que se le parezca. ?C?mo nace ese t?tulo?
–Como te dec?a jugué a inventar todas las ubicaciones que aparecen en la novela, pero en el caso de los dos puntos de Vrësno hay una justificaci?n en la historia. Son dos puntos, no una diéresis. Es una advertencia, y esto es importante. Trualla, Cozul y Méligo son los otros pueblos del recorrido vital de Stanis. Localidades imaginarias para una leyenda que creer o no.
–?Por qué esa necesidad de Stanis de saber m?s de sus padres? ?En el fondo est? investigando sobre s? misma?
–Por supuesto. Quiere entender por qué no actu? cuando la intuici?n le susurraba que algo extra?o suced?a en Vrësno, quiere entender d?nde naci? su incapacidad para relacionarse y c?mo se forj? la distancia con sus padres, por qué la infancia que le dieron. Y ante todo, purgar su culpa, ?fue culpable o no de su desaparici?n?
–Un pueblo habitado solo por parientes entre s?… ?Tiene mucho que esconder?
–Ya te digo. Donde no hay mezcla, sospecha. Y en el caso de los Zalea, créeme, algo esconden.
–?Escribir le da libertad?
–S?. Cada vez m?s, porque la libertad se va estrechando en el resto de la vida y la ficci?n me permite subirme a un drag?n y arrasar o esconderme en una gruta o, como vengo haciendo ?ltimamente, huir.
–Como madre, ?hay secretos guardados para su hijo?
–S?, alguno delictivo-bochornoso-juvenil, aunque poca cosa, y si llega la ocasi?n me gustar? cont?rselos igual que en el d?a a d?a no me escondo. Prefiero que vea a mis imperfecciones y mis errores a ser una farsante. Lo que s? guardo con m?s celo son los mismos secretos que me oculto a m?. Los que no verbalizo para que sigan siendo secreto.
–La protagonista es cantautora, ?qué m?sica acompa?ar?a bien la lectura de su libro?
–Durante el proceso escuché a Nick Drake en bucle. Su voz, las melod?as y la sensibilidad me pon?an en el tono justo para escribir. La novela est? escrita como una canci?n. Y hay temas de Antonio Vega o Nacho Vegas que me provocan respingos por la similitud entre sus letras y el alma de Stanis. Es el caso de "Monstruo de papel" o "La fi". También el "Romance de la plata" de Christina Rosenvinge. Por un verso que hace plata, se quem? tu coraz?n es la cita inicial de la novela.
–?Qué ha aprendido de s? misma al viajar a Vrësno?
–Que soy capaz. Escribir una novela era un reto. Me ten?a por inconstante, pero descubr? que era todo lo contrario. Simplemente necesitaba el tiempo. Ped? una licencia sin sueldo y apareci? la Carolina m?s perfeccionista, currante, apasionada y entregada que conozco. "Vrësno", aunque sali? después de "Tarada" y luego la he reescrito mucho, fue mi primera novela. En cuanto al lugar concreto, a?n veo su silueta oscura y totémica. No es f?cil escapar de su monta?a. Quisiera decir que de este viaje he aprendido sobre el riesgo de las obsesiones creativas, pero no es as?, porque también yo he ca?do.
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