Reem
03-11-2023, 11:19 AM
Diallo es un superviviente. Ha intentado llegar a Europa por mar y tierra. Hasta en dos ocasiones entr? en Ceuta, aunque fue devuelto en caliente por la polic?a espa?ola a Marruecos. También subi? a una patera para intentar alcanzar las Canarias, pero el mal tiempo provoc? que perdieran el rumbo y estuvieran cinco d?as en el océano hasta que los salvaron los guardacostas marroqu?es. Murieron diez personas que viajaban en la misma embarcaci?n. Lamenta que él no ha tenido la suerte de poder entrar a Europa, como s? han hecho otros amigos. Resume su vida en Marruecos como un “sufrimiento diario”.
Hace cinco a?os que sali? de Guinea-Conakri, y ahora espera el momento de volver a casa. “Cuando no hay soluci?n, no hay nada que hacer. La vida es as?”, lamenta Diallo (nombre ficticio). Su padre est? enfermo y desea reencontrarse con él. Explica que es el peque?o de la familia, tiene 27 a?os, y que desde que se fue ha perdido a dos hermanos. “Por esto he decidido que si mi padre muere, lo va a hacer enfrente de m?, aunque sea en la pobreza”.
Explica que en Mali la ruta se volvi? “muy complicada”, especialmente por las mafias: “Te venden a otras personas, te meten en la c?rcel y no puedes salir si nadie paga por ti”. Atraves? el desierto a pie porque le robaron y no pod?a pagar para ir en coche. Camin? m?s de dos semanas por el desierto: “Una persona con la que iba se qued? atr?s y no sé si estar? viva o muerta. All? cada uno busca su manera de sobrevivir”.
La frontera marroqu?
Cuando intent? cruzar de Argelia a Marruecos, por la zona de la ciudad de Oujda “fue como en una pel?cula”, cuenta. All? hay una valla y cuenta que cuando la polic?a argelina te coge, te pega y te mandan al desierto, a centenares de kil?metros. Al tercer intento lo logr?. En Marruecos ha recorrido el pa?s buscando la manera de llegar a Espa?a, cuatro a?os de buscarse la vida y marcados por los trasladados forzosos de la polic?a lejos de la frontera.
Salt? la valla de Ceuta en dos ocasiones. “Entré al lado del gran bosque, con otras personas, recorr? tres kil?metros por el bosque de Ceuta hasta que la polic?a espa?ola me cogi?, me devolvieron a Marruecos y me mandaron en bus hasta Tan Tan (a m?s de mil kil?metros, al sur del pa?s)”, explica. La segunda vez que logr? entrar a Ceuta fue el fin de a?o de 2021, aunque también le retornaron en caliente.
En Marruecos trabaj? en varias ocasiones en los cultivos de tomates de la sure?a ciudad de Agadir. Le pagaban seis euros al d?a por trabajar ocho horas sin descanso el fin de semana. “Los jefes pod?an hacer lo que quisiera. Cuando no tienes papeles tampoco tienes honor, no puedes hablar ni con la polic?a si tienes un problema”, explica.
Rumbo a las Canarias
Con ese dinero, viaj? hasta Dakhla, al sur del S?hara Occidental, e intent? cruzar hacia las Canarias el mes de enero de 2022. “Un amigo me mand? para vigilar cuando sal?a una patera, pero cuando llegué al lado del agua, aproveché y me sub?. Ese d?a, fue solo Dios quién me ayud?”, recuerda. Eran 48 personas, entre mujeres y ni?os. Tras dos d?as de traves?a, perdieron el rumbo por las fuertes olas y decidieron dar media vuelta.
“En total estuvimos casi cinco d?as en el mar. Muchos ten?an miedo, lloraban, algunos se tiraron directamente al agua, otros murieron en la patera, no ten?amos ni agua ni comida” relata Diallo. Perdieron la vida diez personas. “Pensaba que ?bamos a morir todos all?. Solo empecé a repetir: No existe ning?n Dios excepto Dios, y Muhammad es su profeta”, cuenta. Una de las frases m?s importantes en el Islam que también se entona cuando alguien da por hecho que va a morir. “Finalmente, nos encontramos con la Marina marroqu?, que nos salv?”, explica.
Fue en Dakhla que tom? la decisi?n de volver a casa cuando se enter? de que su padre, de noventa a?os, estaba enfermo. Logr? llegar a Rabat y all? solicit? a la OIM (Organizaci?n Internacional para las Migraciones de la ONU) el retorno voluntario.
En 2021, 2.457 personas migrantes que estaban en Marruecos retornaron voluntariamente a sus pa?ses de origen, seg?n el ?ltimo informe de la OIM. Mayoritariamente, son marfile?os (657 personas), guineanos (598) y senegaleses (367). Es la cifra m?s alta desde que este programa, financiado por la UE y otros pa?ses europeos como Espa?a, se puso en marcha en 2005.
“Mi suerte no est? aqu?”
Mohamed (nombre ficticio), también de Guinea-Conakri, tom? la misma decisi?n que Diallo en la ciudad saharaui de El Aai?n. “He probado una y otra vez, mis amigos lo intentaron y han llegado a Europa, pero yo no. Si lo sigo intentando y forzando puede que alg?n d?a me muera en el océano y se habr?a acabado todo, por esto pienso que mi suerte no est? aqu?. Dios no ha querido que llegue a Europa”, explica.
Este hombre de 38 a?os anda cansado f?sicamente, pero sobre todo mentalmente. Vive en una peque?a casa que comparte con otras tres personas en uno de los barrios m?s pobres de Rabat. Est? preocupado porque no sabe como se las apa?ar? para pagar el alquiler dentro de cuatro d?as. Apenas sale de su apartamento por miedo a que la polic?a lo pueda detener por no tener la residencia.
Desde que sali? en avi?n de su pa?s han sido seis a?os de probar suerte, arriesgar y volver a empezar. Estuvo tres a?os en El Aai?n, all? intent? cruzar en patera en varias ocasiones. O los frenaba la polic?a antes de zarpar o bien los rescataba la marina marroqu?. También le estafaron 1.500 euros, cuando le pag? a un tipo para cruzar, pero del que nunca volvi? a saber nada. Explica que en la ciudad estuvo tranquilo porque, como parece saharaui, la polic?a no pensaba que fuera migrante.
El peor intento fue cuando estuvieron tres d?as a la deriva perdidos, antes de ser rescatados por unos pescadores marroqu?es. La mayor?a de veces las autoridades los mandaban en autobuses hasta poblaciones del interior del pa?s, a centenares de kil?metros. Explica que cuando estuvo en T?nger, la polic?a entr? de madrugada a la casa donde dorm?an, tumbaron la puerta y se los llevaron a todos hasta Tiznit, a unos 900 kil?metros. “Fue durante el ramad?n”, exclama indignado.
Ahora espera en Rabat el momento de volver a Guinea-Conakri. Una vez que entré a su pa?s, Mohamed quiere empezar un peque?o negocio con la ayuda que reciba de la OIM. También tiene ganas de ver a sus dos hijos de 11 y 10 a?os, ya que en los ?ltimos cinco a?os los ha visto crecer a través de su teléfono. “Quer?a entrar en Europa para mandarles dinero, me hubiera sentido orgulloso, pero no ha sido posible y esto me fastidia mucho”, lamenta.
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/internacional/suerte-volver-casa-anos-luchando-84474164)
Hace cinco a?os que sali? de Guinea-Conakri, y ahora espera el momento de volver a casa. “Cuando no hay soluci?n, no hay nada que hacer. La vida es as?”, lamenta Diallo (nombre ficticio). Su padre est? enfermo y desea reencontrarse con él. Explica que es el peque?o de la familia, tiene 27 a?os, y que desde que se fue ha perdido a dos hermanos. “Por esto he decidido que si mi padre muere, lo va a hacer enfrente de m?, aunque sea en la pobreza”.
Explica que en Mali la ruta se volvi? “muy complicada”, especialmente por las mafias: “Te venden a otras personas, te meten en la c?rcel y no puedes salir si nadie paga por ti”. Atraves? el desierto a pie porque le robaron y no pod?a pagar para ir en coche. Camin? m?s de dos semanas por el desierto: “Una persona con la que iba se qued? atr?s y no sé si estar? viva o muerta. All? cada uno busca su manera de sobrevivir”.
La frontera marroqu?
Cuando intent? cruzar de Argelia a Marruecos, por la zona de la ciudad de Oujda “fue como en una pel?cula”, cuenta. All? hay una valla y cuenta que cuando la polic?a argelina te coge, te pega y te mandan al desierto, a centenares de kil?metros. Al tercer intento lo logr?. En Marruecos ha recorrido el pa?s buscando la manera de llegar a Espa?a, cuatro a?os de buscarse la vida y marcados por los trasladados forzosos de la polic?a lejos de la frontera.
Salt? la valla de Ceuta en dos ocasiones. “Entré al lado del gran bosque, con otras personas, recorr? tres kil?metros por el bosque de Ceuta hasta que la polic?a espa?ola me cogi?, me devolvieron a Marruecos y me mandaron en bus hasta Tan Tan (a m?s de mil kil?metros, al sur del pa?s)”, explica. La segunda vez que logr? entrar a Ceuta fue el fin de a?o de 2021, aunque también le retornaron en caliente.
En Marruecos trabaj? en varias ocasiones en los cultivos de tomates de la sure?a ciudad de Agadir. Le pagaban seis euros al d?a por trabajar ocho horas sin descanso el fin de semana. “Los jefes pod?an hacer lo que quisiera. Cuando no tienes papeles tampoco tienes honor, no puedes hablar ni con la polic?a si tienes un problema”, explica.
Rumbo a las Canarias
Con ese dinero, viaj? hasta Dakhla, al sur del S?hara Occidental, e intent? cruzar hacia las Canarias el mes de enero de 2022. “Un amigo me mand? para vigilar cuando sal?a una patera, pero cuando llegué al lado del agua, aproveché y me sub?. Ese d?a, fue solo Dios quién me ayud?”, recuerda. Eran 48 personas, entre mujeres y ni?os. Tras dos d?as de traves?a, perdieron el rumbo por las fuertes olas y decidieron dar media vuelta.
“En total estuvimos casi cinco d?as en el mar. Muchos ten?an miedo, lloraban, algunos se tiraron directamente al agua, otros murieron en la patera, no ten?amos ni agua ni comida” relata Diallo. Perdieron la vida diez personas. “Pensaba que ?bamos a morir todos all?. Solo empecé a repetir: No existe ning?n Dios excepto Dios, y Muhammad es su profeta”, cuenta. Una de las frases m?s importantes en el Islam que también se entona cuando alguien da por hecho que va a morir. “Finalmente, nos encontramos con la Marina marroqu?, que nos salv?”, explica.
Fue en Dakhla que tom? la decisi?n de volver a casa cuando se enter? de que su padre, de noventa a?os, estaba enfermo. Logr? llegar a Rabat y all? solicit? a la OIM (Organizaci?n Internacional para las Migraciones de la ONU) el retorno voluntario.
En 2021, 2.457 personas migrantes que estaban en Marruecos retornaron voluntariamente a sus pa?ses de origen, seg?n el ?ltimo informe de la OIM. Mayoritariamente, son marfile?os (657 personas), guineanos (598) y senegaleses (367). Es la cifra m?s alta desde que este programa, financiado por la UE y otros pa?ses europeos como Espa?a, se puso en marcha en 2005.
“Mi suerte no est? aqu?”
Mohamed (nombre ficticio), también de Guinea-Conakri, tom? la misma decisi?n que Diallo en la ciudad saharaui de El Aai?n. “He probado una y otra vez, mis amigos lo intentaron y han llegado a Europa, pero yo no. Si lo sigo intentando y forzando puede que alg?n d?a me muera en el océano y se habr?a acabado todo, por esto pienso que mi suerte no est? aqu?. Dios no ha querido que llegue a Europa”, explica.
Este hombre de 38 a?os anda cansado f?sicamente, pero sobre todo mentalmente. Vive en una peque?a casa que comparte con otras tres personas en uno de los barrios m?s pobres de Rabat. Est? preocupado porque no sabe como se las apa?ar? para pagar el alquiler dentro de cuatro d?as. Apenas sale de su apartamento por miedo a que la polic?a lo pueda detener por no tener la residencia.
Desde que sali? en avi?n de su pa?s han sido seis a?os de probar suerte, arriesgar y volver a empezar. Estuvo tres a?os en El Aai?n, all? intent? cruzar en patera en varias ocasiones. O los frenaba la polic?a antes de zarpar o bien los rescataba la marina marroqu?. También le estafaron 1.500 euros, cuando le pag? a un tipo para cruzar, pero del que nunca volvi? a saber nada. Explica que en la ciudad estuvo tranquilo porque, como parece saharaui, la polic?a no pensaba que fuera migrante.
El peor intento fue cuando estuvieron tres d?as a la deriva perdidos, antes de ser rescatados por unos pescadores marroqu?es. La mayor?a de veces las autoridades los mandaban en autobuses hasta poblaciones del interior del pa?s, a centenares de kil?metros. Explica que cuando estuvo en T?nger, la polic?a entr? de madrugada a la casa donde dorm?an, tumbaron la puerta y se los llevaron a todos hasta Tiznit, a unos 900 kil?metros. “Fue durante el ramad?n”, exclama indignado.
Ahora espera en Rabat el momento de volver a Guinea-Conakri. Una vez que entré a su pa?s, Mohamed quiere empezar un peque?o negocio con la ayuda que reciba de la OIM. También tiene ganas de ver a sus dos hijos de 11 y 10 a?os, ya que en los ?ltimos cinco a?os los ha visto crecer a través de su teléfono. “Quer?a entrar en Europa para mandarles dinero, me hubiera sentido orgulloso, pero no ha sido posible y esto me fastidia mucho”, lamenta.
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