Reem
03-13-2023, 02:09 PM
El mundo que asoma exige un ejército fuerte y la autosuficiencia tecnol?gica. Lo ha aclarado Xi Jinping, presidente chino, sin menciones superfluas a Estados Unidos. Ya hab?a alertado la semana pasada, en la apertura de la Asamblea Nacional Popular, de que la coalici?n que lideraba Washington en Occidente para embridar el auge de China planteaba “retos sin precedentes”.
“Debemos convertir el Ejército de Liberaci?n Popular en una gran muralla de acero que proteja la soberan?a, la seguridad y los intereses nacionales”, ha dicho Xi frente a los casi 3.000 delegados en el Gran Palacio del Pueblo. Las amenazas latentes en un mundo cada vez m?s vol?til y las v?as para combatirlas han ocupado el grueso de los 15 minutos de discurso. La fortaleza actual, ha enfatizado, separa a esta China de la que padeci? el “matonismo de las potencias occidentales” en tiempos no tan lejanos. El Partido Comunista, ha a?adido, “limpi? aquella humillaci?n nacional” y ahora los chinos ya son “due?os de su destino”.
Son habituales las alusiones a aquel siglo y medio que juntaron al colonialismo europeo y el imperialismo japonés. Aquellos dolorosos tiempos persisten en la memoria colectiva y aceitan el nacionalismo porque muchos ven en la hostilidad estadounidense su réplica actual. Detr?s del discurso de Xi est?n las alianzas militares que acent?a Washington en el patio trasero chino y las restricciones a la compra de chips y otros bienes tecnol?gicos. Pek?n sabe que han acabado las cuatro décadas de crecimiento pac?fico y entiende como inevitables y estructurales las tensiones con Estados Unidos.
La asamblea aprob? esta semana un incremento del presupuesto militar del 7,2%. Permite lecturas diferentes: es apenas una décima mayor que la del pasado a?o pero la mayor del ?ltimo lustro. El aumento llega en un contexto de frecuentes roces con Taiw?n y el hostigamiento estadounidense en el Mar del Sur de China. “La seguridad es el fundamento del desarrollo, y la estabilidad es el requisito de la prosperidad”, ha afirmado Xi.
Taiw?n, breve y previsible
El cap?tulo taiwanés, innegociable en el discurso oficial y escrutado con atenci?n entomol?gica por los medios, ha sido tan breve como previsible. Promoci?n del desarrollo pac?fico, oposici?n a las fuerzas independentistas, avances en el proceso de reunificaci?n… Todo en un tono edulcorado, muy lejos de las embestidas pasadas, para subrayar el giro en la pol?tica. Incluso se ha ahorrado Xi la tradicional alusi?n al uso de la fuerza como ?ltimo recurso que acababa en los titulares de la prensa occidental como corolario de una amenaza inminente.
Su intervenci?n ha clausurado la sesi?n anual del legislativo que ha servido para sellar las decisiones tomadas en el congreso del partido de oto?o. Xi ha formalizado su tercer mandato como presidente y Li Qiang ha sido nombrado primer ministro. De este se espere que reanime la econom?a nacional tras el m?sero crecimiento del 3 % del pasado a?o. Para este ha fijado Pek?n un objetivo del 5%, el m?s humilde de las ?ltimas décadas. En su intervenci?n matinal se ha esforzado en insuflar confianza a una poblaci?n reacia al gasto. La econom?a, ha dicho, se ha estabilizado desde el final de la pol?tica de cero covid. “Durante un periodo del pasado a?o hubo una opini?n incorrecta sobre el desarrollo de la econom?a privada que preocup? a los empresarios… El contexto mejorar? y mejorar? y habr? m?s espacio para el sector privado”, ha adelantado. Li s? que ha citado a Estados Unidos en tono constructivo. “China y Estados Unidos deben cooperar. Si trabajan juntos, tienen mucho que ganar. El cerco y la presi?n no proporcionan ventajas a nadie”, ha dicho.
No ha ofrecido m?s sorpresas la semana que el nuevo mandato de Yi Gang como gobernador del Banco Central de China. Ning?n analista apostaba por él: hab?a dejado el Comité Central en el congreso, ha alcanzado la edad oficiosa de jubilaci?n y no forma parte del n?cleo duro de fieles a Xi. La década que pas? en Estados Unidos, primero cursando un doctorado y después de profesor universitario, le convierten en una excepci?n en el paisaje de la alta pol?tica china. Es una de las m?s rutilantes “tortugas marinas”, como se conoce en China a los regresados tras estudiar en el extranjero. Su hoja de servicios no escasea en méritos. El pasado a?o mantuvo la inflaci?n en el 2 % cuando Occidente alcanzaba las m?s altas cotas en 40 a?os. Su reelecci?n se entiende como una apuesta segura en un momento en el que la econom?a china no est? para experimentos
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/internacional/xi-pide-ejercito-fuerte-suficiencia-84586826)
“Debemos convertir el Ejército de Liberaci?n Popular en una gran muralla de acero que proteja la soberan?a, la seguridad y los intereses nacionales”, ha dicho Xi frente a los casi 3.000 delegados en el Gran Palacio del Pueblo. Las amenazas latentes en un mundo cada vez m?s vol?til y las v?as para combatirlas han ocupado el grueso de los 15 minutos de discurso. La fortaleza actual, ha enfatizado, separa a esta China de la que padeci? el “matonismo de las potencias occidentales” en tiempos no tan lejanos. El Partido Comunista, ha a?adido, “limpi? aquella humillaci?n nacional” y ahora los chinos ya son “due?os de su destino”.
Son habituales las alusiones a aquel siglo y medio que juntaron al colonialismo europeo y el imperialismo japonés. Aquellos dolorosos tiempos persisten en la memoria colectiva y aceitan el nacionalismo porque muchos ven en la hostilidad estadounidense su réplica actual. Detr?s del discurso de Xi est?n las alianzas militares que acent?a Washington en el patio trasero chino y las restricciones a la compra de chips y otros bienes tecnol?gicos. Pek?n sabe que han acabado las cuatro décadas de crecimiento pac?fico y entiende como inevitables y estructurales las tensiones con Estados Unidos.
La asamblea aprob? esta semana un incremento del presupuesto militar del 7,2%. Permite lecturas diferentes: es apenas una décima mayor que la del pasado a?o pero la mayor del ?ltimo lustro. El aumento llega en un contexto de frecuentes roces con Taiw?n y el hostigamiento estadounidense en el Mar del Sur de China. “La seguridad es el fundamento del desarrollo, y la estabilidad es el requisito de la prosperidad”, ha afirmado Xi.
Taiw?n, breve y previsible
El cap?tulo taiwanés, innegociable en el discurso oficial y escrutado con atenci?n entomol?gica por los medios, ha sido tan breve como previsible. Promoci?n del desarrollo pac?fico, oposici?n a las fuerzas independentistas, avances en el proceso de reunificaci?n… Todo en un tono edulcorado, muy lejos de las embestidas pasadas, para subrayar el giro en la pol?tica. Incluso se ha ahorrado Xi la tradicional alusi?n al uso de la fuerza como ?ltimo recurso que acababa en los titulares de la prensa occidental como corolario de una amenaza inminente.
Su intervenci?n ha clausurado la sesi?n anual del legislativo que ha servido para sellar las decisiones tomadas en el congreso del partido de oto?o. Xi ha formalizado su tercer mandato como presidente y Li Qiang ha sido nombrado primer ministro. De este se espere que reanime la econom?a nacional tras el m?sero crecimiento del 3 % del pasado a?o. Para este ha fijado Pek?n un objetivo del 5%, el m?s humilde de las ?ltimas décadas. En su intervenci?n matinal se ha esforzado en insuflar confianza a una poblaci?n reacia al gasto. La econom?a, ha dicho, se ha estabilizado desde el final de la pol?tica de cero covid. “Durante un periodo del pasado a?o hubo una opini?n incorrecta sobre el desarrollo de la econom?a privada que preocup? a los empresarios… El contexto mejorar? y mejorar? y habr? m?s espacio para el sector privado”, ha adelantado. Li s? que ha citado a Estados Unidos en tono constructivo. “China y Estados Unidos deben cooperar. Si trabajan juntos, tienen mucho que ganar. El cerco y la presi?n no proporcionan ventajas a nadie”, ha dicho.
No ha ofrecido m?s sorpresas la semana que el nuevo mandato de Yi Gang como gobernador del Banco Central de China. Ning?n analista apostaba por él: hab?a dejado el Comité Central en el congreso, ha alcanzado la edad oficiosa de jubilaci?n y no forma parte del n?cleo duro de fieles a Xi. La década que pas? en Estados Unidos, primero cursando un doctorado y después de profesor universitario, le convierten en una excepci?n en el paisaje de la alta pol?tica china. Es una de las m?s rutilantes “tortugas marinas”, como se conoce en China a los regresados tras estudiar en el extranjero. Su hoja de servicios no escasea en méritos. El pasado a?o mantuvo la inflaci?n en el 2 % cuando Occidente alcanzaba las m?s altas cotas en 40 a?os. Su reelecci?n se entiende como una apuesta segura en un momento en el que la econom?a china no est? para experimentos
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