Reem
03-03-2023, 02:41 PM
Donald Trump no es, en su tercer asalto a la Casa Blanca, el candidato que irrumpi? en 2015 en la escena republicana y la puso bajo su dominio ni el presidente que busc?, aunque fuera sin éxito, la reelecci?n en 2020. Su tercera candidatura, anunciada en noviembre, discurre casi imperceptible. Desde hace tiempo, y especialmente tras las legislativas de noviembre, se han evidenciado grietas en lo que hasta hace no tanto era su férreo control del partido, con fugas de donantes o de l?deres evangélicos. Y a los 76 a?os provoca las mismas conversaciones y debates sobre la edad que el octogenario Joe Biden en el campo dem?crata.
Ron DeSantis, el gobernador de Florida, ni siquiera ha anunciado formalmente que buscar? la nominaci?n del Partido Republicano para 2024, pero el pol?tico de 44 a?os es visto y tratado como un candidato 'de facto' a la espera de que dé un paso que se anticipa en cualquier momento después de que acabe la actual legislatura en Tallahasee, en mayo. No como un candidato cualquiera, sino como un favorito. La atenci?n y cobertura medi?tica que genera, tanto por sus acciones en el ejecutivo como por la publicaci?n esta semana de su segundo libro 'La valent?a de ser libre', no tiene parang?n en este ciclo electoral ya continuo.
Atrae a los grandes donantes y grupos de interés que abandonan a Trump y es destacado en los sondeos a un nivel que en un momento comparable tuvieron Barack Obama, Hillary Clinton y Rudy Giuliani, George Bush, antes Ted Kennedy (que casi arrebata la nominaci?n al presidente Jimmy Carter) y Ronald Reagan. Hasta ahora, no obstante, DeSantis no ha pasado ninguna prueba a nivel nacional que ratifique si el bombo y la alharaca est?n o no justificados.
Sin duelo directo
El duelo directo entre ambos es, de momento, pr?cticamente nulo por parte de DeSantis, que elude enfangarse, y bastante contenido en el caso de Trump teniendo en cuenta el historial del expresidente (aunque ya ha marcado a su potencial rival con el apodo de “Ron DeSanturr?n”, ha tanteado el de “Alb?ndiga Ron” y hasta ha lanzado sugerencias de que tuvo comportamientos inadecuados con alumnas de instituto cuando fue profesor en su juventud). Pero su enfrentamiento tiene desde hace tiempo ya carices de guerra. Y se trata de un combate que est? provocando visibles y sensibles divisiones entre la formaci?n, los donantes y las bases, una separaci?n en bandos que se escenifica este fin de semana con claridad.
Trump es el orador estrella este s?bado en la ?ltima de las tres jornadas de la Conferencia de Acci?n Pol?tica Conservadora (CPAC por sus siglas en inglés), un c?nclave del que se ausent? en 2016, cuando a?n el movimiento conservador tradicional opon?a resistencia a su candidatura, pero que desde el a?o siguiente se puso a sus pies, donde no ha dejado de estar. Es una cita que este a?o se ha visto salpicada por las acusaciones contra su responsable, Matt Schlapp, de haber realizado tocamientos no deseados a un trabajador de una campa?a.
Ha perdido también parte de su lustre, algunos patrocinadores destacados se han retirado y se ha publicado que incluso se est?n realizando ofertas a precios reducidos para asegurar llenos en algunos eventos. Y aunque la lista de invitados incluye a lo m?s granado del conservadurismo m?s extremo y radical, de Steve Bannon a la congresista Marjorie Taylor Greene y hasta el expresidente brasile?o Jair Bolsonaro, hablan también a voces las ausencias, incluyendo las de Kevin McCarthy y Mitch McConnell, l?deres del partido en el Congreso, o las de otros potenciales candidatos presidenciales, de DeSantis al exvicepresidente Mike Pence, el senador de Carolina del Sur Tim Scott, y los gobernadores de Dakota del Sur, Kristi Noem, y Nuevo Hampshire, Chris Sununu.
DeSantis y todos los dem?s potenciales rivales de Trump s? van, en cambio, a un retiro a puerta cerrada con donantes que ha organizado en Florida el Club for Growth, una potente e influyente organizaci?n antiimpuestos y conservadora que, como la red de los hermanos Koch, ha decidido llegada la hora de "pasar p?gina" respecto a Trump y se est? volcando con el gobernador de Florida, a cuya ?ltima campa?a destinaron dos millones de d?lares. Y solo Nikki Haley, la exgobernadora de Carolina del Sur y embajadora de Trump ante la ONU que s? ha formalizado candidatura para 2024, y el emprendedor de biotecnolog?a Vivek Ramaswamy, que ha anunciado que se presentar? pero cuyo nombre ni siquiera se registra en los sondeos, participar?n en las dos citas.
Bases solapadas
DeSantis est? ara?ando terreno a Trump y aunque el expresidente sigue por delante en la mayor?a de esas encuestas, sabe que es su principal rival. A través de mensajes en su red social, ha reaccionado con ataques a quienes sienten que le est?n abandonando a favor del gobernador de Florida, desde el Club for Growth (al que ha tildado como “un grupo de inadaptados pol?ticos, globalistas y perdedores”) hasta a los medios de Rupert Murdoch, como FoxNews y ‘The New York Post’. Y el fin de semana pasado atac? a la cadena después de que publicara una encuesta en la que, pese a obtener 43% frente al 28% de DeSantis, se mostraba que el gobernador era la segunda opci?n para el 34% de sus potenciales votantes. “Me recuerda a 2016, cuando apoyaban a Jeb (Bush)”, dijo en un mensaje en Truth.
DeSantis, de momento, sigue sin responder y centrado en un camino claramente dise?ado hacia la nominaci?n. Tras haber pasado por Nueva York, Illinois y Pensilvania para reforzar sus credenciales como un pol?tico duro con el crimen, planea visitas a Iowa, Nevada, Nuevo Hampshire y, quiz?, Carolina del Sur, estados fundamentales en el arranque de las primarias. Y sigue acaparando atenci?n nacional y aplauso entre los intelectuales y donantes conservadores por su estilo agresivo y su uso del poder ejecutivo para hacer avanzar la agenda conservadora y librar las guerras culturales, especialmente contra todo lo considerado 'woke'.
"Un nuevo sheriff"
Esta semana lo ha hecho con la publicaci?n de sus memorias, donde ofrece su pol?tica en Florida como hoja de ruta para EEUU, y la firma de una ley por la que ha retirado a Disney poderes especiales de autogobierno que la compa??a ten?a desde hace m?s de medio siglo en el estado como represalia por criticar su ley conocida como 'No digas gay' (que limita la ense?anza escolar sobre cuestiones de orientaci?n sexual e identidad de género). "Hay un nuevo sheriff en este pueblo", dijo al firmar la norma, al m?s puro estilo DeSantis.
Quiz? él es lo que buscan muchos estrategas, donantes y votantes: alguien que cause menos divisi?n que Trump pero que no modere las pol?ticas o los mensajes. Pero lo que preocupa es saber si esa dureza que exhibe ser? suficiente para aguantar el duelo cuerpo a cuerpo con Trump.
También sigue vivo el eco de 2016, cuando el magnate inmobiliario sali? triunfante de unas primarias superpobladas. Aunque esta vez es un candidato diferente, golpeado por derrotas, cercado por varios casos e investigaciones legales y sacudido por el cansancio que parte de las bases del partido exhibieron en noviembre rechazando a los candidatos m?s radicales y aliados con su "gran mentira" del inexistente fraude electoral, podr?a beneficiarse de nuevo de una divisi?n de voto en la lucha intestina por la nominaci?n.
Adem?s, aunque como muestra la encuesta de FoxNews las bases de Trump y DeSantis se solapan, el expresidente mantiene un n?cleo s?lido de apoyo inquebrantable. Es dif?cil de cuantificar, pero algunos estrategas lo calculan en alrededor del 30% de las bases, un porcentaje que el Partido Republicano no puede perder si quiere tener opciones presidenciales en 2024.
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/internacional/trump-o-desantis-dilema-republicanos-84063846)
Ron DeSantis, el gobernador de Florida, ni siquiera ha anunciado formalmente que buscar? la nominaci?n del Partido Republicano para 2024, pero el pol?tico de 44 a?os es visto y tratado como un candidato 'de facto' a la espera de que dé un paso que se anticipa en cualquier momento después de que acabe la actual legislatura en Tallahasee, en mayo. No como un candidato cualquiera, sino como un favorito. La atenci?n y cobertura medi?tica que genera, tanto por sus acciones en el ejecutivo como por la publicaci?n esta semana de su segundo libro 'La valent?a de ser libre', no tiene parang?n en este ciclo electoral ya continuo.
Atrae a los grandes donantes y grupos de interés que abandonan a Trump y es destacado en los sondeos a un nivel que en un momento comparable tuvieron Barack Obama, Hillary Clinton y Rudy Giuliani, George Bush, antes Ted Kennedy (que casi arrebata la nominaci?n al presidente Jimmy Carter) y Ronald Reagan. Hasta ahora, no obstante, DeSantis no ha pasado ninguna prueba a nivel nacional que ratifique si el bombo y la alharaca est?n o no justificados.
Sin duelo directo
El duelo directo entre ambos es, de momento, pr?cticamente nulo por parte de DeSantis, que elude enfangarse, y bastante contenido en el caso de Trump teniendo en cuenta el historial del expresidente (aunque ya ha marcado a su potencial rival con el apodo de “Ron DeSanturr?n”, ha tanteado el de “Alb?ndiga Ron” y hasta ha lanzado sugerencias de que tuvo comportamientos inadecuados con alumnas de instituto cuando fue profesor en su juventud). Pero su enfrentamiento tiene desde hace tiempo ya carices de guerra. Y se trata de un combate que est? provocando visibles y sensibles divisiones entre la formaci?n, los donantes y las bases, una separaci?n en bandos que se escenifica este fin de semana con claridad.
Trump es el orador estrella este s?bado en la ?ltima de las tres jornadas de la Conferencia de Acci?n Pol?tica Conservadora (CPAC por sus siglas en inglés), un c?nclave del que se ausent? en 2016, cuando a?n el movimiento conservador tradicional opon?a resistencia a su candidatura, pero que desde el a?o siguiente se puso a sus pies, donde no ha dejado de estar. Es una cita que este a?o se ha visto salpicada por las acusaciones contra su responsable, Matt Schlapp, de haber realizado tocamientos no deseados a un trabajador de una campa?a.
Ha perdido también parte de su lustre, algunos patrocinadores destacados se han retirado y se ha publicado que incluso se est?n realizando ofertas a precios reducidos para asegurar llenos en algunos eventos. Y aunque la lista de invitados incluye a lo m?s granado del conservadurismo m?s extremo y radical, de Steve Bannon a la congresista Marjorie Taylor Greene y hasta el expresidente brasile?o Jair Bolsonaro, hablan también a voces las ausencias, incluyendo las de Kevin McCarthy y Mitch McConnell, l?deres del partido en el Congreso, o las de otros potenciales candidatos presidenciales, de DeSantis al exvicepresidente Mike Pence, el senador de Carolina del Sur Tim Scott, y los gobernadores de Dakota del Sur, Kristi Noem, y Nuevo Hampshire, Chris Sununu.
DeSantis y todos los dem?s potenciales rivales de Trump s? van, en cambio, a un retiro a puerta cerrada con donantes que ha organizado en Florida el Club for Growth, una potente e influyente organizaci?n antiimpuestos y conservadora que, como la red de los hermanos Koch, ha decidido llegada la hora de "pasar p?gina" respecto a Trump y se est? volcando con el gobernador de Florida, a cuya ?ltima campa?a destinaron dos millones de d?lares. Y solo Nikki Haley, la exgobernadora de Carolina del Sur y embajadora de Trump ante la ONU que s? ha formalizado candidatura para 2024, y el emprendedor de biotecnolog?a Vivek Ramaswamy, que ha anunciado que se presentar? pero cuyo nombre ni siquiera se registra en los sondeos, participar?n en las dos citas.
Bases solapadas
DeSantis est? ara?ando terreno a Trump y aunque el expresidente sigue por delante en la mayor?a de esas encuestas, sabe que es su principal rival. A través de mensajes en su red social, ha reaccionado con ataques a quienes sienten que le est?n abandonando a favor del gobernador de Florida, desde el Club for Growth (al que ha tildado como “un grupo de inadaptados pol?ticos, globalistas y perdedores”) hasta a los medios de Rupert Murdoch, como FoxNews y ‘The New York Post’. Y el fin de semana pasado atac? a la cadena después de que publicara una encuesta en la que, pese a obtener 43% frente al 28% de DeSantis, se mostraba que el gobernador era la segunda opci?n para el 34% de sus potenciales votantes. “Me recuerda a 2016, cuando apoyaban a Jeb (Bush)”, dijo en un mensaje en Truth.
DeSantis, de momento, sigue sin responder y centrado en un camino claramente dise?ado hacia la nominaci?n. Tras haber pasado por Nueva York, Illinois y Pensilvania para reforzar sus credenciales como un pol?tico duro con el crimen, planea visitas a Iowa, Nevada, Nuevo Hampshire y, quiz?, Carolina del Sur, estados fundamentales en el arranque de las primarias. Y sigue acaparando atenci?n nacional y aplauso entre los intelectuales y donantes conservadores por su estilo agresivo y su uso del poder ejecutivo para hacer avanzar la agenda conservadora y librar las guerras culturales, especialmente contra todo lo considerado 'woke'.
"Un nuevo sheriff"
Esta semana lo ha hecho con la publicaci?n de sus memorias, donde ofrece su pol?tica en Florida como hoja de ruta para EEUU, y la firma de una ley por la que ha retirado a Disney poderes especiales de autogobierno que la compa??a ten?a desde hace m?s de medio siglo en el estado como represalia por criticar su ley conocida como 'No digas gay' (que limita la ense?anza escolar sobre cuestiones de orientaci?n sexual e identidad de género). "Hay un nuevo sheriff en este pueblo", dijo al firmar la norma, al m?s puro estilo DeSantis.
Quiz? él es lo que buscan muchos estrategas, donantes y votantes: alguien que cause menos divisi?n que Trump pero que no modere las pol?ticas o los mensajes. Pero lo que preocupa es saber si esa dureza que exhibe ser? suficiente para aguantar el duelo cuerpo a cuerpo con Trump.
También sigue vivo el eco de 2016, cuando el magnate inmobiliario sali? triunfante de unas primarias superpobladas. Aunque esta vez es un candidato diferente, golpeado por derrotas, cercado por varios casos e investigaciones legales y sacudido por el cansancio que parte de las bases del partido exhibieron en noviembre rechazando a los candidatos m?s radicales y aliados con su "gran mentira" del inexistente fraude electoral, podr?a beneficiarse de nuevo de una divisi?n de voto en la lucha intestina por la nominaci?n.
Adem?s, aunque como muestra la encuesta de FoxNews las bases de Trump y DeSantis se solapan, el expresidente mantiene un n?cleo s?lido de apoyo inquebrantable. Es dif?cil de cuantificar, pero algunos estrategas lo calculan en alrededor del 30% de las bases, un porcentaje que el Partido Republicano no puede perder si quiere tener opciones presidenciales en 2024.
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