Reem
02-21-2023, 05:29 PM
A un a?o de declararse la invasi?n de Ucrania, es un hecho incontestable que el ofensor, Rusia, ha experimentado una desbandada que ha dejado al pa?s sin sus mejores artistas y escritores. El exilio obligado de buena parte de los intelectuales rusos quiz? no sea uno de los da?os colaterales que m?s le quite el sue?o a Vladimir Putin, pero desgranar quienes son esos autores ofrece una radiograf?a completa de lo que est? ocurriendo en un pa?s que se ha quedado sin debate p?blico en el terreno de las ideas, reduciendo el discurso ciudadano a un modelo monol?tico y censor.
Es dif?cil establecer qué porcentaje de escritores rusos ha decidido marcharse en los ?ltimos meses.*El cr?tico y traductor del ruso Jorge Ferrer,*cubano de origen y responsable del ciclo*‘Otras voces, otras Rusias’*que en el marco del*CCCB ha tra?do a Barcelona algunos de los m?s destacados escritores rusos disidentes,*asegura que es imposible cuantificarlos. “Tampoco hace tanto tiempo que empez? la huida. Algunos lo hicieron a los pocos d?as de declararse la guerra, otros dejaron pasar dos o tres meses hasta que el clima se hizo insostenible – explica-. Y aunque, lo cierto es que el grueso de los intelectuales rusos ha sabido adaptarse a las exigencias de Putin y acomodarse a ellas, es un hecho que se han ido los mejores, los de mayor prestigio”.
Un siglo atr?s
Como cien a?os atr?s, a ra?z de la revoluci?n rusa y m?s tarde con las purgas estalinistas, Par?s y muy especialmente Berl?n, se han vuelto a convertir en el epicentro de una cultura rusa alternativa y con ideas propias. Hace un siglo eran Vladimir Nabokov o Isaak B?bel los que se instalaron all?, en un contexto de efervescencia cultural que vio nacer editoriales y nuevas publicaciones. Hoy son*Vlad?mir Sorokin*(Bikovo, Moscu, 1955) y*Ludmila Ulitskaya*(Dablek?novo, 1943), dos de los miembros m?s veteranos de ese club de exiliados. Sorokin ya sol?a pasar largas temporadas en la capital alemana, donde ten?a un departamento. En el caso de Ul?tskaya, premio Formentor y una de las voces anta?o m?s escuchadas de la oposici?n a Putin, se vio obligada a pocos d?as de la ocupaci?n ucraniana a meter toda su vida en una maleta que acabo pesando siete kilos y ah? sigue a sus casi 80 a?os, sin saber si alguna vez podr? volver a Mosc? desde su nueva residencia en Berl?n.
Otra berlinesa involuntaria es*Mar?a Step?nova*(Mosc?, 1972), que recientemente public? ‘En memoria de la memoria’, un emotivo libro que también habla de exilios y trasterramientos. Step?nova, de origen jud?o, tom? la decisi?n de huir de Mosc? junto a su marido el ensayista*Gleb Morev, cuando la revista digital que dirig?a, ‘Colta’ -“una especie de New Yorker o de Jot Down”,*define Ferrer”, fue cerrada dos semanas después de iniciarse el conflicto. “Actualmente en Rusia cualquier actividad literaria o art?stica est? prohibida. No se puede llamar guerra a la guerra, sino operaci?n especial”, explicaba en su ?ltima visita a Barcelona.*Otro autor, calificado de leyenda viva por la premio Nobel bielorrusa y también exiliada*Svetlana Alexievich,*es*M?xim ?sipov,*a quien el hecho de haber vivido muy lejos de los c?rculos literarios por ser médico de profesi?n no le ha evitado la ira del dirigente ruso. Hoy vive a caballo entre Par?s y Berl?n.*
Huérfanos de lectores
Otros autores como la brillante escritora y guionista de ciencia-ficci?n*Anna Starobinets*(Mosc?, 1978) decidieron seguir otro de los destinos habituales del exilio, Tblisi en Georgia, donde también se encuentra*el poeta y novelista*Andréi Filimonov,*otro autor importante que todav?a no ha sido traducido ni al catal?n ni al castellano. M?s raro es el destino de la dibujante y activista gr?fica*Victoria Lomasko*(Mosc?, 1978), radical*autora de dos libros de culto como ‘Otras Rusias’ y ‘La ?ltima artista soviética’ y miembro de la comunidad LGTBI, que 20 d?as después de la invasi?n se supo en la diana del régimen por su importante actividad en las redes socialesy march? a Bruselas, donde hoy reside.
“Todos ellos –explica Ferrer- est?n viviendo en una gran precariedad. Buscando nuevas universidades que los contraten. Las universidades norteamericanas se han volcado con los autores ucranianos y eso est? muy bien, pero hay que tener en cuenta que los autores rusos disidentes han perdido su p?blico natural. Stepanova, por ejemplo, est? escribiendo una novela de tem?tica LGTBI que, sabe, no se va a publicar en Rusia porque la ley lo proh?be. Es una piedra m?s del drama de todos los exilios intelectuales”.*
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/cultura/exilio-literatura-rusa-intelectualidad-anti-putin-83383369)
Es dif?cil establecer qué porcentaje de escritores rusos ha decidido marcharse en los ?ltimos meses.*El cr?tico y traductor del ruso Jorge Ferrer,*cubano de origen y responsable del ciclo*‘Otras voces, otras Rusias’*que en el marco del*CCCB ha tra?do a Barcelona algunos de los m?s destacados escritores rusos disidentes,*asegura que es imposible cuantificarlos. “Tampoco hace tanto tiempo que empez? la huida. Algunos lo hicieron a los pocos d?as de declararse la guerra, otros dejaron pasar dos o tres meses hasta que el clima se hizo insostenible – explica-. Y aunque, lo cierto es que el grueso de los intelectuales rusos ha sabido adaptarse a las exigencias de Putin y acomodarse a ellas, es un hecho que se han ido los mejores, los de mayor prestigio”.
Un siglo atr?s
Como cien a?os atr?s, a ra?z de la revoluci?n rusa y m?s tarde con las purgas estalinistas, Par?s y muy especialmente Berl?n, se han vuelto a convertir en el epicentro de una cultura rusa alternativa y con ideas propias. Hace un siglo eran Vladimir Nabokov o Isaak B?bel los que se instalaron all?, en un contexto de efervescencia cultural que vio nacer editoriales y nuevas publicaciones. Hoy son*Vlad?mir Sorokin*(Bikovo, Moscu, 1955) y*Ludmila Ulitskaya*(Dablek?novo, 1943), dos de los miembros m?s veteranos de ese club de exiliados. Sorokin ya sol?a pasar largas temporadas en la capital alemana, donde ten?a un departamento. En el caso de Ul?tskaya, premio Formentor y una de las voces anta?o m?s escuchadas de la oposici?n a Putin, se vio obligada a pocos d?as de la ocupaci?n ucraniana a meter toda su vida en una maleta que acabo pesando siete kilos y ah? sigue a sus casi 80 a?os, sin saber si alguna vez podr? volver a Mosc? desde su nueva residencia en Berl?n.
Otra berlinesa involuntaria es*Mar?a Step?nova*(Mosc?, 1972), que recientemente public? ‘En memoria de la memoria’, un emotivo libro que también habla de exilios y trasterramientos. Step?nova, de origen jud?o, tom? la decisi?n de huir de Mosc? junto a su marido el ensayista*Gleb Morev, cuando la revista digital que dirig?a, ‘Colta’ -“una especie de New Yorker o de Jot Down”,*define Ferrer”, fue cerrada dos semanas después de iniciarse el conflicto. “Actualmente en Rusia cualquier actividad literaria o art?stica est? prohibida. No se puede llamar guerra a la guerra, sino operaci?n especial”, explicaba en su ?ltima visita a Barcelona.*Otro autor, calificado de leyenda viva por la premio Nobel bielorrusa y también exiliada*Svetlana Alexievich,*es*M?xim ?sipov,*a quien el hecho de haber vivido muy lejos de los c?rculos literarios por ser médico de profesi?n no le ha evitado la ira del dirigente ruso. Hoy vive a caballo entre Par?s y Berl?n.*
Huérfanos de lectores
Otros autores como la brillante escritora y guionista de ciencia-ficci?n*Anna Starobinets*(Mosc?, 1978) decidieron seguir otro de los destinos habituales del exilio, Tblisi en Georgia, donde también se encuentra*el poeta y novelista*Andréi Filimonov,*otro autor importante que todav?a no ha sido traducido ni al catal?n ni al castellano. M?s raro es el destino de la dibujante y activista gr?fica*Victoria Lomasko*(Mosc?, 1978), radical*autora de dos libros de culto como ‘Otras Rusias’ y ‘La ?ltima artista soviética’ y miembro de la comunidad LGTBI, que 20 d?as después de la invasi?n se supo en la diana del régimen por su importante actividad en las redes socialesy march? a Bruselas, donde hoy reside.
“Todos ellos –explica Ferrer- est?n viviendo en una gran precariedad. Buscando nuevas universidades que los contraten. Las universidades norteamericanas se han volcado con los autores ucranianos y eso est? muy bien, pero hay que tener en cuenta que los autores rusos disidentes han perdido su p?blico natural. Stepanova, por ejemplo, est? escribiendo una novela de tem?tica LGTBI que, sabe, no se va a publicar en Rusia porque la ley lo proh?be. Es una piedra m?s del drama de todos los exilios intelectuales”.*
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