Reem
03-12-2023, 11:12 AM
La invasi?n rusa de Ucrania ha desplazado el centro de gravedad de la geopol?tica energética en Europa. La abrupta desconexi?n de los hidrocarburos rusos ha obligado al continente a repensar sus fuentes de abastecimiento e improvisar sobre la marcha alternativas para el suministro. Los flujos de este a oeste se est?n r?pidamente secando, un cambio de paradigma que ha abierto nuevas oportunidades para pa?ses como Espa?a e Italia, que apenas ten?an peso en el viejo mapa energético. El sur reclama ahora su espacio en el nuevo tablero, aprovechando su cercan?a a los yacimientos del Norte de ?frica, su infraestructura gas?stica o su potencial con las renovables. No ser? f?cil, sin embargo, porque entre eslogan pol?tico y la ambici?n plasmada media un abismo.
Tanto Roma como Madrid han dado rienda suelta en los ?ltimos meses a su intenci?n de convertirse en un centro de distribuci?n para exportar energ?a al resto de Europa. Una aspiraci?n inicialmente centrada en el gas natural, pero que, en el caso de Espa?a, ha ido mutando a medida que se cerraban sus opciones en ese ?mbito. Tanto por la desastrosa gesti?n de sus alianzas en el Norte de ?frica como por la cerraz?n de Francia a permitir las nuevas interconexiones con las que el Gobierno de Pedro S?nchez pretend?a ampliar la capacidad espa?ola para enviar gas al resto de continente.
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“A Espa?a no le ha quedado otra que apostar al final por el hidr?geno renovable, un plan muy a medio plazo”, afirma Alejandro N??ez-Jiménez, investigador senior del Instituto Federal Suizo de Tecnolog?a. “En cambio, la de Italia es una apuesta a corto plazo y por el gas. Piensa que Europa seguir? utilizando gas el tiempo suficiente como para justificar las inversiones multimillonarias que ha anunciado”. Dos planteamientos a la postre distintos y sin demasiados visos de colisi?n, aunque plagados de inc?gnitas y riesgos, seg?n la media docena de expertos consultados.
Espa?a ten?a a priori las condiciones para convertirse en un gran centro de recepci?n, procesamiento y exportaci?n del gas natural licuado (GNL) que llega al continente en barcos metaneros desde EEUU, ?frica y otras partes del mundo. No en vano, tiene m?s capacidad para almacenarlo y procesarlo a través de sus plantas regasificadoras (https://www.elperiodico.com/es/politica/20220722/gobierno-propuesta-ue-librarse-cortes-exportar-mas-gas-14141292) que cualquier otro pa?s de la Uni?n Europea. El 44% y 34% respectivamente de la capacidad comunitaria, seg?n Enag?s. Por no hablar de los dos gasoductos que abastec?an la pen?nsula desde Argelia. Pero tiene un grave problema: es una “isla energética” sin apenas interconexiones con Europa, m?s all? de los dos modestos tubos que llegan a Francia desde Navarra y Guip?zkoa.
Sue?os gas?sticos frustrados
“Sin nuevas conexiones que atraviesen los Pirineos no tiene ning?n sentido plantear la idea del ‘hub’ gas?stico”, afirma Mariano Marzo, miembro del consejo de administraci?n de Repsol y catedr?tico de la UB. “Si a eso le a?ades que la mayor?a de pa?ses del norte de Europa se han lanzado a construir regasificadoras flotantes para recibir los metaneros directamente en sus costas, hay poco m?s que decir”. A finales del a?o pasado Madrid anunci? un acuerdo para aumentar la capacidad de las dos conexiones existentes con Francia un 18%, pero los grandes proyectos que Espa?a y el operador Enag?s barajaban para dar un verdadero salto cualitativo fracasaron en Par?s y Bruselas.
Primero el gasoducto MidCat, a medio construir desde hace a?os, y luego su hom?nimo submarino que deb?a unir Barcelona con el puerto italiano de Livorno, en fase solo embrionaria. “Eran proyectos que estaban en el caj?n y se resucitaron cuando empez? la guerra de Ucrania ante el temor de que Europa se quedara sin gas”, explica Pedro Fresco, el ex director general para la transici?n ecol?gica de la Generalitat Valenciana. “En ese momento, ante la urgencia, cualquier infraestructura pod?a tener sentido, pero a medida que la ansiedad se ha ido rebajando, ciertas infraestructuras han vuelto a perder sentido por sus costes y sus tiempos”.
El ?rdago italiano
Un an?lisis que no parece compartir ni Italia ni su industria energética. A diferencia de Espa?a, que ha sabido capear sin problemas su modesta dependencia del gas ruso echando mano de sus seis potentes regasificadoras de GNL, Roma se enfrentaba a un desaf?o may?sculo: suplir en solo unos meses el gas del Kremlin, que aportaba el 40% de su consumo. ?Y c?mo lo hizo? Yéndose de compras como si no hubiera ma?ana. En el ?ltimo a?o ha cerrado numerosos acuerdos para aumentar su suministro desde Argelia, Libia o Azerbaiy?n o para buscar nuevos proveedores en Angola o Congo. Una pol?tica que comenz? con Mario Draghi y ha continuado con Georgia Meloni. La dirigente ultraderechista proclam? a finales de enero en Libia que “Italia quiere convertirse en un ‘hub’ energético para toda Europa”.
Particularmente para venderle el gas del Norte de ?frica, donde ha perdido a Espa?a como competidor de peso, a ra?z del alineamiento de S?nchez con Marruecos en la cuesti?n del S?hara Occidental. Desde entonces Estados Unidos ha reemplazado a Argelia como principal proveedor espa?ol, mientras Argelia sustitu?a a Rusia como fuente primaria del gas italiano.
Italia, a diferencia de Espa?a, s? tiene la ubicaci?n geogr?fica y las interconexiones necesarias para llegar a Europa. Pero necesita transformar a marchas forzadas sus infraestructuras internas. “La red italiana no se concibi? para hacer de Italia un pa?s exportador, sino importador, de modo que va a necesitar una inversi?n may?scula para adaptar su sistema”, asegura Francesco Sassi, experto del instituto de Investigaci?n Industrial y Energética (RIE) de Bolonia. Desde invertir el flujo de los gasoductos que conectan Italia con otros puntos de Europa a expandir notablemente su red interna de tuber?as para canalizar hasta el norte del pa?s el combustible que llega a sus puertos meridionales desde el Norte de ?frica y el mar Caspio. La mayor parte llega por gasoducto, pero la pretensi?n de Roma es aumentar también la recepci?n de metaneros.
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Transici?n energética
En un pa?s conocido por su endiablada burocracia, Sassi duda mucho que pueda conseguirlo en un plazo razonable. Y es que muchos de los proyectos propuestos ahora llevaban a?os archivados. Paralizados por sus costes, sus dificultades técnicas o la multitud de variables geopol?ticas de las que dependen. “El plan del Gobierno responde a una visi?n hipernacionalista del mercado energético en Europa que no acaba de ajustarse a la realidad”, asegura el experto en la geopol?tica de la energ?a. “Construir esta red ligar?a Italia al gas durante decenios cuando Europa est? en plena transici?n a las renovables”.
Y es esa contradicci?n palmaria a la que ahora se aferra Espa?a obligado por las circunstancias, tras ver como encallaban sus planes gas?sticos. De sus gestiones energéticas el ?nico plan que ha fructificado es el hidroducto H2Med para transportar hidr?geno verde desde la Pen?nsula hasta Francia y Alemania, un proyecto que no estar?a listo hasta 2030. “Hay mucho m?rquetin en todo esto porque ni siquiera sabemos si tendremos super?vit de hidr?geno para exportarlo”, afirma Eloy Sanz, profesor de ingenier?a energética en la Universidad Rey Juan Carlos. El poco hidr?geno nacional que de momento se produce se destina a refiner?as y similares. “Ya estamos planificando la exportaci?n cuando ni siquiera hemos garantizado nuestro consumo ni hemos descarbonizado nuestra industria con hidr?geno renovable”, redunda en ese punto Mariano Marzo. “Hay mucha politiquer?a en todo esto”.
Todos los expertos coinciden en que si Espa?a tiene alg?n futuro como exportador de cierta entidad –ya exporta algo de electricidad— su futuro pasa por las renovables, incluido el hidr?geno producido con energ?a solar y e?lica. La cautela es, en cualquier caso, la norma. “En el mundo de las renovables al que vamos, la idea pasa por producir en tu territorio la mayor parte de lo que consumes. Yo creo que Espa?a podr? ser un peque?o exportador a Europa, pero no va a ser la Arabia Saud? de las renovables”, afirma Pedro Fresco.
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/internacional/sueno-imposible-espana-italia-convertirse-84514196)
Tanto Roma como Madrid han dado rienda suelta en los ?ltimos meses a su intenci?n de convertirse en un centro de distribuci?n para exportar energ?a al resto de Europa. Una aspiraci?n inicialmente centrada en el gas natural, pero que, en el caso de Espa?a, ha ido mutando a medida que se cerraban sus opciones en ese ?mbito. Tanto por la desastrosa gesti?n de sus alianzas en el Norte de ?frica como por la cerraz?n de Francia a permitir las nuevas interconexiones con las que el Gobierno de Pedro S?nchez pretend?a ampliar la capacidad espa?ola para enviar gas al resto de continente.
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“A Espa?a no le ha quedado otra que apostar al final por el hidr?geno renovable, un plan muy a medio plazo”, afirma Alejandro N??ez-Jiménez, investigador senior del Instituto Federal Suizo de Tecnolog?a. “En cambio, la de Italia es una apuesta a corto plazo y por el gas. Piensa que Europa seguir? utilizando gas el tiempo suficiente como para justificar las inversiones multimillonarias que ha anunciado”. Dos planteamientos a la postre distintos y sin demasiados visos de colisi?n, aunque plagados de inc?gnitas y riesgos, seg?n la media docena de expertos consultados.
Espa?a ten?a a priori las condiciones para convertirse en un gran centro de recepci?n, procesamiento y exportaci?n del gas natural licuado (GNL) que llega al continente en barcos metaneros desde EEUU, ?frica y otras partes del mundo. No en vano, tiene m?s capacidad para almacenarlo y procesarlo a través de sus plantas regasificadoras (https://www.elperiodico.com/es/politica/20220722/gobierno-propuesta-ue-librarse-cortes-exportar-mas-gas-14141292) que cualquier otro pa?s de la Uni?n Europea. El 44% y 34% respectivamente de la capacidad comunitaria, seg?n Enag?s. Por no hablar de los dos gasoductos que abastec?an la pen?nsula desde Argelia. Pero tiene un grave problema: es una “isla energética” sin apenas interconexiones con Europa, m?s all? de los dos modestos tubos que llegan a Francia desde Navarra y Guip?zkoa.
Sue?os gas?sticos frustrados
“Sin nuevas conexiones que atraviesen los Pirineos no tiene ning?n sentido plantear la idea del ‘hub’ gas?stico”, afirma Mariano Marzo, miembro del consejo de administraci?n de Repsol y catedr?tico de la UB. “Si a eso le a?ades que la mayor?a de pa?ses del norte de Europa se han lanzado a construir regasificadoras flotantes para recibir los metaneros directamente en sus costas, hay poco m?s que decir”. A finales del a?o pasado Madrid anunci? un acuerdo para aumentar la capacidad de las dos conexiones existentes con Francia un 18%, pero los grandes proyectos que Espa?a y el operador Enag?s barajaban para dar un verdadero salto cualitativo fracasaron en Par?s y Bruselas.
Primero el gasoducto MidCat, a medio construir desde hace a?os, y luego su hom?nimo submarino que deb?a unir Barcelona con el puerto italiano de Livorno, en fase solo embrionaria. “Eran proyectos que estaban en el caj?n y se resucitaron cuando empez? la guerra de Ucrania ante el temor de que Europa se quedara sin gas”, explica Pedro Fresco, el ex director general para la transici?n ecol?gica de la Generalitat Valenciana. “En ese momento, ante la urgencia, cualquier infraestructura pod?a tener sentido, pero a medida que la ansiedad se ha ido rebajando, ciertas infraestructuras han vuelto a perder sentido por sus costes y sus tiempos”.
El ?rdago italiano
Un an?lisis que no parece compartir ni Italia ni su industria energética. A diferencia de Espa?a, que ha sabido capear sin problemas su modesta dependencia del gas ruso echando mano de sus seis potentes regasificadoras de GNL, Roma se enfrentaba a un desaf?o may?sculo: suplir en solo unos meses el gas del Kremlin, que aportaba el 40% de su consumo. ?Y c?mo lo hizo? Yéndose de compras como si no hubiera ma?ana. En el ?ltimo a?o ha cerrado numerosos acuerdos para aumentar su suministro desde Argelia, Libia o Azerbaiy?n o para buscar nuevos proveedores en Angola o Congo. Una pol?tica que comenz? con Mario Draghi y ha continuado con Georgia Meloni. La dirigente ultraderechista proclam? a finales de enero en Libia que “Italia quiere convertirse en un ‘hub’ energético para toda Europa”.
Particularmente para venderle el gas del Norte de ?frica, donde ha perdido a Espa?a como competidor de peso, a ra?z del alineamiento de S?nchez con Marruecos en la cuesti?n del S?hara Occidental. Desde entonces Estados Unidos ha reemplazado a Argelia como principal proveedor espa?ol, mientras Argelia sustitu?a a Rusia como fuente primaria del gas italiano.
Italia, a diferencia de Espa?a, s? tiene la ubicaci?n geogr?fica y las interconexiones necesarias para llegar a Europa. Pero necesita transformar a marchas forzadas sus infraestructuras internas. “La red italiana no se concibi? para hacer de Italia un pa?s exportador, sino importador, de modo que va a necesitar una inversi?n may?scula para adaptar su sistema”, asegura Francesco Sassi, experto del instituto de Investigaci?n Industrial y Energética (RIE) de Bolonia. Desde invertir el flujo de los gasoductos que conectan Italia con otros puntos de Europa a expandir notablemente su red interna de tuber?as para canalizar hasta el norte del pa?s el combustible que llega a sus puertos meridionales desde el Norte de ?frica y el mar Caspio. La mayor parte llega por gasoducto, pero la pretensi?n de Roma es aumentar también la recepci?n de metaneros.
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En un pa?s conocido por su endiablada burocracia, Sassi duda mucho que pueda conseguirlo en un plazo razonable. Y es que muchos de los proyectos propuestos ahora llevaban a?os archivados. Paralizados por sus costes, sus dificultades técnicas o la multitud de variables geopol?ticas de las que dependen. “El plan del Gobierno responde a una visi?n hipernacionalista del mercado energético en Europa que no acaba de ajustarse a la realidad”, asegura el experto en la geopol?tica de la energ?a. “Construir esta red ligar?a Italia al gas durante decenios cuando Europa est? en plena transici?n a las renovables”.
Y es esa contradicci?n palmaria a la que ahora se aferra Espa?a obligado por las circunstancias, tras ver como encallaban sus planes gas?sticos. De sus gestiones energéticas el ?nico plan que ha fructificado es el hidroducto H2Med para transportar hidr?geno verde desde la Pen?nsula hasta Francia y Alemania, un proyecto que no estar?a listo hasta 2030. “Hay mucho m?rquetin en todo esto porque ni siquiera sabemos si tendremos super?vit de hidr?geno para exportarlo”, afirma Eloy Sanz, profesor de ingenier?a energética en la Universidad Rey Juan Carlos. El poco hidr?geno nacional que de momento se produce se destina a refiner?as y similares. “Ya estamos planificando la exportaci?n cuando ni siquiera hemos garantizado nuestro consumo ni hemos descarbonizado nuestra industria con hidr?geno renovable”, redunda en ese punto Mariano Marzo. “Hay mucha politiquer?a en todo esto”.
Todos los expertos coinciden en que si Espa?a tiene alg?n futuro como exportador de cierta entidad –ya exporta algo de electricidad— su futuro pasa por las renovables, incluido el hidr?geno producido con energ?a solar y e?lica. La cautela es, en cualquier caso, la norma. “En el mundo de las renovables al que vamos, la idea pasa por producir en tu territorio la mayor parte de lo que consumes. Yo creo que Espa?a podr? ser un peque?o exportador a Europa, pero no va a ser la Arabia Saud? de las renovables”, afirma Pedro Fresco.
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