Reem
02-26-2023, 09:31 AM
Late de nuevo Pek?n en el a?o del conejo. Han vuelto los oficinistas a Guomao, los extranjeros se amontonan en los bares de Sanlitun, h?psters y ancianos se entrecruzan en Gulou y martirizan los atascos en toda la ciudad. Dos asuntos la hab?an aletargado durante meses.
El Festival de Primavera que sigue al a?o nuevo lunar son las principales vacaciones del calendario chino. La mayor migraci?n de la Historia en tiempos de paz le supone a Pek?n un éxodo masivo. La capital es un gran pueblo de 20 millones de habitantes a la manera de Madrid mientras Shangh?i tiene un aire barcelonés m?s cosmopolita. “Lao Beijing” o “viejo pequinés”, se reivindican los locales frente a sus vecinos de aluvi?n. Los segundos la abandonan en masa en vacaciones para juntarse con su familia. Son tiempos de introspecci?n en largos paseos por la falta de oferta l?dica. Pocos restaurantes aguantan y casi siempre con cocineros reservas que aconsejan refugiarse en los fogones de casa.
El fin de la pol?tica cero covid ya hab?a vaciado las calles a mediados de diciembre. Rotos los diques que hab?an embridado la pandemia durante tres a?os, la ciudad qued? sepultada bajo un tsunami de contagios. No hab?amos escuchado de ning?n caso cercano y en unos d?as todos nuestros conocidos hab?an sucumbido. No sal?an de casa los pequineses, cur?ndose del virus o huyendo de él, con la excepci?n de algunos j?venes que iban a su encuentro en atiborrados bares tras haber llenado la nevera para una semana de convalecencia. Aquel contexto delirante de cambio de régimen y los vientos heladores de un invierno duro incluso para los est?ndares locales empujaban a la huida.
Los aviones, levantados los controles de acceso, fueron lugares de contagios masivos. Te sentabas con la certeza de lo inexorable, sabiendo que la mayor?a de los pasajeros con los que compartir?as las siguientes horas en un espacio cerrado eran positivos. Ni siquiera dos mascarillas superpuestas me salvaron del virus.
Clemente con Pek?n
La pol?tica cero covid fue clemente con Pek?n. La capital nunca fue confinada y s?lo un par de brotes inquietantes provocaron compras compulsivas en vano. La pol?tica fue eficaz en China durante dos a?os. En su simpleza radicaba su belleza: Si una ciudad contaba una decena de casos, se cerraba durante una semana y el brote desaparec?a. El resto del pa?s segu?a funcionando sin trabas. “Hemos recuperado la vieja normalidad”, contest?bamos cuando nos llamaban desde una Espa?a con confinamientos, desesperantes ciclos de cierres y aperturas y navidades sin familiares.
No es el lugar ni el momento para reivindicar la pol?tica de cero covid as? que abreviaremos. Preserv? la normalidad y salv? vidas. Estados Unidos, con una cuarta parte de la poblaci?n china, ha registrado 1,2 millones de muertos. A China le corresponder?an casi cinco pero los c?lculos cient?ficos m?s pesimistas hablan de uno. Los cuatro millones restantes responden a la pol?tica cero covid. No es lo mismo que el virus te conquiste ahora, con un 90 % de la poblaci?n vacunada y variantes menos lesivas, que en los albores de la pandemia.
Pero la pol?tica record? en los ?ltimos meses a esos delanteros a los que los sobra el ?ltimo regate. Se hab?a demostrado ya in?til frente a las variantes m?s contagiosas. Los cierres de ciudades se alargaban durante semanas o meses sin que el brote remitiera y los viajes internos se convirtieron en un campo de minas. Obligaban a averiguar si la ciudad de destino sufr?a contagios para evitar que el c?digo de salud enrojeciera y la de origen no impidiera el regreso. Y, en cualquier caso, nada aseguraba que durante la estancia all? no surgiera un brote. Los controles en Pek?n, capital institucional y pol?tica, fueron especialmente escrupulosos. Los pequineses no sal?an o se mentalizaban para un regreso tard?o y arbitrario.
Parecen ya recuerdos desva?dos en China. Descontadas las mascarillas, nada remite hoy a aquellos tiempos ?ridos. Impacta c?mo abrazan la convivencia con el virus los chinos tras la pertinaz labor propagand?stica. En aquel vuelo de salida de diciembre, todos llevaban la mascarilla; en el de regreso a Pek?n, apenas un par. Los funcionarios de las aduanas chinas manosean ya las maletas de los extranjeros sin temor a contagiarse y han concluido aquellos a?os de manga ancha con el alegre e inocuo contrabando de los retornados.
Estrenamos nuevo a?o en China bajo la égida conejil, asoma ya la primavera y afrontamos nuevos retos informativos sin m?s lamentos que el alijo de jam?n, queso y chorizos expoliado en el aeropuerto.
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/internacional/cronica-pekin-ciudad-vuelve-latir-83745254)
El Festival de Primavera que sigue al a?o nuevo lunar son las principales vacaciones del calendario chino. La mayor migraci?n de la Historia en tiempos de paz le supone a Pek?n un éxodo masivo. La capital es un gran pueblo de 20 millones de habitantes a la manera de Madrid mientras Shangh?i tiene un aire barcelonés m?s cosmopolita. “Lao Beijing” o “viejo pequinés”, se reivindican los locales frente a sus vecinos de aluvi?n. Los segundos la abandonan en masa en vacaciones para juntarse con su familia. Son tiempos de introspecci?n en largos paseos por la falta de oferta l?dica. Pocos restaurantes aguantan y casi siempre con cocineros reservas que aconsejan refugiarse en los fogones de casa.
El fin de la pol?tica cero covid ya hab?a vaciado las calles a mediados de diciembre. Rotos los diques que hab?an embridado la pandemia durante tres a?os, la ciudad qued? sepultada bajo un tsunami de contagios. No hab?amos escuchado de ning?n caso cercano y en unos d?as todos nuestros conocidos hab?an sucumbido. No sal?an de casa los pequineses, cur?ndose del virus o huyendo de él, con la excepci?n de algunos j?venes que iban a su encuentro en atiborrados bares tras haber llenado la nevera para una semana de convalecencia. Aquel contexto delirante de cambio de régimen y los vientos heladores de un invierno duro incluso para los est?ndares locales empujaban a la huida.
Los aviones, levantados los controles de acceso, fueron lugares de contagios masivos. Te sentabas con la certeza de lo inexorable, sabiendo que la mayor?a de los pasajeros con los que compartir?as las siguientes horas en un espacio cerrado eran positivos. Ni siquiera dos mascarillas superpuestas me salvaron del virus.
Clemente con Pek?n
La pol?tica cero covid fue clemente con Pek?n. La capital nunca fue confinada y s?lo un par de brotes inquietantes provocaron compras compulsivas en vano. La pol?tica fue eficaz en China durante dos a?os. En su simpleza radicaba su belleza: Si una ciudad contaba una decena de casos, se cerraba durante una semana y el brote desaparec?a. El resto del pa?s segu?a funcionando sin trabas. “Hemos recuperado la vieja normalidad”, contest?bamos cuando nos llamaban desde una Espa?a con confinamientos, desesperantes ciclos de cierres y aperturas y navidades sin familiares.
No es el lugar ni el momento para reivindicar la pol?tica de cero covid as? que abreviaremos. Preserv? la normalidad y salv? vidas. Estados Unidos, con una cuarta parte de la poblaci?n china, ha registrado 1,2 millones de muertos. A China le corresponder?an casi cinco pero los c?lculos cient?ficos m?s pesimistas hablan de uno. Los cuatro millones restantes responden a la pol?tica cero covid. No es lo mismo que el virus te conquiste ahora, con un 90 % de la poblaci?n vacunada y variantes menos lesivas, que en los albores de la pandemia.
Pero la pol?tica record? en los ?ltimos meses a esos delanteros a los que los sobra el ?ltimo regate. Se hab?a demostrado ya in?til frente a las variantes m?s contagiosas. Los cierres de ciudades se alargaban durante semanas o meses sin que el brote remitiera y los viajes internos se convirtieron en un campo de minas. Obligaban a averiguar si la ciudad de destino sufr?a contagios para evitar que el c?digo de salud enrojeciera y la de origen no impidiera el regreso. Y, en cualquier caso, nada aseguraba que durante la estancia all? no surgiera un brote. Los controles en Pek?n, capital institucional y pol?tica, fueron especialmente escrupulosos. Los pequineses no sal?an o se mentalizaban para un regreso tard?o y arbitrario.
Parecen ya recuerdos desva?dos en China. Descontadas las mascarillas, nada remite hoy a aquellos tiempos ?ridos. Impacta c?mo abrazan la convivencia con el virus los chinos tras la pertinaz labor propagand?stica. En aquel vuelo de salida de diciembre, todos llevaban la mascarilla; en el de regreso a Pek?n, apenas un par. Los funcionarios de las aduanas chinas manosean ya las maletas de los extranjeros sin temor a contagiarse y han concluido aquellos a?os de manga ancha con el alegre e inocuo contrabando de los retornados.
Estrenamos nuevo a?o en China bajo la égida conejil, asoma ya la primavera y afrontamos nuevos retos informativos sin m?s lamentos que el alijo de jam?n, queso y chorizos expoliado en el aeropuerto.
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