Reem
03-01-2023, 09:20 PM
El reloj marca las 12 de la ma?ana, pero la avenida Ushakova, la amplia arteria de entre dos y cuatro carriles flanqueada por comercios y restaurantes que atraviesa el centro de Jers?n y que conduce desde la estaci?n ferroviaria al malec?n del r?o Dniéper, ofrece un aspecto yermo e intimidante. Sin excepci?n alguna, los escasos veh?culos que a?n circulan por la traves?a dan un brusco quiebro en alguna de las ?ltimas bocacalles que convergen en el bulevar antes de alcanzar la corriente fluvial, en donde se vislumbra, desde la distancia, la proa de un barco de carga de respetables proporciones. En tiempos de paz, el espig?n fluvial, donde se erige un monumento dedicado a los primeros marinos, era uno lugares favoritos de los lugare?os para el paseo. Ahora, esta suerte de Moll de la Fusta en versi?n jersonense, es un espacio vetado para el esparcimiento, sin duda uno de los rincones m?s peligrosos de esta urbe de casi 300.000 habitantes, donde, a decir de las autoridades locales, francotiradores rusos apostados en el margen contrario pueden abrir fuego en cualquier momento contra toda silueta humana que se deje ver por esos andurriales.
M?s informaci?n (Auto)
http://placehold.it/175x100 T?tulo noticia (Auto)
En noviembre pasado y contra pron?stico, las tropas rusas decidieron no presentar batalla y prefirieron evacuar Jers?n, la ?nica capital provincial que lograron controlar en los primeros d?as de la invasi?n, ante las dificultades que presentaba para los mandos militares en Mosc? mantener la posici?n. Pero, pese a los meses transcurridos, esta localidad marinera e industrial situada junto al delta del r?o m?s importante de Ucrania est? muy lejos de recuperar atisbo alguno de normalidad ciudadana, a diferencia de ciudades como Kiev o J?rkov. La presencia de las tropas del Kremlin en el margen opuesto del Dniéper, que bombardean y hostigan sin cesar a los locales parapetadas en sus posiciones, complican y dificultan hasta el extremo el d?a a d?a, ahuyentando a quienes intentaron regresar y condenando a los que a?n permanecen en la localidad a una existencia de privaciones y peligros. El mal sue?o de los nueve meses de ocupaci?n rusa y de los abusos cometidos durante la misma permanece fresco en la memoria de los ciudadanos.
Sin vistas al r?o
Svetlana Vinograd, de 76 a?os, y Ludmila Pultar, de 64, habitan uno de los edificios del barrio portuario junto a una f?brica panificadora. Y aunque ambas residen en precarios apartamentos pr?ximos a la orilla, dan las gracias al cielo de que su fachada carezca de vistas al r?o, de que "otros dos edificios" estén haciendo de parapeto frente a los peligros procedentes de la orilla fluvial contraria. "Nada m?s llegar los nuestros (las tropas ucranianas) nos prohibieron ir al r?o a buscar agua porque hab?a francotiradores", explica una de ellas. Eran d?as en que este suministro vital se hab?a cortado y para muchos habitantes, acudir con cubos al Dniéper era la ?nica manera de aprovisionarse del l?quido elemento.
https://www.aglitk.com/clip/f8e8b13f-2e35-4250-a971-1aaff441b1f2_16-9-aspect-ratio_default_0.jpg Svetlana Vinograd y Ludmila Pultar, dos vecinas de Jers?n. | ROM?N SUMKO
Con el a?o nuevo, las principales amenazas vinieron en la forma de bombardeos (https://en.interfax.com.ua/news/general/894524.html) que, seg?n sostienen estas dos mujeres, pueden durar d?as seguidos, oblig?ndoles a permanecer jornadas enteras escondidas en el s?tano. "Del 24 al 29 de febrero (coincidiendo con el primer aniversario del inicio de la guerra) los bombardeos fueron permanentes; no pod?amos salir a hacer nada", informa una de ellas, en tono cordial, sin perder en ning?n momento la sonrisa y exhibiendo una dentadura en la que faltan algunas piezas, y otras est?n tintadas de brillante dorado.
Una peque?a rotonda presidida una estatua donde se halla representado un barco da la bienvenida a los veh?culos que, tras cruzar un puente y superar un estricto puesto de control de las tropas ucranianas, se adentran en el barrio Korabl, palabra que, en la lengua vern?cula, quiere decir precisamente 'nav?o'. En realidad, el lugar es geogr?ficamente una isla separada del centro de Jers?n por uno de los brazos en los que se divide la corriente pluvial poco antes de llegar al mar, y est? poblado por elevadas viviendas de paneles, gr?as portuarias y f?bricas evacuadas. Es, adem?s, el distrito urbano m?s castigado por la artiller?a rusa, donde los escasos habitantes que aun no se han marchado prefieren no hablar y se limitan a se?alar los restos del ?ltimo ataque artillero, que destroz? un supermercado de la cadena local Fresh (https://uk.wikipedia.org/wiki/%D0%A4%D1%80%D0%B5%D1%88_(%D1%81%D1%83%D0%BF%D0%B5 %D1%80%D0%BC%D0%B0%D1%80%D0%BA%D0%B5%D1%82)) y un local de Konsfiscat, marca también local de venta de prendas. La Cruz Roja ucraniana acaba de anunciar que suspend?a la distribuci?n de ayuda en los centros especializados de Jers?n debido al peligro que representan las aglomeraciones ante los ataques artilleros.
https://www.aglitk.com/clip/ded9aee8-f8ef-4121-b7c9-b384e6dc59ab_16-9-aspect-ratio_default_0.jpg Un cartel en ucraniano en una calle de Jers?n con el mensaje "Queridos, sois libres". | ROM?N SUMKO
Excesos cometidos
Los locales de Jers?n tienen también que apencar con los recuerdos de los excesos cometidos por unos soldados que est?n posicionados a un pu?ado de kil?metros y que en cualquier momento podr?an regresar. Anastas?a es el nombre figurado de una enfermera en un hospital local que no quiere mostrar su rostro y que pas? mes y medio, desde principios de septiembre hasta mediados de octubre, en un centro de detenci?n regentado por los rusos, por haber proporcionado medicamentos a un partisano. "Alguien me delat?, no sé quien fue; vinieron primero por m? al hospital, yo estaba de vacaciones, y luego me detuvieron en casa; lo registraron y lo revolvieron todo, buscaban armas", explica. Tras el arresto, le vendaron los ojos y la introdujeron en un coche que estuvo dando vueltas por la ciudad durante una hora, para desorientarla.
M?s informaci?n (Auto)
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Ya en la c?rcel, fue interrogada en tres ocasiones, por inquisidores rusos que no se identificaban pero que presume pertenec?an a alg?n cuerpo de inteligencia o seguridad. "Les identificaba por el acento; estaban especializados en aterrorizar a los presos mediante tortura psicol?gica; nunca hab?a conocido a gente igual", relata.
https://www.aglitk.com/clip/317021d0-f4b5-4b3a-8aee-cfa0b444e5e9_16-9-aspect-ratio_default_0.jpg Un veh?culo afectado por un bombardeo en una calle de Jers?n. | ROM?N SUMKO
Aunque a ella, al ser de edad avanzada, no le pusieron la mano encima, s? recuerda los gritos de los hombres y mujeres j?venes que eran torturados. "Con ellas empleaban los electrodos; a los varones les golpeaban de forma terrible; durante las noches era imposible pegar ojo", rememora. Entre el 20 y el 27 de septiembre se celebr? el pseudoreferéndum de anexi?n de la provincia de Jers?n a la Federaci?n Rusa, en el que fue obligada a votar bajo "amenazas de muerte".
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/internacional/marc-marginedas-ucrania-jerson-ciudad-83972538)
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En noviembre pasado y contra pron?stico, las tropas rusas decidieron no presentar batalla y prefirieron evacuar Jers?n, la ?nica capital provincial que lograron controlar en los primeros d?as de la invasi?n, ante las dificultades que presentaba para los mandos militares en Mosc? mantener la posici?n. Pero, pese a los meses transcurridos, esta localidad marinera e industrial situada junto al delta del r?o m?s importante de Ucrania est? muy lejos de recuperar atisbo alguno de normalidad ciudadana, a diferencia de ciudades como Kiev o J?rkov. La presencia de las tropas del Kremlin en el margen opuesto del Dniéper, que bombardean y hostigan sin cesar a los locales parapetadas en sus posiciones, complican y dificultan hasta el extremo el d?a a d?a, ahuyentando a quienes intentaron regresar y condenando a los que a?n permanecen en la localidad a una existencia de privaciones y peligros. El mal sue?o de los nueve meses de ocupaci?n rusa y de los abusos cometidos durante la misma permanece fresco en la memoria de los ciudadanos.
Sin vistas al r?o
Svetlana Vinograd, de 76 a?os, y Ludmila Pultar, de 64, habitan uno de los edificios del barrio portuario junto a una f?brica panificadora. Y aunque ambas residen en precarios apartamentos pr?ximos a la orilla, dan las gracias al cielo de que su fachada carezca de vistas al r?o, de que "otros dos edificios" estén haciendo de parapeto frente a los peligros procedentes de la orilla fluvial contraria. "Nada m?s llegar los nuestros (las tropas ucranianas) nos prohibieron ir al r?o a buscar agua porque hab?a francotiradores", explica una de ellas. Eran d?as en que este suministro vital se hab?a cortado y para muchos habitantes, acudir con cubos al Dniéper era la ?nica manera de aprovisionarse del l?quido elemento.
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Con el a?o nuevo, las principales amenazas vinieron en la forma de bombardeos (https://en.interfax.com.ua/news/general/894524.html) que, seg?n sostienen estas dos mujeres, pueden durar d?as seguidos, oblig?ndoles a permanecer jornadas enteras escondidas en el s?tano. "Del 24 al 29 de febrero (coincidiendo con el primer aniversario del inicio de la guerra) los bombardeos fueron permanentes; no pod?amos salir a hacer nada", informa una de ellas, en tono cordial, sin perder en ning?n momento la sonrisa y exhibiendo una dentadura en la que faltan algunas piezas, y otras est?n tintadas de brillante dorado.
Una peque?a rotonda presidida una estatua donde se halla representado un barco da la bienvenida a los veh?culos que, tras cruzar un puente y superar un estricto puesto de control de las tropas ucranianas, se adentran en el barrio Korabl, palabra que, en la lengua vern?cula, quiere decir precisamente 'nav?o'. En realidad, el lugar es geogr?ficamente una isla separada del centro de Jers?n por uno de los brazos en los que se divide la corriente pluvial poco antes de llegar al mar, y est? poblado por elevadas viviendas de paneles, gr?as portuarias y f?bricas evacuadas. Es, adem?s, el distrito urbano m?s castigado por la artiller?a rusa, donde los escasos habitantes que aun no se han marchado prefieren no hablar y se limitan a se?alar los restos del ?ltimo ataque artillero, que destroz? un supermercado de la cadena local Fresh (https://uk.wikipedia.org/wiki/%D0%A4%D1%80%D0%B5%D1%88_(%D1%81%D1%83%D0%BF%D0%B5 %D1%80%D0%BC%D0%B0%D1%80%D0%BA%D0%B5%D1%82)) y un local de Konsfiscat, marca también local de venta de prendas. La Cruz Roja ucraniana acaba de anunciar que suspend?a la distribuci?n de ayuda en los centros especializados de Jers?n debido al peligro que representan las aglomeraciones ante los ataques artilleros.
https://www.aglitk.com/clip/ded9aee8-f8ef-4121-b7c9-b384e6dc59ab_16-9-aspect-ratio_default_0.jpg Un cartel en ucraniano en una calle de Jers?n con el mensaje "Queridos, sois libres". | ROM?N SUMKO
Excesos cometidos
Los locales de Jers?n tienen también que apencar con los recuerdos de los excesos cometidos por unos soldados que est?n posicionados a un pu?ado de kil?metros y que en cualquier momento podr?an regresar. Anastas?a es el nombre figurado de una enfermera en un hospital local que no quiere mostrar su rostro y que pas? mes y medio, desde principios de septiembre hasta mediados de octubre, en un centro de detenci?n regentado por los rusos, por haber proporcionado medicamentos a un partisano. "Alguien me delat?, no sé quien fue; vinieron primero por m? al hospital, yo estaba de vacaciones, y luego me detuvieron en casa; lo registraron y lo revolvieron todo, buscaban armas", explica. Tras el arresto, le vendaron los ojos y la introdujeron en un coche que estuvo dando vueltas por la ciudad durante una hora, para desorientarla.
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Ya en la c?rcel, fue interrogada en tres ocasiones, por inquisidores rusos que no se identificaban pero que presume pertenec?an a alg?n cuerpo de inteligencia o seguridad. "Les identificaba por el acento; estaban especializados en aterrorizar a los presos mediante tortura psicol?gica; nunca hab?a conocido a gente igual", relata.
https://www.aglitk.com/clip/317021d0-f4b5-4b3a-8aee-cfa0b444e5e9_16-9-aspect-ratio_default_0.jpg Un veh?culo afectado por un bombardeo en una calle de Jers?n. | ROM?N SUMKO
Aunque a ella, al ser de edad avanzada, no le pusieron la mano encima, s? recuerda los gritos de los hombres y mujeres j?venes que eran torturados. "Con ellas empleaban los electrodos; a los varones les golpeaban de forma terrible; durante las noches era imposible pegar ojo", rememora. Entre el 20 y el 27 de septiembre se celebr? el pseudoreferéndum de anexi?n de la provincia de Jers?n a la Federaci?n Rusa, en el que fue obligada a votar bajo "amenazas de muerte".
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