Reem
02-23-2023, 07:23 PM
El santuario de Peralta de la Sal, en Huesca, se ha convertido en el ?ltimo a?o en un refugio internacional. Un lugar de asilo, de paz, para ciudadanos de todo el mundo que tienen que abandonar su pa?s en busca de una tranquilidad que, dentro de sus fronteras, no pueden vivir. Entre los primeros se encontraban Hennadii y Anastassia, acompa?ados de sus tres hijos; y Oksana, que lleg? un par de meses después junto a sus reto?os.
Cogen el teléfono pasadas las 21.30 horas. Entonces los tres ya est?n juntos, tras completar su jornada laboral. En solo diez meses han aprendido a entender el espa?ol, se defienden en las conversaciones y trabajan en la provincia. Ellas son parte del equipo de mantenimiento del santuario, especializadas en el apartado de la cocina y el servicio, mientras que Hennadii lleva un tiempo trabajando en Juli?n Mairal, en Barbastro, en una empresa especializada en carnes.
"Ha sido un a?o muy dif?cil", empiezan los tres, que prefieren vivir en el presente a recordar lo que perdieron hace ya un a?o. "Entendemos mejor de lo que hablamos", cuentan entre risas, animando a Luis Fuster, concejal de la localidad, a echarles una mano con la entrevista. Fuster es uno de los responsables de que hoy el santuario de Peralta sea lugar de acogida para todo tipo de personas necesitadas.
?Viven a gusto en este municipio oscense? "Estamos muy bien, aprendemos espa?ol, tenemos trabajo...", detalla Hennadii, al que le completa su esposa Anastassia, que se siente "muy agradecida con Espa?a y con todas las organizaciones que nos est?n ayudando". "Han hecho mucho por nosotros, en Peralta son muy buena gente", explica Oksana, antes de que entre los tres se turnen para enumerar a una decena de vecinos que les han echado una mano desde el mes de mayo, cuando se instalaron definitivamente.
Una vida nueva a miles de kil?metros
En ese pasado que dejaron atr?s, su vida era muy diferente. Oksana trabajaba en banca, Anastassia se dedicaba a la confecci?n de ropa y Hennadii era uno de los m?nagers de un club de f?tbol que militaba en la segunda categor?a nacional. "Para nosotros no es ning?n problema adaptarnos y hacer trabajos tan distintos, porque estamos muy contentos de poder trabajar en Arag?n", explican, sintiendo como "una suerte" el poder emprender una nueva vida laboral tan poco tiempo después de haber salido de Ucrania.
Mientras ellos est?n en sus trabajos, los peque?os de las familias también han encontrado su hueco. Sus hijos son unos de los casi 1.500 menores ucranianos que han entrado a engrosar el sistema educativo espa?ol.
"Nuestras fuente de informaci?n son los amigos y familiares que siguen estando en el territorio en guerra"
Emiliia, de 16 a?os, y Nonna, de 12, son las hijas de Hennadii y Anastassia y estudian la ESO, aunque los padres se?alan que "cuesta hacer cosas aqu?, es un pueblo peque?o y las chicas tienen que buscar cosas que hacer, porque no hay muchos servicios". Tihran, el hijo mayor, de 17 a?os, encontr? entretenimiento en la pasi?n de su padre: el f?tbol. Desde el inicio de la temporada es miembro de la plantilla del juvenil del Barbastro, actividad que compagina con sus estudios. Echando la vista a Ucrania, en su familia echan de menos "los estudios centrados en cultura y artes que ya hab?a comenzado antes de la guerra". Las hijas de Oksana, Iliia (9 a?os) y Margarita (7), m?s peque?as, también se han integrado en la din?mica habitual del municipio.
"Estamos bien, tenemos trabajo, aprendemos espa?ol y los aragoneses han sido amables con nosotros"
No dejan de mirar internet para conocer las ?ltimas novedades del conflicto, pero su fuente de informaci?n son las personas cercanas que se han quedado all?. «Tenemos amigos y familia que son nuestra primera fuente, mantenemos mucho el contacto y hablamos a todas horas con ellos».
El cari?o por la patria no se pierde y menos en una circunstancia como la actual. Pero son conscientes de la situaci?n: "Es nuestra tierra, siempre queremos volver, pero con la guerra no podemos". "Ahora vivimos aqu? y queremos seguir estando aqu? porque nos sentimos muy c?modos", terminan los tres adultos, ya pensando en el d?a siguiente, normal, pero sin olvidar la excepcionalidad que rodea a Ucrania desde hace un a?o.
Caravanas de solidaridad
El camino inverso, el que une la comunidad con la capital de Ucrania, también se ha hecho en numerosas ocasiones. Cuando el conflicto estall?, varias caravanas atravesaron el Pirineo con destino al centro de Europa, cargadas de v?veres, mantas y materiales para ayudar a aquellos ucranianos que no pudieran venir hasta Espa?a.
Javier Mart?n fue uno de los aragoneses que organiz? en su tiempo libre una de estas caravanas de ayuda: la primera en marzo, la segunda hace apenas tres meses, a mediados de noviembre. "Conseguir ayuda para este segundo viaje ha sido mucho m?s complicado que para el primero, porque hemos normalizado el conflicto", resume apenado Mart?n. Entre esos dos viajes, este guardia civil encontr? grandes diferencias, "con las infraestructuras mucho m?s destruidas y sin poder dar los servicios p?blicos m?s b?sicos a la poblaci?n".
"Esto lastra las aspiraciones de Ucrania en la guerra y de los afectados por el conflicto", desarrolla este voluntario aragonés, que advierte de que hoy "es m?s complicado salir del pa?s y atravesar fronteras, por lo que muchos se quedan en pa?ses cercanos a Ucrania". Una situaci?n, de colapso humanitario, que est? mostrando "las carencias en ayudas que hay en la zona, que no dan abasto para atender todas las necesidades".
La fotograf?a que hace Mart?n de Ucrania la atrap? en sus viajes con su c?mara. De esas im?genes naci? una exposici?n que "sirve para mostrar el éxodo que han sufrido ni?os y mujeres, que han sido los mayores afectados". En un mes, el 17 de marzo, vuelve a Kiev: "El objetivo de esta misi?n es ayudar a una mujer embarazada y su hija, porque la situaci?n sanitaria del pa?s no garantiza que el parto se pueda llevar con seguridad y creemos que en Espa?a s? que se podr? conseguir".
El poder medi?tico en la permanencia de los conflictos
Desde que las primeras bombas cayeron sobre Kiev hace un a?o, las c?maras se giraron hacia la capital ucraniana. Todos los medios de comunicaci?n enviaron a periodistas a cubrir un conflicto que anunciaba a Europa que la guerra volv?a a sus fronteras. Desde entonces, no hay d?a que por la televisi?n no desfile un tanque ni peri?dico que no ilustre una de sus p?ginas con Zelenski o Putin. ?Por qué es tan importante que los medios sigan atendiendo a lo que ocurre en Ucrania? "Nosotros siempre distinguimos entre sucesos medi?ticos y no medi?ticos", afirma tajante Fernando Pérez, coordinador auton?mico de Cruz Roja. Aunque permanecer en los medios m?s tiempo no es garant?a de calar en la sociedad, ya que "lo medi?tico dura lo que dura".
Pérez considera que la relevancia informativa adquirida por Ucrania "ha hecho que la ayuda se haya mantenido mucho m?s tiempo y que la sociedad esté mucho m?s concienciada respecto a este suceso que a otros". El coordinador de Cruz Roja compara el conflicto ruso-ucraniano con los recientes terremotos en Siria y Turqu?a, a los que se ha dado menos cobertura. "Tenemos que ser conscientes de que el volumen de ayuda ha ca?do desde los primeros meses y es algo que siempre pasa", concluye Pérez, que insta al resto de la poblaci?n a darse cuenta de que "este tipo de desastres dejan unas consecuencias que tardan en repararse mucho tiempo, no solo el que est?n presentes en televisi?n".
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/sociedad/ano-guerra-ucrania-recuperando-sonrisa-83599791)
Cogen el teléfono pasadas las 21.30 horas. Entonces los tres ya est?n juntos, tras completar su jornada laboral. En solo diez meses han aprendido a entender el espa?ol, se defienden en las conversaciones y trabajan en la provincia. Ellas son parte del equipo de mantenimiento del santuario, especializadas en el apartado de la cocina y el servicio, mientras que Hennadii lleva un tiempo trabajando en Juli?n Mairal, en Barbastro, en una empresa especializada en carnes.
"Ha sido un a?o muy dif?cil", empiezan los tres, que prefieren vivir en el presente a recordar lo que perdieron hace ya un a?o. "Entendemos mejor de lo que hablamos", cuentan entre risas, animando a Luis Fuster, concejal de la localidad, a echarles una mano con la entrevista. Fuster es uno de los responsables de que hoy el santuario de Peralta sea lugar de acogida para todo tipo de personas necesitadas.
?Viven a gusto en este municipio oscense? "Estamos muy bien, aprendemos espa?ol, tenemos trabajo...", detalla Hennadii, al que le completa su esposa Anastassia, que se siente "muy agradecida con Espa?a y con todas las organizaciones que nos est?n ayudando". "Han hecho mucho por nosotros, en Peralta son muy buena gente", explica Oksana, antes de que entre los tres se turnen para enumerar a una decena de vecinos que les han echado una mano desde el mes de mayo, cuando se instalaron definitivamente.
Una vida nueva a miles de kil?metros
En ese pasado que dejaron atr?s, su vida era muy diferente. Oksana trabajaba en banca, Anastassia se dedicaba a la confecci?n de ropa y Hennadii era uno de los m?nagers de un club de f?tbol que militaba en la segunda categor?a nacional. "Para nosotros no es ning?n problema adaptarnos y hacer trabajos tan distintos, porque estamos muy contentos de poder trabajar en Arag?n", explican, sintiendo como "una suerte" el poder emprender una nueva vida laboral tan poco tiempo después de haber salido de Ucrania.
Mientras ellos est?n en sus trabajos, los peque?os de las familias también han encontrado su hueco. Sus hijos son unos de los casi 1.500 menores ucranianos que han entrado a engrosar el sistema educativo espa?ol.
"Nuestras fuente de informaci?n son los amigos y familiares que siguen estando en el territorio en guerra"
Emiliia, de 16 a?os, y Nonna, de 12, son las hijas de Hennadii y Anastassia y estudian la ESO, aunque los padres se?alan que "cuesta hacer cosas aqu?, es un pueblo peque?o y las chicas tienen que buscar cosas que hacer, porque no hay muchos servicios". Tihran, el hijo mayor, de 17 a?os, encontr? entretenimiento en la pasi?n de su padre: el f?tbol. Desde el inicio de la temporada es miembro de la plantilla del juvenil del Barbastro, actividad que compagina con sus estudios. Echando la vista a Ucrania, en su familia echan de menos "los estudios centrados en cultura y artes que ya hab?a comenzado antes de la guerra". Las hijas de Oksana, Iliia (9 a?os) y Margarita (7), m?s peque?as, también se han integrado en la din?mica habitual del municipio.
"Estamos bien, tenemos trabajo, aprendemos espa?ol y los aragoneses han sido amables con nosotros"
No dejan de mirar internet para conocer las ?ltimas novedades del conflicto, pero su fuente de informaci?n son las personas cercanas que se han quedado all?. «Tenemos amigos y familia que son nuestra primera fuente, mantenemos mucho el contacto y hablamos a todas horas con ellos».
El cari?o por la patria no se pierde y menos en una circunstancia como la actual. Pero son conscientes de la situaci?n: "Es nuestra tierra, siempre queremos volver, pero con la guerra no podemos". "Ahora vivimos aqu? y queremos seguir estando aqu? porque nos sentimos muy c?modos", terminan los tres adultos, ya pensando en el d?a siguiente, normal, pero sin olvidar la excepcionalidad que rodea a Ucrania desde hace un a?o.
Caravanas de solidaridad
El camino inverso, el que une la comunidad con la capital de Ucrania, también se ha hecho en numerosas ocasiones. Cuando el conflicto estall?, varias caravanas atravesaron el Pirineo con destino al centro de Europa, cargadas de v?veres, mantas y materiales para ayudar a aquellos ucranianos que no pudieran venir hasta Espa?a.
Javier Mart?n fue uno de los aragoneses que organiz? en su tiempo libre una de estas caravanas de ayuda: la primera en marzo, la segunda hace apenas tres meses, a mediados de noviembre. "Conseguir ayuda para este segundo viaje ha sido mucho m?s complicado que para el primero, porque hemos normalizado el conflicto", resume apenado Mart?n. Entre esos dos viajes, este guardia civil encontr? grandes diferencias, "con las infraestructuras mucho m?s destruidas y sin poder dar los servicios p?blicos m?s b?sicos a la poblaci?n".
"Esto lastra las aspiraciones de Ucrania en la guerra y de los afectados por el conflicto", desarrolla este voluntario aragonés, que advierte de que hoy "es m?s complicado salir del pa?s y atravesar fronteras, por lo que muchos se quedan en pa?ses cercanos a Ucrania". Una situaci?n, de colapso humanitario, que est? mostrando "las carencias en ayudas que hay en la zona, que no dan abasto para atender todas las necesidades".
La fotograf?a que hace Mart?n de Ucrania la atrap? en sus viajes con su c?mara. De esas im?genes naci? una exposici?n que "sirve para mostrar el éxodo que han sufrido ni?os y mujeres, que han sido los mayores afectados". En un mes, el 17 de marzo, vuelve a Kiev: "El objetivo de esta misi?n es ayudar a una mujer embarazada y su hija, porque la situaci?n sanitaria del pa?s no garantiza que el parto se pueda llevar con seguridad y creemos que en Espa?a s? que se podr? conseguir".
El poder medi?tico en la permanencia de los conflictos
Desde que las primeras bombas cayeron sobre Kiev hace un a?o, las c?maras se giraron hacia la capital ucraniana. Todos los medios de comunicaci?n enviaron a periodistas a cubrir un conflicto que anunciaba a Europa que la guerra volv?a a sus fronteras. Desde entonces, no hay d?a que por la televisi?n no desfile un tanque ni peri?dico que no ilustre una de sus p?ginas con Zelenski o Putin. ?Por qué es tan importante que los medios sigan atendiendo a lo que ocurre en Ucrania? "Nosotros siempre distinguimos entre sucesos medi?ticos y no medi?ticos", afirma tajante Fernando Pérez, coordinador auton?mico de Cruz Roja. Aunque permanecer en los medios m?s tiempo no es garant?a de calar en la sociedad, ya que "lo medi?tico dura lo que dura".
Pérez considera que la relevancia informativa adquirida por Ucrania "ha hecho que la ayuda se haya mantenido mucho m?s tiempo y que la sociedad esté mucho m?s concienciada respecto a este suceso que a otros". El coordinador de Cruz Roja compara el conflicto ruso-ucraniano con los recientes terremotos en Siria y Turqu?a, a los que se ha dado menos cobertura. "Tenemos que ser conscientes de que el volumen de ayuda ha ca?do desde los primeros meses y es algo que siempre pasa", concluye Pérez, que insta al resto de la poblaci?n a darse cuenta de que "este tipo de desastres dejan unas consecuencias que tardan en repararse mucho tiempo, no solo el que est?n presentes en televisi?n".
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