Reem
02-24-2023, 03:05 AM
Siversk, una de tantas ciudades sin personalidad del Donb?s, localidad de tama?o medio y precarios bloques de apartamentos de cuatro pisos, poblaci?n reventada hasta la saciedad durante la cruenta batalla entre las fuerzas rusas y ucranianas que tuvo lugar el pasado julio, villa donde no queda ni un solo apartamento de viviendas que no presente impactos de artiller?a, techos hundidos, o balcones ennegrecidos por las llamas, agujero negro donde un pu?ado de sombras humanas a?n camina sobre el barro congelado de sus calles desiertas, simboliza como pocas el estado de ?nimo con el que afronta el bando ucraniano este segundo a?o de invasi?n rusa. Situada en la misma frontera que separa las provincias de Donetsk y Lugansk, con el horizonte presidido por la silueta de la gigantesca planta petroqu?mica de Lisichansk, ya en manos de las tropas del Kremlin, esta urbe y sus alrededores son uno de los escenarios donde las tropas del grupo Gonor, comandado por Serhii Filimonov, rechazan casi a diario incursiones rusas que intentan romper el frente y culminar la conquista completa del Donb?s. Cuando dentro de unas semanas comiencen a llegar los tanques Leopard desde Occidente -entre otras armas prometidas- Filim?nov y sus hombres prometen cambiar de t?ctica militar, pasar a la ofensiva e iniciar una contraofensiva hacia el este para expulsar de una vez por todas a los ocupantes rusos.
El tan anunciado empuje ruso desde la provincia de Lugansk para cumplir con los deseos del Kremlin de someter a las dos provincias orientales ucranianas de cara el primer aniversario de la contienda aqu? se est? materializando en la forma de avanzadillas de blindados que, de momento, no est?n logrando modificaciones sustanciales en la l?nea de frente. Hace unos d?as "intentaron entrar con cinco tanques, destruimos dos y el resto se retir?", cita como ejemplo Filimonov. "Las l?neas de frente se mueven como m?ximo 100 metros a un lado u otro, no hay cambios", insiste. El comandante, de apenas 28 a?os aunque con una dilatada trayectoria como combatiente, adem?s de amigo personal del cineasta Oleg Sentsov, encarcelado por Rusia durante cinco a?os tras la anexi?n de Crimea en 2014, afirma que, en cuanto lleguen los prometidos tanques, su actitud y la de sus hombres en el campo de batalla ser? muy diferente y ser?n ellos quienes tomen la iniciativa.
El grupo Gonor se enfrenta aqu? a "tres tipos de unidades enemigas". Por un lado, soldados del Ejército regular, por otro, mercenarios del grupo Wagner y por ?ltimo tropas aerotransportadas. Enfrentarse a los soldados regulares es, seg?n su opini?n, la tarea "m?s f?cil", ya que aplican "a rajatabla lo escrito" en los manuales militares rusos y son muy predecibles. "Primero bombardean con artiller?a, luego intentan avanzar con tanques y por ?ltimo lanzan a la infanter?a", enumera. En cambio, los paramilitares del grupo comandado por Yevgueni Prigozhin, un excriminal convicto devenido en oligarca y a cuya cabeza ha puesto precio el FBI estadounidense, son "mucho m?s h?biles", informa. "Act?an en grupos peque?os y lanzan incursiones nocturnas, apenas utilizan blindados, que son un blanco f?cil para nosotros", apostilla. Con todo, afronta las pr?ximas semanas con un moderado optimismo: "si no hacen m?s (los rusos), es que no pueden".
Econom?a comatosa
La ofensiva rusa ha dejado a la econom?a de los distritos del Donb?s todav?a en manos del Gobierno de Kiev en estado comatoso. Ciudades de tama?o respetable como Kramatorsk, que incluso tras el 2014 hab?an logrado mantener la actividad y evitar la huida masiva pese a la cercan?a de la guerra en la regi?n colindante, en la actualidad apenas pueden mantener el pulso del d?a a d?a. Durante las largas noches invernales, las calles se sumen en la oscuridad y apenas se divisan luces emergiendo de las ventanas. El toque de queda es m?s estricto que en ciudades situadas m?s lejos de los combates.
Las grandes ciudades como Kiev o J?rkov recuperan una cierta 'normalidad bélica' mientras la sociedad ucraniana va borrando progresivamente los vestigios de la cultura rusa
En cambio, en grandes metr?polis como Kiev o J?rkov, que en los primeros compases de la guerra sintieron el aliento de las columnas de blindados lanzadas desde el otro lado de la frontera, llegando a ser fuertemente bombardeadas, han recuperado una suerte de 'normalidad bélica', con restaurantes y locales abiertos e incluso mostrando sus calles tr?fico denso en algunas horas punta, una vez se han afianzado en los ?ltimos meses como los grandes bastiones de la retaguardia para el Estado ucraniano. La poblaci?n, por lo general, se mantiene m?s desafiante que nunca, tras comprobar durante los ?ltimos 12 meses, que su Ejército no ha sido solo capaz de parar el golpe y frenar a los ocupantes, sino de hacerles retroceder, incrementando su fe en las posibilidades de victoria. "No podemos detenernos; tenemos que seguir combatiendo, es la ?nica opci?n cuando te quieren aniquilar como pa?s", sostiene Tatiana Stawnychy, presidente de la secci?n ucraniana en una oenegé internacional.
Durante muchos a?os, Ucrania parec?a irremisiblemente dividida entre el oeste proeuropeo y ucrain?fono y el oriente prorruso y rus?fono. Esta brecha, durante este ?ltimo a?o, parece haber desaparecido por completo ante la agresi?n lanzada por el pa?s vecino hace 365 d?as. Muchos habitantes incluso se niegan a hablar en ruso con extranjeros pese a ser su lengua materna, prefiriendo el inglés, y ?nicamente existe un debate entre quienes apoyar?an un eventual alto el fuego y quienes no. "Ya no hay prorrusos; la discusi?n est? entre quienes prefieren seguir luchando y quienes apuestan por una mala paz", un eufemismo utilizado por un taxista an?nimo de Dnipro para definir cualquier acuerdo al que pueda llegar su Gobierno con la Rusia de Putin.
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/internacional/ucrania-acumula-fuerzas-primavera-ano-83613807)
El tan anunciado empuje ruso desde la provincia de Lugansk para cumplir con los deseos del Kremlin de someter a las dos provincias orientales ucranianas de cara el primer aniversario de la contienda aqu? se est? materializando en la forma de avanzadillas de blindados que, de momento, no est?n logrando modificaciones sustanciales en la l?nea de frente. Hace unos d?as "intentaron entrar con cinco tanques, destruimos dos y el resto se retir?", cita como ejemplo Filimonov. "Las l?neas de frente se mueven como m?ximo 100 metros a un lado u otro, no hay cambios", insiste. El comandante, de apenas 28 a?os aunque con una dilatada trayectoria como combatiente, adem?s de amigo personal del cineasta Oleg Sentsov, encarcelado por Rusia durante cinco a?os tras la anexi?n de Crimea en 2014, afirma que, en cuanto lleguen los prometidos tanques, su actitud y la de sus hombres en el campo de batalla ser? muy diferente y ser?n ellos quienes tomen la iniciativa.
El grupo Gonor se enfrenta aqu? a "tres tipos de unidades enemigas". Por un lado, soldados del Ejército regular, por otro, mercenarios del grupo Wagner y por ?ltimo tropas aerotransportadas. Enfrentarse a los soldados regulares es, seg?n su opini?n, la tarea "m?s f?cil", ya que aplican "a rajatabla lo escrito" en los manuales militares rusos y son muy predecibles. "Primero bombardean con artiller?a, luego intentan avanzar con tanques y por ?ltimo lanzan a la infanter?a", enumera. En cambio, los paramilitares del grupo comandado por Yevgueni Prigozhin, un excriminal convicto devenido en oligarca y a cuya cabeza ha puesto precio el FBI estadounidense, son "mucho m?s h?biles", informa. "Act?an en grupos peque?os y lanzan incursiones nocturnas, apenas utilizan blindados, que son un blanco f?cil para nosotros", apostilla. Con todo, afronta las pr?ximas semanas con un moderado optimismo: "si no hacen m?s (los rusos), es que no pueden".
Econom?a comatosa
La ofensiva rusa ha dejado a la econom?a de los distritos del Donb?s todav?a en manos del Gobierno de Kiev en estado comatoso. Ciudades de tama?o respetable como Kramatorsk, que incluso tras el 2014 hab?an logrado mantener la actividad y evitar la huida masiva pese a la cercan?a de la guerra en la regi?n colindante, en la actualidad apenas pueden mantener el pulso del d?a a d?a. Durante las largas noches invernales, las calles se sumen en la oscuridad y apenas se divisan luces emergiendo de las ventanas. El toque de queda es m?s estricto que en ciudades situadas m?s lejos de los combates.
Las grandes ciudades como Kiev o J?rkov recuperan una cierta 'normalidad bélica' mientras la sociedad ucraniana va borrando progresivamente los vestigios de la cultura rusa
En cambio, en grandes metr?polis como Kiev o J?rkov, que en los primeros compases de la guerra sintieron el aliento de las columnas de blindados lanzadas desde el otro lado de la frontera, llegando a ser fuertemente bombardeadas, han recuperado una suerte de 'normalidad bélica', con restaurantes y locales abiertos e incluso mostrando sus calles tr?fico denso en algunas horas punta, una vez se han afianzado en los ?ltimos meses como los grandes bastiones de la retaguardia para el Estado ucraniano. La poblaci?n, por lo general, se mantiene m?s desafiante que nunca, tras comprobar durante los ?ltimos 12 meses, que su Ejército no ha sido solo capaz de parar el golpe y frenar a los ocupantes, sino de hacerles retroceder, incrementando su fe en las posibilidades de victoria. "No podemos detenernos; tenemos que seguir combatiendo, es la ?nica opci?n cuando te quieren aniquilar como pa?s", sostiene Tatiana Stawnychy, presidente de la secci?n ucraniana en una oenegé internacional.
Durante muchos a?os, Ucrania parec?a irremisiblemente dividida entre el oeste proeuropeo y ucrain?fono y el oriente prorruso y rus?fono. Esta brecha, durante este ?ltimo a?o, parece haber desaparecido por completo ante la agresi?n lanzada por el pa?s vecino hace 365 d?as. Muchos habitantes incluso se niegan a hablar en ruso con extranjeros pese a ser su lengua materna, prefiriendo el inglés, y ?nicamente existe un debate entre quienes apoyar?an un eventual alto el fuego y quienes no. "Ya no hay prorrusos; la discusi?n est? entre quienes prefieren seguir luchando y quienes apuestan por una mala paz", un eufemismo utilizado por un taxista an?nimo de Dnipro para definir cualquier acuerdo al que pueda llegar su Gobierno con la Rusia de Putin.
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